En general, la FSH y la LH se consideran necesarias para la espermatogénesis. Presumiblemente, el efecto de la LH es secun- dario a la inducción de concentraciones intratesticulares de testosterona elevadas. Por tanto, la FSH de la hipófisis y la testosterona de las células de Leydig actúan sobre las células de Sertoli dentro del epitelio del túbulo seminífero para iniciar la espermatogénesis. La producción de espermatozoides persiste, aunque está reducida desde el punto de vista cuantitativo, después de eliminar la LH (y presumiblemente las elevadas concentraciones intratesticulares de testosterona) o la FSH. La FSH es necesaria para iniciar la espermatogénesis en la pubertad y, en menor grado, para reiniciar una espermatogénesis que se haya detenido (Matsumoto 1989; Sharpe 1989).
El sinergismo hormonal que sirve para mantener la espermatogénesis puede implicar el reclutamiento, a través de la FSH, de las espermatogonias diferenciadas para iniciar la meiosis, mien- tras que la testosterona puede controlar fases posteriores especí- ficas de la espermatogénesis. La FSH y la testosterona pueden actuar también sobre la célula de Sertoli estimulando la produc- ción de uno o más factores paracrinos que pueden afectar al número de células de Leydig y a la producción de testosterona de estas células (Sharpe 1989). La FSH y la testosterona esti- mulan la síntesis de proteínas por las células de Sertoli, como la síntesis de la proteína fijadora de andrógenos (PFA), mientras que la FSH estimula por sí misma la síntesis de aromatasa y de inhibina. La PFA se segrega fundamentalmente en el líquido del túbulo seminífero y se transporta a la región proximal de la cabeza del epidídimo, actuando posiblemente como transportador local de andrógenos (Bardin 1986). La aromatasa cataliza la transformación de la testosterona en estradiol en las células de Sertoli y en otros tejidos periféricos.
La inhibina es una glucoproteína que consta de dos subunidades diferentes, denominadas a y b, unidas entre sí por puentes disulfuro. Aunque la inhibina inhibe preferentemente la liberación de FSH, también puede reducir la liberación de LH en presencia de estimulación con GnRH (Kotsugi y cols. 1988). La FSH y la LH estimulan la liberación de inhibina aproximadamente con la misma potencia (McLachlan y cols. 1988). Es interesante señalar que la inhibina se segrega a la sangre de la vena espermática en forma de pulsos que son sincrónicos con los de testosterona (Winters 1990). Probablemente esto no refleje acciones directas de la LH o de la testosterona sobre la actividad de las células de Sertoli, sino los efectos de otros productos de las células de Leydig segregados a los espacios intersticiales o a la circulación.
El sinergismo hormonal que sirve para mantener la espermatogénesis puede implicar el reclutamiento, a través de la FSH, de las espermatogonias diferenciadas para iniciar la meiosis, mien- tras que la testosterona puede controlar fases posteriores especí- ficas de la espermatogénesis. La FSH y la testosterona pueden actuar también sobre la célula de Sertoli estimulando la produc- ción de uno o más factores paracrinos que pueden afectar al número de células de Leydig y a la producción de testosterona de estas células (Sharpe 1989). La FSH y la testosterona esti- mulan la síntesis de proteínas por las células de Sertoli, como la síntesis de la proteína fijadora de andrógenos (PFA), mientras que la FSH estimula por sí misma la síntesis de aromatasa y de inhibina. La PFA se segrega fundamentalmente en el líquido del túbulo seminífero y se transporta a la región proximal de la cabeza del epidídimo, actuando posiblemente como transportador local de andrógenos (Bardin 1986). La aromatasa cataliza la transformación de la testosterona en estradiol en las células de Sertoli y en otros tejidos periféricos.
La inhibina es una glucoproteína que consta de dos subunidades diferentes, denominadas a y b, unidas entre sí por puentes disulfuro. Aunque la inhibina inhibe preferentemente la liberación de FSH, también puede reducir la liberación de LH en presencia de estimulación con GnRH (Kotsugi y cols. 1988). La FSH y la LH estimulan la liberación de inhibina aproximadamente con la misma potencia (McLachlan y cols. 1988). Es interesante señalar que la inhibina se segrega a la sangre de la vena espermática en forma de pulsos que son sincrónicos con los de testosterona (Winters 1990). Probablemente esto no refleje acciones directas de la LH o de la testosterona sobre la actividad de las células de Sertoli, sino los efectos de otros productos de las células de Leydig segregados a los espacios intersticiales o a la circulación.
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