Los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo se plantean, a menudo explícitamente, como una expresión del interés de la empresa en la salud y el bienestar de la plantilla. Se contradice ese mensaje cuando la empresa no atiende las quejas de los trabajadores respecto a las condiciones de trabajo ni hace nada por mejorarlas. No es probable que los trabajadores acepten
o decidan participar en programas ofrecidos en tales circunstancias o en situaciones de conflicto laboral.
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