Una cuestión digna de consideración es la educación para utilizar el sistema de prestación de asistencia sanitaria que debe formar parte de los programas con vistas a la satisfacción de futuras demandas de servicios de salud. Esta formación comprende desde la autoasistencia (saber qué hacer cuando aparecen los síntomas y cuándo se requieren servicios profesionales) hasta la selección de un hospital o de un profesional de la salud cualifi- cado. Asimismo, incluye la mejora de la capacidad de distinguir la asistencia sanitaria adecuada de la deficiente y el conocimiento de los derechos de los pacientes.
Para que los trabajadores ahorren tiempo y dinero, algunos servicios médicos de empresa ofrecen prestaciones sanitarias internas de alcance variable (con frecuencia incluyen pruebas radiológicas, de laboratorio y otros procedimientos de diagnós- tico) y comunican los resultados a sus médicos personales. Otros elaboran una relación de médicos, odontólogos y demás profe- sionales de la salud cualificados a la que los trabajadores y, en ocasiones, las personas a su cargo pueden remitirse. Los permisos constituyen un beneficio adicional importante cuando no se dispone de servicios profesionales de salud fuera de la jornada de trabajo.
En Estados Unidos, incluso en los casos en que se aplica un programa de seguro de enfermedad colectivo adecuado, los trabajadores de escasa remuneración y sus familias pueden considerar la parte de los gastos cubiertos correspondiente a la franquicia y el coaseguro como barreras para recibir los servicios sanitarios recomendados en circunstancias prácticamente extremas. Algunas empresas están contribuyendo a superar tales barreras eximiendo a estos trabajadores de la obligación de realizar tales pagos o celebrando acuerdos especiales sobre cuotas con los prestadores de asistencia sanitaria.
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