El pronóstico de la enfermedad crónica por berilio ha variado de forma favorable en los últimos años; se ha sugerido que los retrasos más prolongados en la aparición de la enfermedad entre los trabajadores del berilio podrían reflejar una exposición menor o una carga corporal de berilio menor, que daría lugar a un curso clínico más leve. Existen pruebas clínicas de que el tratamiento esteroideo, administrado en el momento de aparición de una discapacidad mensurable y a dosis adecuadas durante períodos de tiempo suficientemente largos, ha mejorado el estado clínico de muchos pacientes, permitiendo a algunos de ellos reincorporarse a trabajos útiles. No existen pruebas claras de que los esteroides hayan curado la intoxicación crónica por berilio.
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