La función del epitelio de la epidermis es formar la superficie o capa córnea de la piel; su principal componente es la queratina, una proteína fibrosa. En ciertas áreas, el epitelio se desarrolla de forma especial para producir un tipo particular de estructura de la queratina, como sucede en el pelo y las uñas. El cuerpo de la uña está formado en parte por el epitelio de la matriz y en parte por el lecho ungueal. La uña crece de la misma forma que el pelo
y la capa córnea y se afecta por los mismos mecanismos patogénicos que intervienen en las enfermedades del pelo y de la epidermis. Algunos elementos como el arsénico y el mercurio se acumulan en la uña al igual que en el pelo.
En la Figura 12.2 se observa que la matriz ungueal es una invaginación del epitelio y está cubierta por el pliegue ungueal en su base. Una fina capa córnea denominada cutícula sirve para sellar el espacio periungueal y se extiende desde el pliegue ungueal hasta el lecho de la uña.
Las partes más vulnerables de la uña son el pliegue ungueal y el área situada bajo el extremo del cuerpo de la uña, aunque este último puede sufrir también traumatismos físicos o químicos directos. Las sustancias químicas o los agentes infecciosos pueden penetrar bajo el cuerpo de la uña por su margen libre. La humedad y los álcalis pueden destruir la cutícula y permitir la entrada de bacterias y de hongos, que causarán inflamación del tejido periungueal y producirán alteraciones secundarias del crecimiento ungueal.
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