1. El uso de biomarcadores en la epidemiología del trabajo debe ir acompañado de una política clara en lo que se refiere al consentimiento del interesado. El trabajador puede tener distintas razones para negarse a cooperar. Una razón muy práctica es, por ejemplo, que la identificación de una alteración en un marcador dé la respuesta precoz, como el intercambio de cromátidas hermanas, implica la posibilidad de que dicho trabajador sea discriminado por las entidades aseguradoras y las empresas por su mayor propensión a la enfermedad. Una segunda razón hace referencia a la detección genética. Puesto que la distribución de los genotipos y fenotipos varía según el grupo étnico, las oportunidades profesionales para las minorías pueden verse perjudicadas por la detección genética. En tercer lugar, pueden existir dudas sobre la capacidad predictiva de las pruebas genéticas. El valor predictivo depende de la prevalencia de la enfermedad que la prueba intenta detectar, de manera que si la enfermedad es poco frecuente, el valor predictivo será pequeño y la utilidad de la prueba de detección será cuestio- nable. Hasta ahora, ninguna de las pruebas de detección genética se ha considerado aplicable en la práctica (Ashford y cols. 1990).
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