jueves, 4 de octubre de 2007

Radiación ionizante, campos electromagnéticos, ondas de radio y microondas, ultra e infrasonidos (II)

Sin embargo, no se hallaron efectos, por ejemplo, sobre la tensión arterial. Los campos magnéticos que oscilan con el tiempo (campos magnéticos intermitentes) inducen campos eléctricos en remolino en los objetos biológicos que pueden, por ejemplo, excitar las células nerviosas y musculares del orga- nismo. Este efecto no aparece con los campos eléctricos o las corrientes inducidas inferiores a 1 mA/m2. Se han descrito efectos visuales (inducidos con magnetofosfeno) y nerviosos con dosis de 10 a 100 mA/m2. Si el nivel supera los 1 A/m2 aparecen extrasístoles y fibrilación en las cámaras cardíacas. Según los datos disponibles en la actualidad, la exposición a corto plazo de todo el organismo no supone ningún riesgo directo para la salud hasta 2 T (PNUMA/OMS/IRPA 1987). Sin embargo, el límite peligroso de aparición de efectos indi rectos (p. ej., por la acción de las fuerzas del campo magnético sobre materiales ferromagnéticos) es menor que el límite para los efectos directos. Por tanto, hay que adoptar medidas preventivas en las personas con implantes ferromagnéticos (marcapasos unipolares, clips aneurismáticos imantables, hemoclips, porciones de válvulas cardíacas artificiales, otros implantes eléc- tricos y, también, fragmentos de metales). El límite peligroso para los implantes ferromagnéticos empieza entre 50 y 100 mT. El riesgo radica en que el desplazamiento o los movimientos pivotales pueden causar lesiones o hemorragias y pueden alte- rarse las capacidades funcionales (p. ej., de las válvulas cardíacas, de marcapasos, etc.). En las instalaciones industriales y de centros de investigación sometidas a campos magnéticos intensos, algunos autores aconsejan realizar exploraciones médicas de control a las personas con enfermedades cardiovas- culares, incluida la hipertensión, en los puestos de trabajo en los que el campo magnético supera los 2 T (Bernhardt 1986; Bernhardt 1988). La exposición corporal total a 5 T supone un riesgo para la salud, sobre todo en las personas con enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión (Bernhardt 1988; PNUMA/OMS/IRPA 1987).
En los estudios sobre los diversos efectos de las ondas de radio y las microondas no se han observado efectos perniciosos para la salud. La posibilidad de efectos cardiovasculares por los ultrasonidos (intervalo de frecuencias entre 16 kHz y 1 GHz) o los infrasonidos (intervalo de frecuencias 20 kHz) se comentan en las publicaciones, pero la evidencia empírica es muy débil (Kristensen 1994).

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