La creatinina es otra sustancia filtrada por el glomérulo pero que apenas se absorbe a través de los túbulos proximales. Si el glomérulo sufre daños, es incapaz de eliminar las toxinas producidas por el organismo, y se acumula la creatinina sérica. Dado que la creatinina sérica es un producto derivado del metabolismo muscular y depende de la masa muscular del individuo, es una medida poco sensible y específica de la función renal, pero se usa a menudo debido a su comodidad. Una prueba más sensible y específica consiste en cuantificar el filtrado midiendo el aclaramiento de creatinina (Cr); para calcular el aclaramiento urinario de la creatinina sérica se emplea la fórmula general CCr=UCr V/PCr, en donde UCrV es la cantidad de Cr excretada por unidad de tiempo y PCr es la concentración plasmática de la Cr. Sin embargo, el aclaramiento de la creatinina es más complejo, debido a las dificultades para obtener las muestras para la prueba, y no resulta práctico en el medio laboral. También son eficaces las pruebas de aclaramiento de isótopos basadas en el etiquetado radiactivo de compuestos, como el orto-yodohipurato, que también son eliminadas por el riñón, pero no resultan prácticas ni rentables en el entorno laboral. Para determinar la función diferencial de cada uno de los riñones puede utilizarse la gammagrafía renal diferencial o el cateterismo selectivo de ambos riñones mediante la introducción de una sonda por la vejiga y el uréter hasta el riñón. Sin embargo, tampoco es fácil utilizar estos métodos a gran escala en el entorno laboral. Dado que la función renal puede disminuir un 70-80 % antes de que se aprecie una elevación de la creatinina sérica, y como las demás pruebas que existen son poco prácticas o muy costosas, se necesitan marcadores biológicos no invasivos para detectar las exposiciones renales intermitentes, agudas y a dosis reducidas. En la sección sobre los marcadores biológicos se comentan diversos indicadores para detectar los daños renales producidos a dosis reducidas o los cambios derivados de la carcinogénesis.
Aunque las células de los túbulos proximales absorben un 80 % de los líquidos, el mecanismo de contracorriente y los conductos colectores distales ajustan las cantidades de líquidos absorbidos mediante la regulación de la ADH. La ADH es liberada por la hipófisis cerebral y responde a las presiones osmó- ticos y al volumen de líquidos hídricos. Algunos compuestos exógenos, como el litio, pueden dañar los conductos colectores distales y producir una diabetes insípida renal (eliminación de orina diluida). Este defecto puede deberse también a alteraciones genéticas hereditarias. Los xenobióticos afectan normalmente a los dos riñones, pero es difícil interpretar la situación cuando no se puede demostrar una exposición o cuando existe nefropatía previa. Por consiguiente, las exposiciones accidentales a dosis elevadas han servido de marcadores para identificar compuestos nefrotóxicos en muchos casos. La mayoría de las exposiciones profesionales se producen a dosis reducidas, y quedan enmascaradas por la capacidad de filtración de reserva y de reparación compensadora (hipertrofia) del riñón. Sigue siendo un problema la detección de las exposiciones a dosis reducidas que no son descubiertas por los métodos clínicos actuales.
Aunque las células de los túbulos proximales absorben un 80 % de los líquidos, el mecanismo de contracorriente y los conductos colectores distales ajustan las cantidades de líquidos absorbidos mediante la regulación de la ADH. La ADH es liberada por la hipófisis cerebral y responde a las presiones osmó- ticos y al volumen de líquidos hídricos. Algunos compuestos exógenos, como el litio, pueden dañar los conductos colectores distales y producir una diabetes insípida renal (eliminación de orina diluida). Este defecto puede deberse también a alteraciones genéticas hereditarias. Los xenobióticos afectan normalmente a los dos riñones, pero es difícil interpretar la situación cuando no se puede demostrar una exposición o cuando existe nefropatía previa. Por consiguiente, las exposiciones accidentales a dosis elevadas han servido de marcadores para identificar compuestos nefrotóxicos en muchos casos. La mayoría de las exposiciones profesionales se producen a dosis reducidas, y quedan enmascaradas por la capacidad de filtración de reserva y de reparación compensadora (hipertrofia) del riñón. Sigue siendo un problema la detección de las exposiciones a dosis reducidas que no son descubiertas por los métodos clínicos actuales.
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