sábado, 10 de marzo de 2007

PREVENCION DEL CANCER PROFESIONAL


Per Gustavsson
Las exposiciones profesionales sólo explican un pequeño porcentaje del número total de cánceres en el conjunto de la población. Se ha calculado que el 4 % de los cánceres puede atribuirse a exposiciones profesionales, tomando como base datos procedentes de Estados Unidos, con un margen de duda del 2 al 8 %.
Esto significa que incluso la prevención total de los cánceres profesionales sólo conseguiría una disminución marginal de las tasas nacionales de cáncer.
Existen, sin embargo, varias razones para no cejar en los esfuerzos por evitar los cánceres de origen profesional. En primer lugar, el cálculo del 4 % es una cifra media para toda la población, incluidas las personas no expuestas. Entre las personas realmente expuestas a los cancerígenos industriales, la proporción de tumores profesionales es mucho mayor. En segundo lugar, las exposiciones profesionales son peligros evitables a los que los individuos se exponen de forma no voluntaria.
Nadie tiene por qué aceptar un mayor riesgo de cáncer en el trabajo, especialmente si la causa es conocida. En tercer lugar, los cánceres profesionales pueden evitarse mediante la adopción de las disposiciones pertinentes, al contrario que los cánceres asociados a factores del estilo de vida.
La prevención de los cánceres de origen profesional comprende al menos dos fases: primero, la identificación de un compuesto o de un entorno profesional concretos como cancerígenos, y segundo, la imposición de un control reglamentario adecuado. Los principios y la práctica del mencionado control de riesgos de cáncer conocidos o sospechados en el medio ambiente de trabajo presentan considerables diferencias, no sólo entre diferentes partes de los países desarrollados y en vías de desarrollo, sino también entre países con un desarrollo socioeconómico similar.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), con sede en Lyón, Francia, recopila y evalúa de forma sistemática datos epidemiológicos y experimentales sobre cancerígenos sospechados o conocidos. Las evaluaciones se presentan en una serie de monografías, que ofrecen una base para tomar decisiones sobre las disposiciones nacionales que deben adoptarse respecto a la producción y utilización de compuestos cancerígenos (véase el artículo anterior sobre cancerígenos profesionales).

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