lunes, 7 de julio de 2008

Disolventes orgánicos


Disolventes orgánicos es una denominación común para un gran grupo de más de 200 compuestos químicos lipófilos capaces de disolver grasas, aceites, ceras, resinas, goma, asfalto, filamentos de celulosa y materiales plásticos. Suelen ser líquidos a temperatura ambiente, con puntos de ebullición por debajo de 200 a 250C, y se evaporan con facilidad. Se absorben principalmente a través de los pulmones, aunque algunos pueden atravesar también la piel. Debido a su carácter lipófilo, se distribuyen en órganos ricos en grasas. Por ello, se encuentran concentraciones elevadas en la grasa corporal, la médula ósea, el hígado y el cerebro, que pueden actuar también como reservorios. El coeficiente de distribución octanol/agua puede indicar si cabe esperar concentraciones altas en el cerebro. Todavía no se conoce el mecanismo de la toxicidad, pero se han apuntado varias posibilidades: bloqueo de importantes enzimas en la degradación metabólica de la glucosa y, por tanto, reducción de la energía disponible para el funcionamiento neuronal; reducción de la formación de energía en las mitocondrias; alteraciones de las membranas neuronales que causan deterioro de la función de los canales iónicos; retardo del flujo axonal. El cloruro de metileno se metaboliza a CO, que bloquea el transporte de oxígeno en la sangre. Grandes grupos de trabajadores en una amplia variedad de profesiones sufren exposi- ciones a diario, o al menos frecuentemente (véase Tabla 7.6). En algunos países, el consumo de disolventes orgánicos ha descendido en algunas profesiones debido a las mejoras higiénicas y su sustitu- ción (p. ej., pintores de brocha gorda, trabajadores de industrias gráficas, trabajadores del metal), mientras que en otras profesiones el patrón de la exposición ha cambiado, pero la cantidad total de disolventes orgánicos no se ha modificado. Por ejemplo, el tricloroetileno ha sido sustituido por el 1,1,1-tricloroetano y el freón. Así pues, los disolventes siguen siendo un problema de higiene importante en muchos lugares de trabajo. Las personas corren un riesgo especial cuando sufren las exposiciones en habitaciones pequeñas con escasa ventilación y con elevadas temperaturas, lo que aumenta la evaporación. El trabajo físico aumenta la absorción pulmonar de disolventes. En varios países (sobre todo en los nórdicos) se han concedido indemnizaciones a trabajadores que han desarrollado encefalopatía tóxica crónica después de exposiciones prolongadas de bajo nivel a disolventes.

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