Durante este siglo se han establecido registros del cáncer en varios lugares de todo el mundo. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) (1992) ha recopilado datos sobre la incidencia del cáncer en diferentes partes del mundo, en una serie de publicaciones tituladas, “Incidencia del cáncer en cinco continentes”. En el volumen 6 de esta publicación se ofrece una lista de 131 registros de cáncer de 48 países.
Dos características principales determinan la posible utilidad de un registro del cáncer: una buena definición de la zona de captación (con definición de la región geográfica abarcada) y la calidad y cantidad de la información del registro. Muchos de los registros creados inicialmente no cubren un área geográfica delimitada, sino que se limitan a la zona de influencia de un hospital.
En la prevención del cáncer de origen profesional se pueden hacer varios usos de los registros del cáncer. Un registro completo, de alcance nacional y alta calidad informativa puede ofrecer excelentes oportunidades para controlar la frecuencia del cáncer en la población. Para ello se requiere el acceso a los datos de la población, a fin de calcular las frecuencias de cáncer normalizadas por edades. Algunos registros contienen también datos sobre la profesión, lo que permite controlar el riesgo de cáncer en cada una de éstas.
Los registros pueden servir también como fuente de identificación de casos para estudios epidemiológicos tanto de cohortes como de casos-controles. En el estudio de cohortes, se comparan los datos de identificación personal de la cohorte con los del registro para obtener información sobre el tipo de cáncer (es decir, como en los estudios de comparación de registros). Para ello se requiere un sistema de identificación fiable, como el representado por los números de identificación personal en los países nórdicos, y que las leyes sobre confidencialidad no impidan utilizar el registro para ese fin. Para los estudios de casos-controles puede utilizarse el registro como fuente de casos, aunque se plantean algunos problemas prácticos. En primer lugar, por razones metodológicas, los registros del cáncer no pueden estar totalmente actualizados en lo referente a los casos recién diagnosticados. El sistema de notificación, y los necesarios controles y correcciones de la información obtenida, provocan un retraso de algunos años. En los estudios concurrentes o prospectivos de casos-controles, en los que es deseable ponerse en contacto con los propios individuos poco después del diagnóstico de cáncer, suele ser preciso establecer una forma alternativa de identificación de casos, por ejemplo por medio de los registros de los hospitales. En segundo lugar, en algunos países las leyes sobre protección de la intimidad prohíben la identificación de los sujetos del estudio con los que se va a establecer contacto personal.
Los registros suponen también una fuente excelente para el cálculo de tasas de cáncer antiguas que vayan a utilizarse para la comparación de la frecuencia de cáncer en estudios de cohorte de ciertas profesiones o industrias.
En el estudio del cáncer, los registros del cáncer tienen varias ventajas sobre los registros de mortalidad habituales. Con frecuencia, la precisión del diagnóstico del cáncer es mejor en aquéllos que en éstos, que habitualmente se basan en los datos de los certificados de defunción. Otra ventaja es que los registros del cáncer a menudo contienen información sobre tipos histológicos de tumores, y permiten además el estudio de personas vivas con cáncer, sin limitarse a los fallecidos. Por encima de todo, los registros incluyen datos sobre la morbilidad del cáncer, lo que permite el estudio de los cánceres que no provocan la muerte con rapidez y/o que no son mortales.
Dos características principales determinan la posible utilidad de un registro del cáncer: una buena definición de la zona de captación (con definición de la región geográfica abarcada) y la calidad y cantidad de la información del registro. Muchos de los registros creados inicialmente no cubren un área geográfica delimitada, sino que se limitan a la zona de influencia de un hospital.
En la prevención del cáncer de origen profesional se pueden hacer varios usos de los registros del cáncer. Un registro completo, de alcance nacional y alta calidad informativa puede ofrecer excelentes oportunidades para controlar la frecuencia del cáncer en la población. Para ello se requiere el acceso a los datos de la población, a fin de calcular las frecuencias de cáncer normalizadas por edades. Algunos registros contienen también datos sobre la profesión, lo que permite controlar el riesgo de cáncer en cada una de éstas.
Los registros pueden servir también como fuente de identificación de casos para estudios epidemiológicos tanto de cohortes como de casos-controles. En el estudio de cohortes, se comparan los datos de identificación personal de la cohorte con los del registro para obtener información sobre el tipo de cáncer (es decir, como en los estudios de comparación de registros). Para ello se requiere un sistema de identificación fiable, como el representado por los números de identificación personal en los países nórdicos, y que las leyes sobre confidencialidad no impidan utilizar el registro para ese fin. Para los estudios de casos-controles puede utilizarse el registro como fuente de casos, aunque se plantean algunos problemas prácticos. En primer lugar, por razones metodológicas, los registros del cáncer no pueden estar totalmente actualizados en lo referente a los casos recién diagnosticados. El sistema de notificación, y los necesarios controles y correcciones de la información obtenida, provocan un retraso de algunos años. En los estudios concurrentes o prospectivos de casos-controles, en los que es deseable ponerse en contacto con los propios individuos poco después del diagnóstico de cáncer, suele ser preciso establecer una forma alternativa de identificación de casos, por ejemplo por medio de los registros de los hospitales. En segundo lugar, en algunos países las leyes sobre protección de la intimidad prohíben la identificación de los sujetos del estudio con los que se va a establecer contacto personal.
Los registros suponen también una fuente excelente para el cálculo de tasas de cáncer antiguas que vayan a utilizarse para la comparación de la frecuencia de cáncer en estudios de cohorte de ciertas profesiones o industrias.
En el estudio del cáncer, los registros del cáncer tienen varias ventajas sobre los registros de mortalidad habituales. Con frecuencia, la precisión del diagnóstico del cáncer es mejor en aquéllos que en éstos, que habitualmente se basan en los datos de los certificados de defunción. Otra ventaja es que los registros del cáncer a menudo contienen información sobre tipos histológicos de tumores, y permiten además el estudio de personas vivas con cáncer, sin limitarse a los fallecidos. Por encima de todo, los registros incluyen datos sobre la morbilidad del cáncer, lo que permite el estudio de los cánceres que no provocan la muerte con rapidez y/o que no son mortales.
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