Los programas de promoción de la salud implican ciertos costes para las organizaciones. Estos costes corresponden a los gastos financieros de administración y gestión y de servicios y materiales, al tiempo restado a la jornada de trabajo y a la distracción de los trabajadores participantes. Como ya se ha indicado, cada vez hay más pruebas de que estos costes quedan compensados con creces por la reducción de gastos de personal y el aumento de la productividad. Asimismo, existen beneficios menos tangi- bles, consistentes en la mejora de la imagen pública y la reputación de la organización como un buen lugar para trabajar, con lo cual mejoran los procesos de contratación.
En la mayoría de los casos, la organización cubre el coste total del programa. En ocasiones, sobre todo si la actividad se lleva a cabo en instalaciones ajenas a la empresa, se exige a los participantes que asuman parte de los gastos, aunque en algunas orga- nizaciones se reembolsa la proporción abonada por el trabajador al culminar con éxito el programa o el curso en cuestión.
Muchos programas de seguros de enfermedad colectivos incluyen servicios preventivos como vacunación, reconoci- mientos médicos, pruebas e intervenciones de detección, prestados por profesionales de la salud. Con todo, este tipo de cobertura de seguro de enfermedad plantea problemas: puede aumentar el coste del seguro, y los costes ordinarios de los pagos principales y accesorios, habitualmente deducibles, pueden difi- cultar su utilización por parte de los trabajadores de escasa remuneración. Teniendo estos factores en cuenta, puede que a las empresas les resulte menos gravoso realizar estos pagos direc- tamente, ahorrándose los gastos administrativos generados por la gestión de indemnizaciones y reembolsos.
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