Un volumen considerable de datos epidemiológicos confirma la relación causal del cáncer de vejiga con la exposición profesional, pero es difícil calcular la contribución exacta de las exposiciones en el lugar de trabajo a la insuficiencia y las neoplasias renales. En un estudio reciente se calculaba que hasta un 10 % de las nefropatías terminales podían atribuirse a las exposiciones profe- sionales, pero no es fácil confirmar estos datos debido a los cambios en los riesgos ambientales y químicos, a las variaciones en los criterios de diagnóstico y al período de latencia frecuentemente prolongado entre la exposición y la aparición de enfermedad. Se calcula que puede perderse la función de dos tercios de las nefronas de ambos riñones antes de que sea clínicamente evidente la lesión renal. Sin embargo, cada vez existen más pruebas de que lo que antes se pensaba que eran causas socioeconómicas o étnicas de nefrotoxicidad pueden ser en realidad causas ambientales, lo que respalda el protagonismo de las sustancias tóxicas en el desarrollo de la patología.
La nefrotoxicidad puede tener una relación directa con los xenobióticos, o los xenobióticos pueden experimentar activacióno inactivación en uno o varios pasos en el riñón o el hígado. La activación de los xenobióticos está regulada por un complejo grupo de enzimas identificados como de fase I, de fase II y auxiliares. Una de las enzimas de fase I es el sistema oxidativo P-450, que actúa por mecanismos de reducción o hidrólisis. Las enzimas de fase II catalizan la conjugación, mientras que las auxiliares regulan el metabolismo de fármacos (la Tabla 8.1 recoge estas enzimas). Mediante diversos modelos animales se han podido estudiar los mecanismos metabólicos, y los estudios de cortes renales y de microdisección de las nefronas renales en cultivos tisulares han permitido mejorar el conocimiento de los mecanismos patológicos. Sin embargo, son notables las variables individuales y entre especie y, aunque los mecanismos pueden ser parecidos, conviene ser muy cautos al extrapolar los resultados a los seres humanos en un entorno laboral. Lo más importante ahora es determinar qué xenobióticos son nefrotóxicos y/o cancerígenos, y sobre qué tejidos actúan, y desarrollar métodos para identificar con mayor exactitud su toxicidad subclínica sobre el sistema nefrourinario.
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