El consumo excesivo de alcohol, sobre todo de bebidas de alta graduación, se ha asociado a un riesgo elevado de hipertensión, ictus y miocardiopatía, mientras que el consumo moderado de alcohol, sobre todo de vino, reduce el riesgo de CC (OMS 1994a). Este hecho se ha asociado a la menor mortalidad por CC en las capas sociales altas de los países industrializados, que generalmente prefieren el vino a los licores “fuertes”.
Conviene señalar también que, aunque la ingesta de alcohol sea similar a la de los bebedores de vino, los bebedores de cerveza tienden al sobrepeso, lo que, como ya se ha comentado, puede aumentar el riesgo cardiovascular.
Conviene señalar también que, aunque la ingesta de alcohol sea similar a la de los bebedores de vino, los bebedores de cerveza tienden al sobrepeso, lo que, como ya se ha comentado, puede aumentar el riesgo cardiovascular.
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