Todavía no se ha estudiado la SQM lo suficiente para definir su evolución o pronóstico. Informes sobre cantidades importantes de pacientes nos han proporcionado algunas pistas. En primer lugar, parece que la enfermedad tiene un patrón general de progresión precoz según se va desarrollando el proceso de generalización, que va seguido de períodos menos predecibles de mejorías y exacerbaciones por incrementos. Aunque el paciente puede pensar que estos ciclos se deben a factores ambientales o al tratamiento, no existen pruebas científicas que confirmen esas relaciones.
Se deducen dos conclusiones importantes. En primer lugar, son pocas las pruebas indicativas de que la SQM sea una enfermedad progresiva. Los pacientes no se deterioran de un año a otro de una forma que pueda cuantificarse físicamente, ni sufren complicaciones como infecciones o insuficiencias orgánicas en ausencia de una enfermedad intercurrente. No hay pruebas de que la SQM sea potencialmente letal, a pesar de las percepciones de los pacientes. Aunque esta base puede servir para establecer un pronóstico esperanzador y para tranquilizar a los pacientes, también se deduce claramente de las descripciones clínicas que las remisiones completas son poco frecuentes.
Aunque se produce una mejoría significativa, se basa general- mente en una mejoría funcional y en una sensación de bienestar del paciente. Suele persistir la tendencia subyacente a reaccionar a las exposiciones químicas, aunque puede que los síntomas sean lo bastante llevaderos para permitir a la persona afectada reanudar una vida normal.
Se deducen dos conclusiones importantes. En primer lugar, son pocas las pruebas indicativas de que la SQM sea una enfermedad progresiva. Los pacientes no se deterioran de un año a otro de una forma que pueda cuantificarse físicamente, ni sufren complicaciones como infecciones o insuficiencias orgánicas en ausencia de una enfermedad intercurrente. No hay pruebas de que la SQM sea potencialmente letal, a pesar de las percepciones de los pacientes. Aunque esta base puede servir para establecer un pronóstico esperanzador y para tranquilizar a los pacientes, también se deduce claramente de las descripciones clínicas que las remisiones completas son poco frecuentes.
Aunque se produce una mejoría significativa, se basa general- mente en una mejoría funcional y en una sensación de bienestar del paciente. Suele persistir la tendencia subyacente a reaccionar a las exposiciones químicas, aunque puede que los síntomas sean lo bastante llevaderos para permitir a la persona afectada reanudar una vida normal.
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