Los detergentes sintéticos, disponibles en forma líquida y en polvo, emulsionan las grasas. Por tanto, eliminan generalmente el sebo de la piel, que es una sustancia protectora contra la sequedad. La emulsificación de la piel suele ser menos marcada con los jabones que con los detergentes sintéticos y es propor- cional a la concentración del detergente. Para contrarrestar este efecto suelen añadirse a los detergentes sustancias emolientes como la glicerina, la lanolina y la lecitina.
Las pastas y las cremas, conocidas también como “jabones para usar sin agua” son emulsiones de sustancias oleosas en agua. Su agente limpiador principal es un disolvente, en general un derivado del petróleo. Se dice que no “necesitan agua” porque pueden emplearse cuando no se dispone de agua corriente. Debido a su dureza, no se consideran como limpia- dores de elección. Recientemente se han comercializado
“jabones para usar sin agua” que contienen detergentes sinté- ticos menos irritantes para la piel que los disolventes. La American Association of Soap and Detergent Manufacturers recomienda lavarse con un jabón suave después de utilizar
“jabones para usar sin agua” que contengan un disolvente. Los trabajadores que utilizan estos jabones que no necesitan agua tres o cuatro veces al día deberán aplicarse una loción o una crema hidratante al final del día de trabajo para evitar la sequedad.
Las partículas abrasivas que suelen añadirse a los limpiadores antes descritos para aumentar su poder limpiador son irritantes. Estas pueden ser solubles (p. ej., bórax) o insolubles. Los abra- sivos insolubles pueden ser minerales (p. ej., piedra pómez), vege- tales (p. ej., cáscaras de nuez) o sintéticos (p. ej., poliestireno).
Los limpiadores antimicrobianos sólo deberían emplearse en los lugares de trabajo en los que existe un riesgo real de infec- ción, ya que algunos son alergenos potenciales y los trabajadores no deberían exponerse a ellos de forma innecesaria.
Por la influencia de ciertas sustancias o de lavados repetidos, las manos de los trabajadores tienen a secarse. El mantenimiento
a largo plazo de una buena higiene cutánea en estas condiciones requiere la humidificación diaria, con una frecuencia que depen- derá del individuo y del tipo de trabajo. En muchos casos, las lociones o cremas hidratantes, conocidas también como cremas para las manos, son adecuadas. En los casos de sequedad grave o
si las manos se sumergen durante períodos prolongados, las vase- linas hidrofílicas son más adecuadas. Las cremas denominadas protectoras o de barrera suelen ser cremas hidratantes, a veces contienen silicona, zinc u óxidos de titanio. Las cremas protec- toras específicas para el tipo de exposición son raras, salvo las que protegen frente a la radiación ultravioleta. Estas han mejo- rado de forma notable en los últimos años y ahora ofrecen una protección eficaz frente a los rayos UV-A y UV-B. Se recomienda un factor de protección mínimo del 15 (escala norteamericana). La crema Stokogard® parece ser eficaz contra la dermatitis de contacto causada por la hiedra venenosa. Las cremas de barrera
o protectoras nunca deben considerarse como el equivalente a un guante impermeable invisible (Sasseville 1995). Además, las cremas protectoras sólo son eficaces en la piel sana.
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