Obviamente, no es posible desarrollar estrategias de prevención primaria con los conocimientos actuales sobre la patogenia de la enfermedad o de sus factores de riesgo para el huésped predisponentes. Por otra parte, probablemente se reducirá la incidencia de la SQM limitando en el entorno laboral las oportunidades de exposiciones agudas incontroladas que precipitan la SQM en algunos afectados, como las derivadas de irritantes respiratorios, disolventes y pesticidas. También pueden ser de gran ayuda las medidas proactivas dirigidas a mejorar la calidad del aire en las oficinas mal ventiladas.
Parece que la prevención secundaria puede ofrecer mejores posibilidades de control, aunque no se han estudiado medidas específicas. Dado que los factores psicológicos pueden influir en las víctimas de las sobreexposiciones profesionales, conviene tratar cuidadosa y precozmente a las personas expuestas, aunque desde el punto de vista de la exposición sufrida el pronóstico sea favorable. Se debe valorar la manera en que reaccionarán los pacientes atendidos en los servicios de urgencias o su clínica inmediatamente después de haberse visto sometidos a una exposición aguda, y probablemente haya que seguirlos muy de cerca para asegurarse de que no sufren recidivas evitables, ya que este tipo de exposición puede ser un importante factor de riesgo de SQM, con independencia del mecanismo causal.
FINAL DE CONDICIONES DEL ENTORNO
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