lunes, 7 de diciembre de 2009

¿Da resultados la promoción de la salud?

No cabe duda de la eficacia de las vacunaciones en la prevención de las enfermedades infecciosas o del valor de los buenos programas de salud y seguridad en el trabajo para la reducción de la frecuencia y gravedad de las enfermedades y lesiones relacionadas con el trabajo. Hay un acuerdo general en que la detección precoz y el tratamiento adecuado de las enfermedades reducen la mortalidad y la frecuencia y alcance de la incapacidad residual asociada. Cada vez se dispone de más pruebas de que la eliminación o el control de los factores de riesgo evitan o, al menos, retrasan considerablemente la aparición de enfermedades que amenazan la vida, como los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades coronarias y el cáncer. Pocos dudan de que el mantenimiento de una forma de vida sana y la adopción de una postura adecuada respecto a las cargas psicosociales mejoran el bienestar y la capacidad funcional necesaria para alcanzar el objetivo de bienestar, definido por la Organización Mundial de la Salud como un estado que va más allá de la simple ausencia de enfermedad. Con todo, hay personas que siguen siendo escép- ticas, incluidos, al menos a juzgar por sus acciones, algunos médicos.
Es posible que el nivel de escepticismo sea mayor respecto al valor de los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo. Esta actitud refleja en gran parte la falta de estudios adecuadamente diseñados y controlados, el efecto desconcer- tante de episodios tales como el descenso de la incidencia de mortalidad por cardiopatías y accidente cerebrovascular y, lo que es más importante, el período de tiempo requerido para que la mayoría de las medidas preventivas hagan efecto. No obstante, en el informe de Health Project, Freis y cols. (1993) resumen la bibliografía cada vez más abundante que confirma la eficacia de los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo en la reducción de los costes de la asistencia sanitaria. En su revisión inicial de más de 200 programas aplicados en el lugar de trabajo, Health Project, un grupo voluntario formado por directivos de empresas, gestores de seguros de enfermedad, investigadores de la formulación de políticas y miembros de organismos gubernamentales que defienden el papel de la promoción de la salud en la reducción de la demanda de servi- cios sanitarios, identificó ocho programas para los que existía una documentación convincente sobre ahorro de costes de asis- tencia sanitaria.
Pelletier (1991) reunió 24 estudios sobre programas globales aplicados en el lugar de trabajo aparecidos entre 1980 y 1990 en publicaciones especializadas en análisis comparativos.
(Los informes sobre programas específicos, como el de explora- ción selectiva de la hipertensión o el de abandono del tabaco, aun cuando se demostró su eficacia, no se incluyeron en él.) Pelletier definió el programa global como el que “constituye un plan continuo e integrado de promoción de la salud y preven- ción de la enfermedad que une los componentes individuales
(abandono del tabaco, gestión del estrés, reducción del riesgo coronario, etc.) en un proyecto progresivo coherente con los objetivos empresariales que prevé su propia evaluación.”


Los 24 programas resumidos en este trabajo dieron lugar a la mejora de las prácticas de salud de los trabajadores, la reducción del absentismo y de la incapacidad y el aumento de la producti- vidad, mientras que todos los estudios en que se analizó la reper- cusión en los costes de la asistencia sanitaria y la incapacidad, los cambios de la eficacia en función del coste y la relación coste-beneficio revelaron un efecto positivo.
Dos años más tarde, Pelletier analizó otros 24 estudios publicados entre 1991 y principios de 1993 y llegó a la conclusión de que en 23 de ellos se obtuvieron ventajas para la salud y, de nuevo, que todos los estudios en que se analizaban la eficacia en función del coste y la relación coste-beneficio ponían de mani- fiesto un rendimiento positivo (Pelletier 1993). Señaló factores comunes a los programas eficaces, como la fijación de objetivos específicos, la facilidad de acceso al programa y a los servicios, el establecimiento de incentivos a la participación, el respeto y la confidencialidad, el apoyo de la alta dirección y la cultura empresarial que fomenta las iniciativas relacionadas con la promoción de la salud (Pelletier 1991).
Aunque es conveniente disponer de pruebas que confirmen la eficacia y el valor de los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo, son pocas las ocasiones en que se han exigido éstas para adoptar la decisión de emprender un programa. La mayoría de los programas se han basado en la convicción de que la prevención da resultados. En algunos casos, se ha estimulado la adopción de un programa debido al interés demostrado por los trabajadores y, en otros, por la muerte inesperada de un alto directivo o un trabajador destacado provocada por el cáncer o por una cardiopatía, más con la esperanza que con la certeza de que un programa preventivo evitaría “un segundo golpe”.

domingo, 6 de diciembre de 2009

¿Por qué el lugar de trabajo?

Entre las razones que justifican el patrocinio, por parte de las empresas, de los programas de promoción de la salud figuran la prevención de la pérdida de productividad de los trabajadores debido a enfermedades e incapacidades evitables y al absentismo asociado, la mejora del bienestar y el estado de ánimo de las plantillas y el control de los costes de los seguros de enfermedad pagados por las empresas mediante la reducción del alcance de los servicios de asistencia sanitaria requeridos. Consideraciones semejantes han estimulado el interés de los sindicatos por el patrocinio de programas, sobre todo en los casos en que sus afiliados se encuentran repartidos entre muchas organizaciones demasiado pequeñas para llevar a cabo programas eficaces propios.
El lugar de trabajo presenta ventajas incomparables como escenario para la educación sanitaria y la promoción de la salud. Como lugar en que los trabajadores se congregan y pasan la mayor parte de sus horas de vigilia, constituye una localización adecuada para acceder a las plantillas. Además de la afinidad, el compañerismo y la coincidencia de intereses facilitan el ejercicio de presiones homogéneas que estimulen la participación y la permanencia en las actividades de promoción de la salud. La relativa estabilidad de las plantillas (la mayoría de los trabaja- dores se mantiene en la misma organización durante largos períodos) hace posible la continuidad de comportamientos sanos necesaria para que éstos resulten beneficiosos.
El lugar de trabajo brinda oportunidades únicas para fomentar la mejora de la salud y el bienestar de los trabajadores
a través de las medidas siguientes:

• integración de los programas de protección y promoción de la salud en las iniciativas de las organizaciones encaminadas a controlar las enfermedades y accidentes profesionales;


• modificación de la estructura de los puestos de trabajo y de su entorno, de forma que sean menos peligrosos y estresantes;
• adopción de programas financiados por las empresas o los sindicatos y diseñados para que los trabajadores puedan afrontar con mayor eficacia las cargas personales o familiares que perjudiquen su bienestar o su actuación en el trabajo
(p. ej., modificación de horarios de trabajo y dotación de pres- taciones de asistencia financiera y adopción de programas que aborden el abuso de alcohol y drogas, los embarazos, la atención a la infancia, a los ancianos y a los discapacitados, las dificultades conyugales y la planificación de la jubilación).

sábado, 5 de diciembre de 2009

PROTECCION Y PROMOCION DE LA SALUD: VISION GENERAL

Se ha dicho a menudo que la plantilla constituye el elemento esencial del aparato productivo de la organización. Incluso en las fábricas caracterizadas por un alto grado de automatización y un reducido número de trabajadores, el empeoramiento de la salud y el bienestar da lugar tarde o temprano a una pérdida de productividad y, en ocasiones, a situaciones desastrosas.
En virtud de disposiciones legales y administrativas, se ha hecho responsables a las empresas del mantenimiento de la seguridad del entorno de trabajo y de las prácticas laborales, así como del tratamiento, rehabilitación e indemnización de los trabajadores que padecen lesiones y enfermedades profesionales. No obstante, en los últimos decenios las empresas han comenzado a reconocer que las incapacidades y las faltas de asistencia resultan caras incluso cuando se originan fuera del lugar de trabajo. En consecuencia, han empezado a adoptar un número cada vez mayor de programas de protección y promoción de la salud con un carácter más global, destinados no sólo a los traba- jadores, sino también a sus familias. En la sesión inaugural de una reunión de la Comisión de Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Promoción de la Salud en el Lugar de Trabajo celebrada en 1987, el Dr. Lu Rushan, director general adjunto de la OMS, reiteró que este organismo consideraba la promoción de la salud de los trabajadores como elemento esencial de los servicios de salud en el trabajo
(OMS 1988).

viernes, 4 de diciembre de 2009

Tamaño y organización de la empresa

Toda empresa, independientemente de su tamaño, debe disponer de primeros auxilios, ya que la frecuencia de accidentes es en muchos casos inversamente proporcional al tamaño de la empresa.
En las grandes empresas, la planificación y la organización de los primeros auxilios puede ser más sistemática. Esto se debe a que cada taller tiene funciones diferentes y a que la plantilla está distribuida de un modo más específico que en las empresas más pequeñas. En consecuencia, el equipo, el material y las instala- ciones para primeros auxilios, así como el personal de primeros auxilios y su formación, pueden organizarse normalmente de un modo más preciso, como respuesta a los posibles riesgos, en una empresa grande que en otra de tamaño menor. No obstante, los primeros auxilios también pueden organizarse con eficacia también en las pequeñas empresas.
Los distintos países utilizan diferentes criterios para planificar los primeros auxilios en función del tamaño y otras características de la empresa. No puede establecerse ninguna regla general. En el Reino Unido, las empresas con menos de
150 trabajadores y riesgo bajo o aquellas con menos de 50 trabajadores y riesgo alto se consideran pequeñas, y se aplican a la planificación de los primeros auxilios criterios diferentes a los de las empresas en las que el número de trabajadores presentes en el trabajo supera estos límites. En Alemania el enfoque es diferente: cuando hay menos de 20 trabajadores en el lugar de trabajo se aplica un conjunto de criterios, que será distinto si el número de trabajadores es superior a 20. En Bélgica se aplica un conjunto de criterios a las empresas industriales con 20 trabajadores o menos, otro diferente a aquellas con un número comprendido entre 20 y 500 y un tercero a aquellas con 1.000 trabajadores o más.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Peligros potenciales

Incluso en las empresas que parecen limpias y seguras pueden producirse muchos tipos de lesiones. Las lesiones graves pueden ser la consecuencia de caídas, golpes contra objetos o contacto con bordes afilados o vehículos en movimiento. Los requisitos específicos en materia de primeros auxilios serán diferentes en función de que se produzcan o existan:
• caídas;
• cortes importantes, extremidades seccionadas;
• lesiones por aplastamiento;
• riesgo alto de extensión de incendios y explosiones;
• intoxicación por sustancias químicas en el trabajo;
• otras exposiciones a sustancias químicas;
• electrocución;
• exposición a calor o frío excesivos;
• falta de oxígeno;
• exposición a agentes infecciosos, mordeduras y picaduras de animales.

Esta lista constituye sólo una guía general. La evaluación detallada de los riesgos potenciales en el medio ambiente de trabajo facilita en gran medida la identificación de las necesidades de primeros auxilios.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Tipo de trabajo y nivel de riesgo asociado

Los riesgos de lesión varían en gran medida por empresas y profesiones. Incluso dentro de una misma empresa, por ejemplo del sector metalúrgico, existen distintos riesgos, en función de si el trabajador se dedica a la manipulación y al corte de láminas de metal (donde los cortes son frecuentes), al soldado (con riesgo de quemaduras y electrocución), al montaje de piezas o al chapado del metal (donde existe la posibilidad de intoxicación y de lesión cutánea). Los riesgos asociados con un tipo de trabajo varían en función de otros muchos factores, como el diseño y la antigüedad de la maquinaria empleada, el mantenimiento del equipo, las medidas de seguridad aplicadas y su control periódico.
La influencia del tipo de trabajo y de los riesgos asociados en la organización de los primeros auxilios se ha reconocido plenamente en la mayor parte de la legislación al respecto. El equipo y el material necesarios para los primeros auxilios, así como el número de personas dedicadas a ellos y su formación, pueden variar según el tipo de trabajo y los riesgos que conlleva. Los distintos países utilizan modelos diferentes de clasificación con objeto de planificar los primeros auxilios y de fijar unos requi- sitos más o menos estrictos. En algunas ocasiones se establece una distinción entre tipos de trabajo y riesgos potenciales específicos:

• riesgo bajo: por ejemplo, oficinas o tiendas;

• riesgo alto: por ejemplo, almacenes, explotaciones agrarias y algunas fábricas y talleres;
• riesgos infrecuentes o específicos: por ejemplo, fabricación de acero (especialmente cuando se trabaja con hornos), coquificación, fundición y fabricación de materiales no ferrosos, forja, fundiciones; construcción de buques; trabajo en canteras, minería u otras actividades subterráneas; trabajo con aire comprimido y actividades submarinas; construcción, explota- ción forestal e industria transformadora de la madera; mataderos y fábricas de extracción de sebo; transporte terrestre y marítimo, y la mayoría de las industrias en las que se utilizan sustancias nocivas o peligrosas.

martes, 1 de diciembre de 2009

Teorías etiológicas primarias: Aspectos psicosociales del trabajo

En todos los estudios en los que se ha analizado el “estrés laboral” se ha observado una clara asociación con los síntomas del SEE. La percepción por los trabajadores de las presiones en el trabajo, los conflictos laborales y otros factores estresantes no relacionados con el trabajo, como las exigencias conyugales o filiales, pueden conducir claramente a una sensación subjetiva de una irritación “más intensa” como una función de comportamiento de enfermedad. De hecho, a veces esas percepciones pueden deberse a unas medidas de supervisión deficientes. Por otra parte, se cree que la presencia de irritantes que dan lugar a irritación subjetiva origina “estrés laboral”.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Teorías etiológicas primarias: Bioaerosoles

Varios estudios han sugerido que los bioaerosoles pueden contribuir a las molestias en los centros de trabajo. Pueden actuar por varios mecanismos diferentes: emisiones irritantes; liberación de fragmentos, esporas o microorganismos viables que ocasionan alergia y secreción de toxinas complejas. Los datos existentes que respaldan esta teoría son aún menores. No obstante, es evidente que los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado pueden ser fuentes de microorganismos.
También se han identificado en materiales de construcción de edificios (como consecuencia de un proceso incorrecto), como resultado de entradas de agua no deseadas y en el polvo de las oficinas. Otra posible fuente de exposición es la presencia de sensibilizantes en el entorno de las oficinas, como ácaros del polvo o caspa de gato traídos del domicilio en la ropa. En la medida en que los agentes biológicos contribuyan a este problema, la gestión de la suciedad y las aguas se convierte en una estrategia fundamental de control.
Por otra parte, pueden encontrarse hongos toxigénicos en otros productos porosos presentes en los edificios, como las tejas, las espumas aislantes y las viguetas de madera. Especialmente en los entornos residenciales, se ha observado una relación entre la proliferación de estos hongos debido a un control incorrecto de la humedad y los síntomas de este trastorno.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Teorías etiológicas primarias: Disolventes orgánicos

Para la eliminación de los contaminantes presentes en los edificios se ha confiado siempre en estrategias generales de dilución, pero los diseñadores han asumido que las personas eran la principal fuente de sustancias contaminantes. Más recientemente, se ha reconocido la contribución de las emisiones de “materiales sólidos” (como las mesas de conglomerado, las moquetas y otros elementos del mobiliario), de productos húmedos (como pegamentos, pinturas de paredes, tóner de máquinas de oficina) y de productos personales (perfumes) a una mezcla compleja de contaminantes individuales a niveles muy reducidos (resumido en Hodgson, Levin y Wolkoff 1994).
Diversos estudios sugieren que la presencia de compuestos orgánicos volátiles reactivos, como aldehídos e hidrocarburos halogenados, se asocia a niveles crecientes de síntomas. Las oficinas con mayores índices de quejas han sufrido una “pérdida” de COV entre el aire que entra y el que sale mayor que las oficinas con menos quejas. En un estudio prospectivo realizado en colegios, se relacionó el desarrollo de síntomas con COV de cadena corta. En otra encuesta, se asociaron con niveles de síntomas más altos las muestras personales más elevadas de COV utilizando un medidor selectivo de muestras que “sobrerreacciona” a los COV reactivos, como los aldehídos y los hidrocarburos halogenados. En dicho estudio, las mujeres tenían mayores niveles de COV en su zona de respiración, lo que sugiere otra posible explicación del mayor índice de quejas entre las mujeres. Los COV podrían adsorberse a los recovecos, como las superficies lanosas, y pasar nuevamente a la atmósfera
a partir de esas fuentes secundarias. También respalda esta hipótesis la interacción del ozono con COV relativamente no irritantes para formar aldehídos.
La existencia de múltiples fuentes potenciales, la concordancia entre los efectos en la salud de los COV y los síntomas del SEE y los conocidos problemas relacionados con los sistemas de ventilación convierten a los compuestos orgánicos volátiles en agentes etiológicos atractivos. Otras soluciones, aparte de las mejoras en el diseño y el funcionamiento de los sistemas de ventilación, son la elección de contaminantes de emisiones redu- cidas, una limpieza más profunda y la prevención de la “química de interiores”.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Factores no profesionales en las enfermedades profesionales de la piel: Situaciones cutáneas previas Y Acné.

Varias enfermedades no profesionales que afectan a la piel pueden empeorar por diversos factores de exposición laboral.

Acné. El acné del adolescente suele empeorar por la exposición a maquinaria, a aceites y al alquitrán. En estas personas, los aceites insolubles, diversas fracciones del alquitrán, la grasas y los agentes químicos productores de cloracné son claros factores de riesgo.

Eccemas crónicos. La detección de la causa de un eccema crónico que afecta a las manos y a veces, a otras localizaciones distantes, puede ser difícil. La dermatitis alérgica, el ponfólix, el eccema atópico, la psoriasis pustulosa y las infecciones fúngicas son algunos ejemplos. Cualquiera que sea la situación, la erup- ción puede empeorar a causa de una gran cantidad de agentes químicos irritantes como plásticos, disolventes, líquidos para corte y limpiadores industriales, así como por la humedad prolongada. Los trabajadores obligados a continuar en el mismo puesto sufrirán muchas molestias y es probable que disminuya su eficiencia.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Factores no profesionales en las enfermedades profesionales de la piel

Si se tienen en cuenta las numerosas causas directas de enfermedades cutáneas profesionales mencionadas anteriormente, se comprende fácilmente que, en la práctica, en cualquier tipo de trabajo existen peligros evidentes y, con frecuencia, ocultos. Debe prestarse atención también a los factores predisponentes o indi- rectos. La predisposición puede heredarse y relacionarse con el color y el tipo de piel o puede representar un defecto cutáneo adquirido por otras exposiciones. Con independencia de la causa, algunos trabajadores toleran peor los materiales o las condiciones de trabajo en el ambiente laboral. En las grandes plantas indus- triales, los programas médicos y de higiene pueden ofrecer la oportunidad de colocar a estos empleados en situaciones laborales que no alteren más su salud. En las industrias pequeñas, sin embargo, a veces no se presta una atención médica adecuada a los factores causales indirectos o predisponentes.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Causas de las enfermedades profesionales de la piel: Plantas y maderas

Las plantas y las maderas suelen clasificarse como una causa aparte de enfermedad cutánea, aunque pueden también incluirse correctamente en el grupo de agentes químicos. Numerosas plantas provocan irritación mecánica y química y sensibilización alérgica, mientras que otras se caracterizan por su capacidad fotorreactiva. La familia Anacardiaceae, que incluye la hiedra, el roble y el zumaque venenosos, el aceite de cáscara de anacardo y la nuez de areca, es una causa bien conocida de dermatitis profesional debido a sus agentes activos (fenoles polihídricos). La hiedra, el roble y el zumaque venenosos son causas comunes de dermatitis de contacto alérgica. Otras plantas que se asocian a dermatitis de contacto profesionales y no profesionales son las siguientes: judías, crisantemo, lúpulo, yute, adelfas, piña, primaVera, ambrosía, jacinto y los bulbos de tulipanes. Las frutas y las verduras, como los espárragos, las zanahorias, el apio, la achi- coria, los cítricos, el ajo y las cebollas pueden producir dermatitis de contacto en recolectores, envasadores de alimentos y trabajadores de empresas de preparación de comida.
Varios tipos de madera se han relacionado con dermatosis profesionales en madereros y trabajadores de aserraderos, carpinteros y otros grupos de artesanos de la madera. Sin embargo, la frecuencia de enfermedad cutánea es muy inferior a la que tiene lugar por contacto con plantas venenosas. Es probable que algunos de los productos químicos que se emplean para conservar la madera causen más reacciones de dermatitis que las resinas oleosas que contiene la madera. Entre los conservantes que se utilizan para la protección frente a insectos, hongos y el deterioro causado por la suciedad y la humedad se encuentran los difenilos clorados, los naftalenos clorados, el naftenato de cobre, la creosota, los fluoruros, los mercuriales orgánicos, el alquitrán y algunos compuestos arsenicales; todos ellos son causas conocidas de enfermedades cutáneas profesionales.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

EQUILIBRIO Eferencias

Esta información integrada proporciona la base, no sólo de la percepción consciente de la orientación y del propio movimiento, sino también del control preconsciente de los movimientos oculares y de la postura, mediante lo que se conoce como los reflejos vestíbulooculares y vestíbuloespinales. El fin del reflejo vestíbuloocular consiste en mantener un punto estable de fijación visual durante el movimiento de la cabeza, compensando de forma automática el movimiento de ésta con un movimiento ocular equivalente en la dirección opuesta (Howard 1982). Los reflejos vestíbuloespinales contribuyen a la estabilidad y al equilibrio postural (Pompeiano y Allum 1988).

martes, 24 de noviembre de 2009

EQUILIBRIO Integración

Las interconexiones centrales dentro del sistema del equilibrio son muy complejas; la información de los órganos vestibulares de ambos oídos se combina con la información procedente de la visión y del sistema somatosensorial a varios niveles del tronco encefálico, del cerebelo y de la corteza cerebral (Luxon 1984).

lunes, 23 de noviembre de 2009

Identificación y diagnóstico

Es importante realizar un diagnóstico exacto de AO, dadas las importantes consecuencias negativas tanto de la infravaloración como de la sobrevaloración diagnóstica. En los pacientes con AO o con riesgo de desarrollarla, la identificación, la detección y el control a tiempo de las exposiciones ocupacionales que causan el asma aumentan la probabilidad de prevenirla o de obtener una recuperación completa. Esta prevención primaria reduce de forma importante los costes económicos y humanos del asma crónica discapacitante. A la inversa, dado que un diagnóstico de AO puede obligar a un cambio total de profesión, o a costosas actuaciones en el lugar de trabajo, la diferenciación exacta entre el AO y el asma no ocupacional puede prevenir costes sociales y económicos innecesarios tanto a la empresa como a los trabajadores.
Se han propuesto varias definiciones de caso de AO, adecuadas a diferentes circunstancias. Las definiciones que se consideran de utilidad para la exploración selectiva o la vigilancia del trabajador (Hoffman y cols. 1990) pueden no ser del todo aplicables desde el punto de vista clínico o con vistas a una compensación. Un consenso de investigadores ha definido el AO como una “enfermedad caracterizada por una limitación al flujo aéreo y/o hiperreactividad de la vía aérea variables, debida a causas y situaciones atribuibles a un ambiente profesional particular y no a estímulos encontrados fuera del lugar de trabajo” (Bernstein y cols. 1993). Esta definición se ha utilizado como una definición de caso médico, resumida en la Tabla 10.6 (Chan- Yeung 1995).


domingo, 22 de noviembre de 2009

Presentación clínica

El espectro de síntomas del AO es similar al del asma no ocupa- cional: sibilancias, tos, opresión torácica y disnea. En ocasiones los pacientes presentan la variante tusígena o asma nocturna. El AO ocupacional puede ser grave y discapacitante, y se han comu- nicado casos de muerte a consecuencia de esta enfermedad. El inicio del AO ocurre debido a un entorno de trabajo específico, de forma que la identificación de las exposiciones que tuvieron lugar en el momento de la aparición de los síntomas de asma es crucial para establecer un diagnóstico exacto. En el AAT, las exposiciones en el lugar de trabajo provocan un aumento significativo de la frecuencia y/o de la gravedad de los síntomas del asma preexistente.
Diversas características de la historia clínica pueden indicar la existencia de una etiología ocupacional (Chan-Yeung 1995). Los síntomas con frecuencia empeoran en el trabajo o por la noche después del trabajo, mejoran en los días libres y recidivan al regresar al trabajo. Pueden empeorar de forma progresiva hacia el final de la semana laboral. El paciente puede advertir que ciertas actividades o agentes específicos del lugar del trabajo desencadenan de forma reproducible los síntomas. La irritación ocular y la rinitis relacionadas con el trabajo pueden asociarse a síntomas asmáticos. Estos patrones sintomáticos típicos pueden estar presentes sólo en las fases iniciales del AO. Al principio de la evolución del AO es habitual la resolución parcial o total durante los fines de semana o las vacaciones, pero con las expo- siciones repetidas el tiempo necesario para la recuperación puede aumentar a una o dos semanas, o no producirse la recu- peración. La mayoría de los pacientes con AO en los que se interrumpen las exposiciones siguen teniendo asma sintomática incluso años después de que terminara la exposición, con deterioro y discapacidad permanentes. La continuación de la exposición se asocia a un mayor empeoramiento del asma. La duración breve de los síntomas y el carácter leve de los mismos en el momento de interrumpir la exposición son factores de buen pronóstico y reducen la probabilidad de que la persona sufra asma permanente.
Se han comunicado diversos patrones sintomáticos temporales característicos en el AO. Las reacciones asmáticas precoces ocurren típicamente poco después (menos de una hora) de comenzar el trabajo o la exposición específica responsable del asma. Las reacciones asmáticas tardías comienzan de 4 a 6 horas después de comenzar la exposición, y pueden durar 24 a
48 horas. Ocurren combinaciones de estos patrones en forma de reacciones asmáticas duales con resolución espontánea de los síntomas entre una reacción precoz y otra tardía, o bien como reacciones asmáticas continuas sin resolución de los síntomas entre las fases. Con excepciones, las reacciones precoces tienden a estar mediadas por IgE y las tardías suelen ser independientes de IgE.
El aumento de la HRB, medido en general mediante provocación con metacolina o histamina, se considera una característica cardinal del asma ocupacional. El curso temporal y el grado de HRB pueden ser de utilidad en el diagnóstico y la monitorización. La HRB puede disminuir a las semanas de interrumpir la exposición, aunque a menudo persiste una HRB anómala durante meses o años después de interrumpir la exposición. En los sujetos con asma ocupacional inducida por irritantes no cabe esperar que la HRB varíe con la exposición y/ los síntomas.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Causas del asma ocupacional

Se ha comunicado más de 200 agentes (sustancias específicas, profesiones o procesos industriales) causantes de AO, según datos epidemiológicos y/o clínicos. En el AO, la inflamación de las vías aéreas y la broncoconstricción pueden estar causadas por una respuesta inmunitaria a agentes sensibilizantes, por efectos irri- tantes directos o por otros mecanismos no inmunitarios. Algunos agentes (p. ej., los insecticidas organofosforados) también pueden provocar broncoconstricción por acción farmacológica directa. Se cree que la mayor parte de los agentes descritos inducen una respuesta de sensibilización. Los irritantes respiratorios a menudo empeoran los síntomas en los trabajadores con asma preexistente (es decir, AAT) y, a niveles elevados de exposición, pueden causar una nueva aparición de asma (denominada síndrome de disfunción reactiva de las vías aéreas (SDRVA) o asma inducida por irritantes) (Brooks, Weiss y Bernstein 1985; Alberts y Do Pico 1996). El AO puede aparecer con o sin un período de latencia. El período de latencia hace referencia al tiempo que transcurre entre la exposición inicial y el desarrollo de síntomas, y es sumamente variable. A menudo es inferior a 2 años, pero en cerca del 20 % de los casos es de 10 o más años. El AO con latencia suele estar causada por sensibilización a uno o más agentes. El SDRVA es un ejemplo de AO sin latencia.
Los agentes sensibilizantes de alto peso molecular (5.000 dal- tons (Da) o más) a menudo actúan mediante un mecanismo dependiente de IgE. Los agentes sensibilizantes de bajo peso molecular (menos de 5.000 Da), entre los que se incluyen sustan- cias químicas altamente reactivas como los isocianatos, pueden actuar a través de mecanismos dependientes de IgE o pueden actuar como haptenos, combinándose con proteínas corporales. Una vez que un trabajador se sensibiliza a un agente, la reexpo- sición (a menudo a niveles muy inferiores al que causó la sensibi- lización) provoca una respuesta inflamatoria de las vías aéreas, con frecuencia asociada a un aumento de la limitación al flujo aéreo y a una hiperactividad bronquial inespecífica (HRB).
En estudios epidemiológicos sobre el AO, las exposiciones en el lugar de trabajo son de forma constante los determinantes más potentes de la prevalencia del asma, y el riesgo de desarro- llar AO con latencia tiende a incrementarse con la intensidad estimada de la exposición. En estudios de agentes que actúan mediante un mecanismo dependiente de IgE, la atopia es un determinante importante y el tabaco un determinante algo menos constante de aparición de asma. Ninguno de los dos parece ser un determinante importante en los estudios de agentes que actúan mediante mecanismos independientes de IgE.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Cáncer infantil

Aunque todavía no se han identificado sustancias concretas, se han vinculado algunas exposiciones profesionales parentales con cáncer infantil. El período de latencia para que se declare una leucemia infantil puede ser de dos a 10 años después del inicio de la exposición, lo cual indica que las exposiciones en el útero o en el primer período postnatal pueden ser causa de dicha enfermedad. Provisionalmente se ha asociado la exposición a diversos plaguicidas organoclorados (BHC, DDT, clordano) con la leucemia, aunque estos datos no se han confirmado en estudios más detallados. Además, se ha documentado el elevado riesgo de cáncer y leucemia a que están expuestos los hijos de padres que trabajan con plaguicidas y compuestos y vapores químicos (O’Leary y cols. 1991). Asimismo, el riesgo de sarcoma óseo de Ewing durante la infancia se ha asociado con el trabajo familiar en la agricultura o con la exposición a herbicidas y plaguicidas (Holly y cols. 1992).

jueves, 19 de noviembre de 2009

Humo de tabaco ambiental: Exposición a radiaciones

La exposición a radiaciones ionizantes es un peligro para la salud bien establecido, generalmente como resultado de una exposición intensa, sea accidental o con fines médicos. Puede dañar las activas células en fase de proliferación y, por tanto, resultar muy nociva para el feto o el recién nacido en desarrollo. La exposición necesaria para establecer un diagnóstico por rayos X suele ser de muy bajo nivel y se considera inocua. Una fuente potencial de exposición a radiaciones ionizantes en el hogar es el radón, gas presente en las formaciones rocosas de ciertas regiones geográficas.
Son efectos prenatales y postnatales de la radiación el retraso mental, la merma de la inteligencia, el retraso en el desarrollo, las malformaciones congénitas y el cáncer. La exposición a dosis elevadas de radiaciones ionizantes se asocia también con una mayor frecuencia de cáncer. La incidencia de esta exposición depende de la dosis y la edad; en efecto, el máximo riesgo relativo de cáncer de mama observado (~9) se da entre mujeres expuestas precozmente a radiaciones ionizantes.
Recientemente se ha prestado atención a los posibles efectos de las radiaciones no ionizantes o campos electromagnéticos (EMF). El fundamento de la relación entre la exposición a EMF y el cáncer todavía no se conoce, y las pruebas epidemiológicas son poco claras. No obstante, en varios estudios internacionales se ha documentado una relación entre EMF y leucemia y cáncer de mama en el varón.
La exposición infantil excesiva a la luz solar se ha asociado con cáncer de piel y melanoma (Marks 1988).

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Humo de tabaco ambiental

El humo de tabaco ambiental (HTA) es una combinación de humo exhalado y humo emitido por la brasa del cigarrillo. Aunque el HTA no es por sí solo fuente de exposición profesional que pueda afectar al neonato, se estudia aquí por su potencial para afectar adversamente a la salud y porque es buen ejemplo de otras exposiciones a aerosoles. La exposición de los no fumadores al HTA suele describirse como consumo de tabaco pasivo o involuntario. La exposición prenatal al HTA se asocia claramente con deficiencias o deterioros del desarrollo fetal. Es difícil diferenciar los resultados postnatales de los efectos del HTA en el período prenatal, puesto que el consumo de tabaco por parte de los padres raramente se limita a uno u otro de estos períodos. Sin embargo, hay pruebas que apoyan una relación entre exposición postnatal al HTA y patologías respiratorias y deterioro de la función pulmonar. La similitud de estas observaciones con la experiencia de los adultos refuerza la asociación.
El HTA está bien caracterizado y se ha estudiado ampliamente desde el punto de vista de la exposición humana y los efectos sobre la salud. Es cancerígeno para el hombre (US Environmental Protection Agency 1992). La exposición al HTA puede evaluarse midiendo las concentraciones de nicotina (un componente del tabaco) y cotinina (su principal metabolito), en líquidos biológicos, como la saliva, sangre y orina. También se ha detectado nicotina y cotinina en la leche materna. La cotinina se ha detectado en sangre y orina de lactantes expuestos al HTA sólo por intermedio de la leche materna (Charlton 1994; National Research Council 1986).
Se ha establecido con claridad que la exposición neonatal al HTA es consecuencia del consumo de tabaco paterno y materno en el hogar. La madre fumadora es la fuente de exposición más importante. Así, en varios estudios se ha demostrado que la concentración urinaria de cotinina en niños tiene correlación con el número de cigarrillos diarios consumidos por la madre (Marbury, Hammon y Haley 1993). Las principales vías de exposición del neonato al HTA son la respiración y la dieta (por medio de la leche materna). Las guarderías representan otra fuente potencial de exposición, pues en muchas de ellas no se ha establecido una política de limitación del consumo de tabaco
(Sockrider y Coultras 1994).

La hospitalización por afecciones respiratorias es más común entre recién nacidos de padres fumadores. Además, la duración de las estancias en el hospital es mayor entre lactantes expuestos al HTA. En términos causales, la exposición al HTA no se ha asociado con enfermedades respiratorias concretas. No obstante, hay pruebas de que el consumo de tabaco pasivo incrementa la gravedad de enfermedades previas, como bronquitis y asma (Charlton 1994; Chilmonczyk y cols. 1993; Rylander y cols.
1993). Los niños y lactantes expuestos al HTA sufren también con mayor frecuencia infecciones respiratorias. Además, los padres fumadores que padecen enfermedades respiratorias pueden transmitir la infección a sus hijos con la tos.
Los niños expuestos al HTA después del nacimiento sufren pequeñas deficiencias de la función pulmonar que parecen inde- pendientes de la exposición prenatal (Frischer y cols. 1992). Aunque las alteraciones vinculadas con el HTA son pequeñas (disminución del 0,5 % anual del volumen pulmonar de reserva) y se trata de efectos sin trascendencia clínica, son sugestivos de cambios en las células del pulmón en desarrollo que podrían suponer riesgos en el futuro. El consumo de tabaco por parte de los padres se ha asociado también con un mayor riesgo de otitis media o supuración del oído medio entre la lactancia y los nueve años; esta afección es causa común de sordera infantil, y puede retrasar la educación. Esta asociación está apoyada por estudios que atribuyen un tercio de todos los casos de otitis media al consumo de tabaco por parte de los padres (Charlton 1994).

martes, 17 de noviembre de 2009

Prevención primaria: Posturas en el trabajo y Movimientos

  • Posturas en el trabajo: Dado que la compresión de los tendones del hombro se produce a los 30 grados de elevación (abducción) del hombro, se diseñará el trabajo de modo que se procure mantener la parte superior del brazo próxima al tronco.

  • Movimientos: Las elevaciones repetitivas del brazo pueden desencadenar una tendinitis del hombro, por lo que se deberá diseñar el trabajo de forma que se eviten los movimientos muy repetitivos del brazo.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Patogenia de la artrosis: Prevención primaria

La prevención de los trastornos musculosqueléticos del hombro relacionados con el trabajo se puede lograr mejorando las posturas del trabajo, los movimientos, el manejo del material y la organización del trabajo, y eliminando los factores externos peligrosos, como las vibraciones en mano-brazo o en todo el cuerpo. Una metodología que puede resultar ventajosa para mejorar las condiciones ergonómicas del trabajo es la ergonomía participativa, con un enfoque macroergonómico.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Patogenia de la artrosis: Tratamiento y prevención

En esta sección se considera el tratamiento no médico de los tras- tornos del hombro. Si se considera que la tendinitis es debida a una elevada carga local sobre el hombro, será necesario un cambio en el diseño del puesto de trabajo o de la tarea a desempeñar. El antecedente de tendinitis del hombro hace que un trabajador que realiza un trabajo repetitivo o encima de la cabeza sea propenso a una recaída. Debe reducirse al mínimo la carga sobre la articulación artrósica mediante la optimización ergonómica del trabajo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Horas de trabajo de los trabajadores japoneses

Se sabe que los empleados japoneses trabajan muchas más horas que sus colegas de los países industrializados occidentales. En 1993, la jornada anual normal de los trabajadores de producción fue de 2.017 horas en Japón, mientras que en Estados Unidos fue de 1.904 horas, en Francia de 1.763 horas y en el Reino Unido, de 1.769 horas (OIT 1995). Sin embargo, en Japón se está produ- ciendo una reducción paulatina de las jornadas de trabajo. En 1960, el promedio de horas trabajadas en las empresas de 30 o más trabajadores fue de 2.484 horas, pero en 1994 había disminuido a 1.957 horas. El artículo 32 de la Ley de reglamentación laboral, que fue revisado en 1987, establece una semana de
40 horas. Se prevé que esta jornada se introduzca progresiva- mente durante el decenio de 1990. En 1985, se concedió la semana de 5 días laborables al 27 % de los trabajadores de empresas con plantillas de 30 empleados o más; en 1993, alcan- zaba ya al 53 % de ellos. El trabajador medio tenía derecho a 16 días de vacaciones pagadas en 1993, pero en realidad sólo disfrutaba de 9 días por término medio. En Japón, los días de vacaciones pagadas son pocos, y los trabajadores tienden a destinarlos a cubrir los días de baja por enfermedad.
¿Por qué trabajan tantas horas los japoneses? Deutschmann (1991) señaló tres condiciones estructurales subyacentes al patrón actual de jornada laboral prolongada en Japón. En primer lugar, la necesidad permanente de los trabajadores de mejorar sus ingresos; en segundo, la estructura centrada en la empresa de las relaciones laborales, y en tercero, el estilo holís- tico de la gestión de personal en el país. Estas condiciones se deben a factores históricos y culturales. En 1945, Japón sufrió la primera derrota de su historia y, después de la guerra, fue un país de bajos salarios. Los japoneses se acostumbraron a trabajar muchas horas para subsistir. Puesto que los sindicatos colaboran con las empresas, los conflictos laborales son relativamente raros. Las empresas del país adoptaron un sistema de salarios basado en la antigüedad y en el empleo fijo. El número de horas mide la lealtad y la cooperación del trabajador y se convierte en un criterio de promoción. Los trabajadores no son obligados a trabajar muchas horas, sino que desean trabajar para sus empresas, como si fueran su propia familia. La vida laboral tiene prioridad sobre la familiar. Estas jornadas tan largas han contribuido al espectacular desarrollo económico de Japón.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Conducta de comportamiento tipo A en Japón

Friedman y Rosenman (1959) propusieron el concepto de patrón de comportamiento tipo a (PCTA). Son muchos los estudios en los que se ha demostrado una relación entre el PCTA y la preva- lencia o incidencia de cardiopatía coronaria (CC).
Hayano y cols. (1989) investigaron las características del PCTA en trabajadores japoneses usando la encuesta de acti- vidad de Jenkins (JAS). En su trabajo, analizaron las respuestas de 1.682 empleados varones de una compañía telefónica. La estructura de factores de la JAS en esta población fue, en muchos aspectos, similar a la encontrada en el Western Collaborative Group Study (WCGS). Sin embargo, la puntuación media del factor H (dedicación y competitividad) fue considerable- mente inferior en los japoneses que en la población del WCGS Monou (1992) revisó la investigación del PCTA realizada en Japón y llegó a las siguientes conclusiones: en Japón, el PCTA es menos prevalente que en Estados Unidos; en ese país, la relación entre el PCTA y la cardiopatía coronaria parece ser significativa, pero más débil que en Estados Unidos; en los japoneses, el PCTA se caracteriza más que en Estados Unidos por la adición al trabajo y la “capacidad de dirección del grupo”; el porcentaje de individuos muy hostiles es menor en Japón; no hay relación entre la hostilidad y la CC.
La cultura japonesa es muy distinta a la de los países occidentales. Se encuentra muy influida por el budismo y el confucio- nismo En términos generales, los trabajadores japoneses están centrados en la organización, y se presta más importancia a la cooperación con los colegas que a la competencia. En Japón, la competitividad es un factor menos importante en las conductas propensas a la isquemia miocárdica que la dedicación al puesto de trabajo o la tendencia al exceso de trabajo. La sociedad japonesa suprime la expresión directa de la hostilidad. Esta se expresa de distinta forma que en las sociedades occidentales.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Patogenia de la artrosis : Prevención primaria

La prevención de los trastornos musculosqueléticos del hombro relacionados con el trabajo se puede lograr mejorando las posturas del trabajo, los movimientos, el manejo del material y la organización del trabajo, y eliminando los factores externos peli- grosos, como las vibraciones en mano-brazo o en todo el cuerpo. Una metodología que puede resultar ventajosa para mejorar las condiciones ergonómicas del trabajo es la ergonomía participativa, con un enfoque macroergonómico.

• Posturas en el trabajo: Dado que la compresión de los tendones del hombro se produce a los 30 grados de elevación (abducción) del hombro, se diseñará el trabajo de modo que se procure mantener la parte superior del brazo próxima al tronco.
• Movimientos: Las elevaciones repetitivas del brazo pueden desencadenar una tendinitis del hombro, por lo que se deberá diseñar el trabajo de forma que se eviten los movimientos muy repetitivos del brazo.
• Manejo del material: El manejo de herramientas y objetos puede provocar cargas intensas sobre los tendones y músculos del hombro. Las herramientas y objetos sujetos por la mano tendrán el menor peso posible y se utilizarán con soportes para ayudar a levantarlas.
• Organización del trabajo: La organización del trabajo se diseñará de forma que permita pausas y descansos. Las vacaciones, las rotaciones y la ampliación del trabajo son todas ellas técnicas que pueden evitar la carga repetitiva de músculos o estructuras aislados.
• Factores externos: La vibración y otros impactos de las herra- mientas eléctricas pueden ocasionar distensiones tanto de los tendones como de las estructuras articulares, aumentando el riesgo de artrosis. Se reducirán al mínimo los niveles de vibra- ción de las herramientas eléctricas y se evitarán la vibración y otros tipos de exposición a impactos utilizando diferentes tipos de soporte o palancas. Las vibraciones de todo el cuerpo pueden causar contracciones reflejas de los músculos del hombro y aumentar la carga sobre él .
• Ergonomía participativa: Este método implica a los propios trabajadores en la definición de los problemas y sus soluciones, y en la evaluación de éstas. La ergonomía participativa comienza a partir de una visión macroergonómica, que implica el análisis de todo el sistema de producción. Los resultados de este análisis podrían dar lugar a cambios a gran escala en los métodos de producción, cambios que podrían aumentar tanto la salud y la seguridad como el beneficio y la productividad. Elanálisis podría llevar también a cambios en menor escala, como el diseño de los puestos de trabajo.
• Exámenes precolocación: La información disponible actualmente no apoya la idea de que la selección de precolocación sea eficaz para reducir la aparición de trastornos del hombro relacionados con el trabajo.
• Control y vigilancia médicos: La vigilancia de los síntomas del hombro se realiza fácilmente mediante cuestionarios normalizados y visitas de inspección de los centros de trabajo.

El modelo de Karasek y el karoshi

Según el modelo demanda-control de Karasek (1979), un empleo que entraña una alta tensión —en el que se da una combinación de demanda elevada y bajo control (amplitud del margen de toma de decisiones)— aumenta el riesgo de tensión psicológica y enfermedad física; un empleo activo —que combine una gran demanda y un gran control— exige una motivación de aprendi- zaje para desarrollar nuevos patrones de comportamiento. Uehata (1991b) señaló que puestos de trabajo de los casos de karoshi se caracterizaban por un mayor grado de demanda laboral y un menor apoyo social, mientras que el grado de control sobre el trabajo era muy variable. Según su descripción, los casos de karoshi eran trabajadores entusiastas y dedicados, por lo que tendían a olvidar su necesidad de descanso periódico, e incluso la necesidad de atención médica. Se ha sugerido que el riesgo puede ser alto no sólo en los puestos de trabajo que generan gran tensión, sino también en los más activos. Los direc- tivos y técnicos tienen un gran margen de toma de decisiones. Si sus demandas son muy altas y se muestran entusiastas en su trabajo, pueden no controlar sus horas de trabajo, en cuyo caso serían un grupo de riesgo para el karoshi.

lunes, 19 de octubre de 2009

Enfoque organizado de los primeros auxilios: Organización y planificación

Los primeros auxilios no pueden planificarse de forma aislada, sino que requieren un enfoque organizado integrado por personas, equipos y materiales, instalaciones, sistemas de apoyo y medios para el transporte de víctimas y no víctimas desde el lugar del accidente. La organización de los primeros auxilios debe ser un esfuerzo de cooperación en el que participen la empresa, los servicios de salud pública y de salud en el trabajo, la inspección de trabajo, los directivos de las fábricas y las organizaciones no gubernamentales pertinentes. La implicación de los trabajadores es esencial: suelen ser el mejor recurso ante un eventual accidente en situaciones específicas.
Con independencia del grado de complejidad o de disponibilidad de instalaciones, la secuencia de acciones que deben reali- zarse en el caso de un episodio imprevisto debe determinarse con antelación. Para ello, deben tenerse en cuenta los peligros y las circunstancias profesionales y no profesionales potenciales y existentes, así como las formas de obtener de inmediato ayuda adecuada. Las situaciones varían no sólo según el tamaño de la empresa, sino también en función de su localización (ciudad o área rural) y del desarrollo del sistema sanitario y la legislación laboral a escala nacional.
En cuanto a la organización de los primeros auxilios, existen algunas variables fundamentales que deben tenerse en cuenta:

• tipo de trabajo y nivel de riesgo asociado;
• peligros potenciales;
• tamaño y organización de la empresa;
• otras características de la empresa (p. ej., configuración);
• disponibilidad de otros servicios sanitarios.

domingo, 18 de octubre de 2009

Relación con otros servicios relacionados con la salud

Las instituciones que pueden participar en la organización de los primeros auxilios y en la prestación de asistencia después de un accidente o una enfermedad en el trabajo son las siguientes:
• el servicio de salud en el trabajo de la propia empresa u otras entidades de salud en el trabajo;
• otras instituciones que pueden prestar servicios, como: servicios de ambulancia; servicios de salvamento y urgencia públicos; hospitales, clínicas y centros de salud públicos o privados; médicos privados; centros de toxicología; protección civil; servicios de bomberos y policía.

Cada una de estas instituciones tiene diferentes funciones y capacidades, si bien debe comprenderse que lo que se aplica a un tipo de institución por ejemplo, un centro de toxicología de un país no tiene que aplicarse necesariamente a un centro de toxicología de otro país. La empresa, tras consultar con el médico de la fábrica o un consultor médico externo, debe garantizar que la capacidad y las instalaciones de las instituciones médicas más próximas son adecuadas para hacer frente a las lesiones que puedan producirse en un accidente grave. Esta evaluación es la base sobre la que se decide qué instituciones participarán en el plan de remisión.
La cooperación entre estos servicios es muy importante para la prestación de unos primeros auxilios adecuados, en especial en el caso de las pequeñas empresas. Muchos de ellos pueden aconsejar sobre la organización de los primeros auxilios y la planificación necesaria para atender una urgencia. Existen prác- ticas adecuadas que son muy sencillas y eficaces; por ejemplo, incluso una tienda o una pequeña empresa pueden invitar a los bomberos a que visiten sus locales. La empresa o el propietario recibirán asesoramiento sobre prevención y control de incendios, planes de emergencia, extintores, botiquín de primeros auxilios, etc. A su vez, la brigada de bomberos conocerá la empresa y estará preparada para intervenir con mayor rapidez y eficacia.
Existen otras muchas instituciones que pueden intervenir, como las asociaciones industriales y comerciales, las empresas de seguridad, las compañías de seguros, las organizaciones de normalización, los sindicatos y otras organizaciones no gubernamentales. Algunas de estas organizaciones pueden tener infor- mación sobre salud y seguridad en el trabajo y ser un recurso valioso para la planificación y la organización de los primeros auxilios.

sábado, 17 de octubre de 2009

Primeros auxilios en el contexto de la organización general de la salud y la seguridad

La prestación de primeros auxilios debe tener siempre una relación directa con la organización general de la salud y la segu- ridad, ya que los primeros auxilios propiamente dichos no solucionan nada más que una pequeña parte de la asistencia total de los trabajadores. Los primeros auxilios son una parte de la asistencia sanitaria total de los trabajadores. En la práctica, su aplicación dependerá en gran medida de las personas presentes en el momento del accidente, ya sean compañeros de trabajo o personal médico con formación normalizada. Esta intervención inmediata debe completarse con una asistencia médica especializada cuando sea necesario.
En el artículo 5 del Convenio sobre los servicios de salud en el trabajo, de la OIT (nº 161), así como en la Recomendación del mismo nombre, se incluyen los primeros auxilios y la atención de urgencia en los casos de accidente e indisposición de los trabajadores en el lugar de trabajo como parte importante de las funciones de los servicios de salud en el trabajo. Ambos instru- mentos, adoptados en 1985, regulan el desarrollo progresivo de servicios de salud en el trabajo dirigidos a todos los trabajadores. Todo programa global sobre salud y seguridad en el trabajo debe incluir primeros auxilios, ya que contribuyen a reducir al mínimo las consecuencias de los accidentes y son, por tanto, uno de los componentes de la prevención terciaria. Existe un nexo de unión entre la identificación de los peligros profesionales, su prevención, los primeros auxilios, el tratamiento de urgencia, la asistencia médica adicional y el tratamiento especializado para la reintegración y la readaptación al trabajo. Los profesionales de la salud en el trabajo pueden desempeñar importantes funciones en este ámbito.
No es infrecuente que se produzcan varios incidentes pequeños o accidentes menores antes de que tenga lugar un accidente grave. Los accidentes que sólo requieren primeros auxilios constituyen una señal que deben atender y utilizar los profesionales de la salud y la seguridad en el trabajo para dirigir y promover medidas preventivas.

jueves, 15 de octubre de 2009

Aspectos técnicos y fuentes (II)

Se han establecido criterios medioambientales para muchas de las sustancias que incluyen esos seis grupos. La utilidad y las posibilidades de aplicación de tales criterios en interiores son objeto de controversia por muchas razones. Por ejemplo, los objetivos de los valores límite umbral a menudo no incluyen la prevención de la irritación ocular, una queja muy corriente en edificios en los que el trabajo exige la visión cercana de los monitores de vídeo. Todavía no se ha definido adecuadamente para la mayoría de las categorías de contaminantes el problema de las interacciones, conocido habitualmente como el “problema de los contaminantes múltiples”. Ni siquiera en el caso de los agentes que se cree que afectan al mismo receptor, como los aldehídos, los alcoholes y las cetonas, se han establecido modelos predictivos adecuados. Por último, no está muy clara la defini- ción de “compuestos representativos” para su medición. Es decir, los contaminantes deben ser mensurables, pero la composición de las mezclas complejas es muy variable. No está claro, por ejemplo, si las molestias por olor residual crónico a causa del humo de tabaco en el ambiente se deben a la nicotina, a las partículas emitidas, al monóxido de carbono o a otros contami- nantes. Se considera interesante el parámetro “compuestos orgánicos volátiles totales”, pero carece de aplicación práctica debido a que los diversos componentes tienen efectos radicalmente difeentes (Mølhave y Nielsen 1992; Brown y cols. 1994). Las partículas presentes en el interior de un edificio pueden diferir en su composición de sus equivalentes en el aire exterior, dado que el tamaño de los filtros altera las concentraciones de las sustancias introducidas, y las fuentes interiores de contaminantes pueden diferir de las exteriores. También existen problemas de medición, ya que el tipo de partículas recogidas dependerá del tamaño de los filtros utilizados. Para las mediciones en interiores pueden necesitarse diferentes filtros.
Por último, los datos que siguen apareciendo indican que contaminantes reactivos del interior de los edificios pueden interactuar con otros contaminantes y formar nuevos compuestos. Por ejemplo, el ozono presente (procedente de las máquinas de las oficinas o del exterior) puede interactuar con el 4-fenilci- clohexeno y producir aldehídos (Wechsler 1992).

martes, 13 de octubre de 2009

Aspectos técnicos y fuentes (I)

A partir de finales del decenio de 1970, el Instituto Nacional para la Salud y la Seguridad en el Trabajo de Estados Unidos (National Institute for Occupational Safety and Health, NIOSH) respondió a las peticiones de ayuda para tratar de identificar las causas de los trastornos de los ocupantes de edificios achacando los problemas a los sistemas de ventilación (50 %), a la contaminación microbiológica (3-5 %), a fuentes importantes de contaminantes en el interior de los edificios (tabaco 3 %, otros 14 %), a contaminantes procedentes del exterior (15 %) y a otras causas. Por otra parte, Woods (1989) y Robertson y cols. (1988) publi- caron dos conocidas series de análisis técnicos de los edificios causantes de problemas en las que documentaban la existencia, por término medio, de tres posibles factores causales en cada edificio.
Un estándar actual para la climatización profesional (American Society of Heating, Refrigerating and Airconditioning Engineers 1989) propone dos métodos para la ventilación: uno basado en la tasa de ventilación y el otro en la calidad del aire. El primero ofrece un enfoque tabular de las necesidades de ventilación: los edificios de oficinas necesitan 560 litros de aire exterior por ocupante y minuto para mantener las molestias medioambientales de los ocupantes por debajo del 20 %. En este cálculo se supone la existencia de fuentes de contaminación relativamente débiles. Cuando existen fuentes más potentes, los resultados son menos satisfactorios. Por ejemplo, cuando se permite fumar en las cantidades habituales (según datos de principios del decenio de 1980), aproximadamente un 30 % de los ocupantes se quejarán de molestias medioambientales. El segundo enfoque exige la selección de una concentración prede- terminada en el aire (partículas, COV, formaldehído, etc.), la información sobre los índices de emisiones (contaminante por tiempo y masa o superficie), y deduce las necesidades de ventilación. Aunque éste es un sistema intelectualmente mucho más satisfactorio, es difícil de poner en práctica debido a que los datos sobre emisiones son insuficientes y a que no existe un acuerdo sobre las concentraciones objetivo.

lunes, 12 de octubre de 2009

Factores de riesgo individuales

Se han analizado dos grupos de factores de riesgo individuales. En primer lugar, se consideran factores predisponentes a presentar síntomas clínicamente definidos, dos diátesis muy habituales: la atopia y la seborrea. En segundo, pueden ser impor- tantes las variables psicológicas. Por ejemplo, rasgos personales como la ansiedad, la depresión o la hostilidad se asocian a sensibilidad al papel de enfermo. Igualmente, el estrés laboral se asocia de modo tan constante con los síntomas relacionados con el edificio que es probable que exista una relación causal. Se ignora cuál de los tres componentes del estrés laboral (los rasgos individuales, la capacidad de afrontar los problemas y la función de organización, como las formas de gestión inadecuadas) es la causa dominante. Se sabe que si no se interviene para solucionar un problema concreto, los trabajadores pueden experimentar sus molestias con una sensación de sufrimiento creciente.

sábado, 10 de octubre de 2009

Causas de las enfermedades profesionales de la piel: Agentes químicos

Los compuestos químicos orgánicos e inorgánicos son la principal fuente de peligro para la piel. Todos los años se incorporan al medio ambiente de trabajo cientos de agentes nuevos, y muchos de ellos provocan lesiones cutáneas al actuar como irritantes primarios o sensibilizadores alérgicos. Se ha calculado que los agentes químicos irritantes primarios causan el 75 % de los casos de dermatitis profesionales. Sin embargo, en los centros clínicos donde suelen emplearse pruebas con parches diagnósticos, la frecuencia de dermatitis de contacto alérgica profesional ha aumentado. Por definición, un irritante primario es una sustancia química que dañará la piel de cualquier persona si se produce una exposición suficiente. Los irritantes pueden ser destructivos
(fuertes o absolutos), como sucede con los ácidos concentrados, los álcalis, las sales metálicas, algunos disolventes y ciertos gases. Estos efectos tóxicos pueden observarse en escasos minutos, dependiendo de la concentración del agente de contacto y de la duración de la exposición. En cambio, los ácidos y álcalis diluidos, incluidos los polvos alcalinos, varios disolventes y líquidos de corte solubles, entre otros, pueden necesitar varios días de contacto repetido para producir efectos apreciables. Estos materiales se denominan “irritantes acumulativos o débiles”.

viernes, 9 de octubre de 2009

Causas de las enfermedades profesionales de la piel: Agentes biológicos

Las exposiciones profesionales a bacterias, hongos, virus o parásitos pueden provocar infecciones primarias o secundarias de la piel. Antes de disponer de los tratamientos antibióticos modernos, las infecciones bacterianas y fúngicas eran más frecuentes y causaban enfermedades discapacitantes e incluso a veces la muerte. Aunque las infecciones bacterianas pueden producirse en cualquier actividad laboral, en algunos trabajadores, como cuidadores de animales, agricultores y ganaderos, pescadores, procesadores de alimentos y personas que manipulan cueros, el potencial de exposición es mayor. De la misma forma, las infecciones por hongos (levaduras) son comunes en panaderos, camareros, trabajadores de empresas de enlatado, cocineros, friegaplatos y trabajadores de guarderías y de empresas de preparación de alimentos. Las dermatosis debidas a infecciones parasitarias no son frecuentes y suelen observarse en trabajadores agrícolas y ganaderos, personas que manipulan grano o trabajan en la recolección, estibadores y trabajadores de silos.
Las infecciones cutáneas víricas son escasas, pero todavía se comunican casos de nódulos del ordeñador en trabajadores de empresas de productos lácteos, de herpes simple en el personal sanitario, técnicos dentales y estomatólogos, y de viruela ovina en personas que trabajan con ganado.

jueves, 8 de octubre de 2009

Causas de las enfermedades profesionales de la piel: Agentes físicos

El calor, el frío, la electricidad, la luz solar, la luz ultravioleta, la radiación láser y las fuentes de alta energía como los rayos X, el radio y otras sustancias radiactivas son potencialmente nocivas para la piel y para todo el organismo. La humedad y la temperatura elevadas en el lugar de trabajo o en un ambiente de trabajo tropical pueden interferir con el mecanismo de la sudoración y causar efectos sistémicos, produciendo un cuadro clínico conocido como síndrome de retención del sudor. Una exposición más ligera al calor puede inducir sarpullido, intértrigo, maceración cutánea y favorecer las infecciones bacterianas o fúngicas, sobre todo en las personas diabéticas y con sobrepeso.

Las quemaduras térmicas son frecuentes en trabajadores de hornos eléctricos, trabajadores de fundición de plomo, soldadores, químicos de laboratorio y trabajadores de oleoductos, de carreteras, de la construcción y reparación de techos y de las plantas de producción de alquitrán que tienen contacto con el alquitrán líquido.
La exposición prolongada al agua fría o a temperaturas bajas provoca lesiones de intensidad variable que oscilan desde eritema a vesículas, ulceraciones y gangrena. Las congelaciones que afectan a la nariz, las orejas y los dedos de las manos y de los pies de los trabajadores de la construcción, bomberos, carteros, militares y otros trabajadores al aire libre es una forma frecuente de lesión por frío.
La exposición a la electricidad por contacto en cortocircuitos, cables sin aislante o aparatos eléctricos defectuosos provoca quemaduras en la piel y la destrucción de tejidos más profundos. Pocos son los trabajadores que no se exponen a la luz solar y algunos individuos con exposición repetida sufren graves lesiones actínicas de la piel. La industria moderna tiene también nume- rosas fuentes de longitudes de onda ultravioleta artificiales potencialmente dañinas, como sucede en los procesos de solda- dura, fusión de metal, transferencia de metal fundido, soplado de vidrio, manejo de hornos eléctricos, utilización de sopletes y operaciones con rayo láser. Además de la capacidad natural de los rayos ultravioleta presentes en la luz natural o artificial para lesionar la piel, el alquitrán de hulla y algunos de sus derivados, incluidos ciertos colorantes, algunos componentes de plantas y de frutas (captadores de la luz) y diversos medicamentos tópicos
y parenterales contienen agentes químicos nocivos que se activan por ciertas longitudes de onda de los rayos ultravioleta. Estos efectos de fotorreacción pueden producirse por mecanismos fototóxicos o fotoalérgicos.
La energía electromagnética de alta intensidad asociada a los rayos láser puede lesionar los tejidos humanos, sobre todo del ojo. El riesgo de lesión cutánea es mínimo, pero puede ocurrir.

martes, 6 de octubre de 2009

EQUILIBRIO Funcionamiento del sistema del equilibrio Aferencias (II)

El sistema vestibular registra directamente la orientación y el movimiento de la cabeza. El laberinto vestibular es una estructura ósea minúscula localizada en el oído interno que comprende los canales semicirculares llenos de líquido (endolinfa) el utrículo y el sáculo (Figura 11.6). Los tres canales semicirculares se orientan en ángulos rectos, de forma que permiten detectar la aceleración en los tres planos posibles del movimiento angular. En los giros de la cabeza, el movimiento relativo de la endolinfa dentro de los canales (provocado por la inercia)mueve los cilios de las células sensoriales y se produce un cambio en la señal nerviosa procedente de estas células (Figura 11.7). El utrículo y el sáculo contienen cristales pesados (otolitos) que responden a variaciones en la posición de la cabeza en relación con la fuerza de la gravedad y a la aceleración o deceleración lineal, que también hacen inclinarse a los cilios, con lo que se altera la señal procedente de las células sensoriales a las que están unidos.

lunes, 5 de octubre de 2009

EQUILIBRIO Funcionamiento del sistema del equilibrio Aferencias (I)

La percepción y el control de la orientación y el movimiento corporal en el espacio se consiguen mediante un sistema en el que participan simultáneamente estímulos aferentes de tres fuentes: la visión, el órgano vestibular del oído interno y los sensores musculares, articulares y cutáneos que aportan una información somatosensorial o “propioceptiva” sobre el movi- miento del cuerpo y el contacto físico con el medio ambiente
(Figura 11.5). La combinación de toda esta información se integra en el sistema nervioso central, donde se generan las acciones apropiadas para restaurar y mantener el equilibrio, la coordinación y el bienestar. La descompensación de cualquier parte del sistema puede provocar malestar, vértigo e inestabilidad, causantes de síntomas y/o caídas.

domingo, 4 de octubre de 2009

TRASTORNOS AUDITIVOS - PROVOCADOS POR AGENTES FISICOS: “El oído del soldador”.

Las chispas calientes pueden penetrar por el conducto auditivo externo hasta llegar a la membrana timpánica y quemarla. Esto provoca un dolor agudo de oído y, a veces, parálisis del nervio facial. Si las quemaduras son menores no es necesario ningún tratamiento, pero en los casos más graves a veces hay que reparar quirúrgicamente la membrana. El riesgo puede evitarse colocando en una posición correcta el casco del soldador o llevando tapones para los oídos.

viernes, 2 de octubre de 2009

Alcance del problema

La prevalencia del asma en adultos suele oscilar entre el 3 y el 5 %, dependiendo de la definición de asma y de variaciones geográficas, y puede ser considerablemente más elevada en ciertas poblaciones urbanas de nivel económico bajo. Se ha comunicado que la proporción de casos de asma del adulto en la población general que guarda relación con el ambiente de trabajo oscila entre el2y el 23 %,y los cálculos recientes tienden hacia el límite superior. Se han estimado las prevalencias del asma y del AO en pequeñas cohortes y estudios transversales de grupos de alto riesgo ocupacional. En una revisión de 22 estudios seleccionados de lugares de trabajo con exposiciones a sustancias específicas, las prevalencias de asma o de AO, definidas de diferentes formas, oscilaron entre el3y el 54 %, con prevalencias superiores al 15 % en 12 de los estudios (Becklake, en Bernstein y cols.
1993). Este amplio rango refleja variaciones verdaderas de la prevalencia real (debida a diferentes tipos y niveles de exposición). También refleja diferencias en los criterios diagnósticos, y variaciones en la potencia de los sesgos, como el “sesgo del superviviente”, que puede deberse a la exclusión de los trabajadores que desarrollaron AO y abandonaron el lugar de trabajo antes de realizarse el estudio. Los cálculos de incidencia en la población oscilan entre 14 por millón de adultos empleados por año en Estados Unidos y 140 por millón de adultos empleados por año en Finlandia (Meredith y Nordman 1996). El descubrimiento de los casos fue más completo y los métodos de diagnóstico generalmente más rigurosos en Finlandia. La evidencia aportada por estas distintas fuentes coincide en su inferencia de que el AO a menudo se infradiagnostica y/o se infracomunica y constituye un problema de salud pública de un alcance mayor del que general- mente se reconoce.

jueves, 1 de octubre de 2009

ASMA OCUPACIONAL

El asma es una enfermedad respiratoria caracterizada por obstrucción de las vías aéreas parcial o totalmente reversible, ya sea de forma espontánea o con tratamiento; inflamación de las vías aéreas; y aumento de la reactividad de las vías aéreas a diversos estímulos (NAEP 1991). El asma ocupacional (AO) es un asma provocada por exposición ambiental en el lugar de trabajo. Se han descrito varios cientos de agentes causantes de AO. La existencia previa de asma o hiperreactividad de las vías aéreas, con síntomas que empeoran con la exposición durante el trabajo
a irritantes o a estímulos físicos, suele clasificarse de forma inde- pendiente como asma agravada por el trabajo (AAT). Se acepta de forma generalizada que el AO se ha convertido en la enfermedad pulmonar ocupacional más prevalente en los países en desarrollo, aunque los cálculos de sus prevalencia e incidencia reales son bastante variables. Es evidente, sin embargo, que en muchos países el asma de etiología ocupacional es responsable de una carga en su mayor parte no reconocida de enfermedad y discapacidad, con unos elevados costes, tanto económicos como no económicos. Gran parte de esta carga de salud pública y económica puede prevenirse en potencia mediante la identificación y el control o la eliminación de las exposiciones en el lugar de trabajo que causan el asma. Este artículo resume los enfoques actuales destinados a identificar, tratar y prevenir el AO. Diversas publicaciones recientes analizan estos aspectos con mayor profun- didad. (Chan-Yeung 1995; Bernstein y cols. 1993).

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Fiebre por vapores de polímeros

La fiebre por vapores de polímeros es una enfermedad febril autolimitada similar a la FVM, pero causada por la inhalación de productos derivados de la pirólisis de fluoropolímeros, incluido el politetrafluoroetano. (PTFE; nombres comerciales Teflon, Fluon, Halon). El PTFE es muy utilizado por sus propiedades lubri- cantes, de estabilidad térmica y de aislamiento eléctrico. Es inocuo a menos que se caliente por encima de 300C, momento en que comienza a liberar productos de degradación (Shus- terman 1993). Esto sucede cuando se sueldan materiales con revestimiento de PTFE, al calentar PTFE con el filo de una herramienta durante el mecanizado a alta velocidad, al manejar máquinas de moldeo o extrusión (Rose 1992) y, rara vez, durante la cirugía endotraqueal con láser (Rom 1992a).
Se descubrió una causa frecuente de fiebre por vapores de polímeros después de un período de investigación clásica de salud pública durante los primeros años del decenio de 1970.
(Wegman y Peters 1974; Kuntz y McCord 1974). Los trabaja- dores de la industria textil estaban desarrollando afecciones febriles autolimitadas con la exposición a formaldehído, amoníaco y fibra de nailon; no estaban expuestos a vapores de fluropolímeros, pero manipulaban el polímero triturado. Tras comprobar que los niveles de exposición a los restantes agentes etiológicos posibles se encontraban dentro de límites aceptables, se examinó con más detalle el trabajo con el fluoropolímero. Resultó que sólo presentaban síntomas los fumadores que traba- jaban con el mismo. Se planteó la hipótesis de que los cigarrillos estaban siendo contaminados con el fluoropolímero presente en las manos del trabajador, y que a continuación el producto sufría combustión en el cigarrillo cuando éste se fumaba, exponiendo al trabajador a vapores tóxicos. Tras prohibir el consumo de cigarrillos en el lugar de trabajo y establecer estrictas normas de lavado de manos no se comunicaron más enfermedades (Wegman y Peters 1974). Desde entonces, se ha descrito este fenómeno después de trabajar con compuestos impermeabilizantes, compuestos para liberación de moldes (Albrecht y Bryant 1987) y después de utilizar ciertos tipos de ceras para esquíes.
(Strom y Alexandersen 1990).
Se desconoce la patogenia de la fiebre por vapores de polímeros. Se cree que es similar a la de otras fiebres por inhalación, debido a su presentación similarya su aparente respuesta inmu- nitaria inespecífica. No se han llevado a cabo estudios experimentales con seres humanos; sin embargo, tanto las ratas como las aves desarrolla una grave lesión del epitelio alveolar tras la exposición a productos de la pirólisis del PTFE. (Wells, Slocombe y Trapp 1982; Blandford y cols. 1975). No se ha reali- zado una medición exacta de la función pulmonar ni del los cambios en el líquido de BAL.
Los síntomas aparecen varias horas después de la exposición y, a diferencia de lo que sucede en la FVM, en este caso no se produce tolerancia, o efecto taquifiláctico. A la debilidad y las mialgias siguen fiebre y escalofríos. A menudo hay opresión torácica y tos. La exploración física es por lo demás normal. Con frecuencia existe leucocitosis, y la radiografía de tórax suele ser normal. Los síntomas se resuelven de forma espontánea en 12 a 48 horas. Ha habido algunos casos de personas que han desarrollado edema pulmonar tras la exposición; en general, los vapores de PTFE se consideran más tóxicos que los vapores de zinc y de cobre en la génesis de la FVM (Shusterman 1993; Brubaker 1977). Se ha descrito una disfunción crónica de las vías aéreas en personas que habían sufrido episodios múltiples de fiebre por vapores de polímeros (Williams, Atkinson y Patchefsky 1974).
El diagnóstico de la fiebre por vapores de polímeros requiere la realización de una historia meticulosa con un elevado nivel de sospecha clínica. Después de averiguar la fuente de los productos de pirólisis del PTFE, se debe hacer todo lo posible por prevenir nuevas exposiciones. El lavado de manos obligatorio y la supresión del consumo de tabaco en el lugar de trabajo han eliminado de forma eficaz los casos relacionados con cigarrillos contami- nados. Los trabajadores que han sufrido episodios múltiples de fiebre por vapores de polímeros o un edema pulmonar asociado deben someterse a un seguimiento médico a largo plazo.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Exposición a radiaciones

La exposición a radiaciones ionizantes es un peligro para la salud bien establecido, generalmente como resultado de una exposición intensa, sea accidental o con fines médicos. Puede dañar las activas células en fase de proliferación y, por tanto, resultar muy nociva para el feto o el recién nacido en desarrollo. La exposición necesaria para establecer un diagnóstico por rayos X suele ser de muy bajo nivel y se considera inocua. Una fuente potencial de exposición a radiaciones ionizantes en el hogar es el radón, gas presente en las formaciones rocosas de ciertas regiones geográficas.
Son efectos prenatales y postnatales de la radiación el retraso mental, la merma de la inteligencia, el retraso en el desarrollo, las malformaciones congénitas y el cáncer. La exposición a dosis elevadas de radiaciones ionizantes se asocia también con una mayor frecuencia de cáncer. La incidencia de esta exposición depende de la dosis y la edad; en efecto, el máximo riesgo rela- tivo de cáncer de mama observado (~9) se da entre mujeres expuestas precozmente a radiaciones ionizantes.
Recientemente se ha prestado atención a los posibles efectos de las radiaciones no ionizantes o campos electromagnéticos (EMF). El fundamento de la relación entre la exposición a EMF y el cáncer todavía no se conoce, y las pruebas epidemiológicas son poco claras. No obstante, en varios estudios internacionales se ha documentado una relación entre EMF y leucemia y cáncer de mama en el varón.
La exposición infantil excesiva a la luz solar se ha asociado con cáncer de piel y melanoma (Marks 1988).

domingo, 27 de septiembre de 2009

Humo de tabaco ambiental

El humo de tabaco ambiental (HTA) es una combinación de humo exhalado y humo emitido por la brasa del cigarrillo. Aunque el HTA no es por sí solo fuente de exposición profesional que pueda afectar al neonato, se estudia aquí por su potencial para afectar adversamente a la salud y porque es buen ejemplo de otras exposiciones a aerosoles. La exposición de los no fumadores al HTA suele describirse como consumo de tabaco pasivo o involuntario. La exposición prenatal al HTA se asocia claramente con deficiencias o deterioros del desarrollo fetal. Es difícil diferenciar los resultados postnatales de los efectos del HTA en el período prenatal, puesto que el consumo de tabaco por parte de los padres raramente se limita a uno u otro de estos períodos. Sin embargo, hay pruebas que apoyan una relación entre exposición postnatal al HTA y patologías respiratorias y deterioro de la función pulmonar. La similitud de estas observaciones con la experiencia de los adultos refuerza la asociación.
El HTA está bien caracterizado y se ha estudiado ampliamente desde el punto de vista de la exposición humana y los efectos sobre la salud. Es cancerígeno para el hombre (US Envi- ronmental Protection Agency 1992). La exposición al HTA puede evaluarse midiendo las concentraciones de nicotina (un componente del tabaco) y cotinina (su principal metabolito), en líquidos biológicos, como la saliva, sangre y orina. También se ha detectado nicotina y cotinina en la leche materna. La coti- nina se ha detectado en sangre y orina de lactantes expuestos al HTA sólo por intermedio de la leche materna (Charlton 1994; National Research Council 1986).
Se ha establecido con claridad que la exposición neonatal al HTA es consecuencia del consumo de tabaco paterno y materno en el hogar. La madre fumadora es la fuente de exposición más importante. Así, en varios estudios se ha demostrado que la concentración urinaria de cotinina en niños tiene correlación con el número de cigarrillos diarios consumidos por la madre (Marbury, Hammon y Haley 1993). Las principales vías de exposición del neonato al HTA son la respiración y la dieta (por medio de la leche materna). Las guarderías representan otra fuente potencial de exposición, pues en muchas de ellas no se ha establecido una política de limitación del consumo de tabaco (Sockrider y Coultras 1994).
La hospitalización por afecciones respiratorias es más común entre recién nacidos de padres fumadores. Además, la duración de las estancias en el hospital es mayor entre lactantes expuestos al HTA. En términos causales, la exposición al HTA no se ha asociado con enfermedades respiratorias concretas. No obstante, hay pruebas de que el consumo de tabaco pasivo incrementa la gravedad de enfermedades previas, como bronquitis y asma (Charlton 1994; Chilmonczyk y cols. 1993; Rylander y cols.
1993). Los niños y lactantes expuestos al HTA sufren también con mayor frecuencia infecciones respiratorias. Además, los padres fumadores que padecen enfermedades respiratorias pueden transmitir la infección a sus hijos con la tos.
Los niños expuestos al HTA después del nacimiento sufren pequeñas deficiencias de la función pulmonar que parecen independientes de la exposición prenatal (Frischer y cols. 1992). Aunque las alteraciones vinculadas con el HTA son pequeñas (disminución del 0,5 % anual del volumen pulmonar de reserva) y se trata de efectos sin trascendencia clínica, son sugestivos de cambios en las células del pulmón en desarrollo que podrían suponer riesgos en el futuro. El consumo de tabaco por parte de los padres se ha asociado también con un mayor riesgo de otitis media o supuración del oído medio entre la lactancia y los nueve años; esta afección es causa común de sordera infantil, y puede retrasar la educación. Esta asociación está apoyada por estudios que atribuyen un tercio de todos los casos de otitis media al consumo de tabaco por parte de los padres (Charlton 1994).

sábado, 26 de septiembre de 2009

Polvos y fibras minerales: amianto, fibra de vidrio, lana mineral, zeolitas, talco

La exposición a polvos y fibras minerales en el lugar de trabajo provoca en los trabajadores enfermedades respiratorias, entre ellas cáncer de pulmón. La exposición al polvo es un problema potencial para el recién nacido si alguno de sus padres lleva a casa partículas adheridas a la ropa o al cuerpo. En el caso del amianto, se han encontrado fibras del lugar de trabajo en el hogar; la exposición de los miembros de la familia por esta causa se ha descrito como exposición pasiva o familiar. La documenta- ción de la enfermedad familiar por amianto ha sido posible por la formación de un tumor indicador llamado mesotelioma, asociado primordialmente con la exposición a dicho material. El mesote- lioma es un cáncer de la pleura o el peritoneo (las membranas que envuelven los pulmones y el abdomen, respectivamente) que se manifiesta después de un prolongado período de latencia, típi- camente de 30-40 años después de la primera exposición al amianto. La etiología de esta enfermedad parece vinculada sólo con la duración del tiempo transcurrido desde la exposición inicial, no con la intensidad o la duración, ni con la edad en el momento de la primera exposición (Nicholson 1986, Otte, Sigs- gaard y Kjaerulff 1990). También se han atribuido anomalías respiratorias a la exposición pasiva al amianto (Grandjean y Bach
1986). Numerosos experimentos con animales apoyan las obser- vaciones hechas en el hombre.
Casi todos los casos de mesotelioma familiar se han descrito en viudas de mineros, molineros, fabricantes y aisladores. Sin embargo, también se han asociado con la enfermedad algunas exposiciones infantiles. No pocos de estos niños habían tenido un contacto inicial precoz (Dawson y cols. 1992; Anderson y cols. 1976; Roggli y Longo 1991). Así, en una investigación de
24 contactos familiares con mesotelioma que vivían en una ciudad dedicada a la minería de amiantos de crocidolita, se identificaron 7 casos de edades comprendidas entre 29 y 39 años en el momento del diagnóstico o de la muerte y cuya exposición inicial había ocurrido a una edad inferior a uno (n = 5) o tres
(n = 2) años (Hansen y cols. 1993).
La exposición al amianto es causa clara de mesotelioma, pero se ha propuesto además un mecanismo epigenético para explicar la inusual acumulación de casos en el seno de ciertas familias. Así, el desarrollo de mesotelioma en 64 personas de 27 familias sugiere un rasgo genético que puede hacer a determinados individuos más sensibles a las lesiones causadas por el amianto que inducen la enfermedad (Dawson y cols. 1992; Bianchi, Brollo y Zuch 1993). Pero también se ha señalado que la exposición puede por sí sola explicar suficientemente la agre- gación familiar documentada (Alderson 1986).
La fibra de vidrio, la zeolita y el talco son otras sustancias inorgánicas pulverulentas asociadas con enfermedades profesio- nales. El amianto y la fibra de vidrio se han usado mucho como aislantes. Con el primero y, de forma mucho menos clara, también con la segunda, se han asociado fibrosis pulmonar y cáncer. Se ha documentado mesotelioma en áreas de Turquía expuestas a zeolitas naturales. La exposición al amianto puede tener también carácter no profesional. Los pañales con fibra de amianto se han citado como fuente de exposición infantil a este material (Li, Dreyfus y Antman 1989), pero en ese informe no se excluyó la ropa de los padres como origen del contacto. Se ha encontrado también amianto en cigarrillos, secadores de pelo, baldosas para suelos y algunos tipos de polvo de talco. En muchos países se ha eliminado su uso; sin embargo, un motivo de inquietud para los niños son los aislantes de amianto que aún quedan en algunas escuelas y que se han investigado ampliamente como fuente potencial de riesgo para la salud pública

jueves, 24 de septiembre de 2009

Patogenia de la artrosis

La patogenia de la artrosis se desconoce. El diagnóstico de artrosis primaria (idiopática) es el más frecuente en ausencia de factores predisponentes, como fracturas previas. Cuando existe un factor predisponente, la artrosis se denomina secundaria.

Existen controversias entre los autores que afirman que la artrosis primaria es un trastorno metabólico o genético y quienes aseguran que los traumatismos mecánicos acumulados también pueden tener un papel en la patogenia de la artrosis primaria. Un mecanismo patogénico de la artrosis relacionada con la carga pueden ser las microfracturas debidas a un impacto brusco o a impactos de carga repetitivos.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mecanismos y factores de riesgo de la enfermedad (II)

Debido a estos efectos biomecánicos, no es sorprendente encontrar un riesgo alto de lesiones de los tendones del hombro en las personas que realizan actividades que requieren contrac- ciones estáticas del músculo supraespinoso o flexiones hacia adelante o abducciones repetitivas del hombro. Los soldadores, laminadores de metal y costureras se encuentran entre los grupos profesionales cuyo trabajo lleva aparejada tensión estática de estos músculos. Los trabajadores de la línea de montajeen la industria automovilística, los pintores, los carpinteros y deportistas como los nadadores son otros grupos profesionales que realizan movimientos repetitivos de la articulación del hombro.
En el tendón degenerado, el esfuerzo puede desencadenar una respuesta inflamatoria a los restos de las células muertas, que ocasiona una tendinitis activa. También las infecciones (p. ej., víricas, urogenitales) o la inflamación sistémica pueden predisponer a una persona a padecer una tendinitis reactiva en el hombro. Una hipótesis es que la infección, que activa el sistema inmunitario, aumenta la posibilidad de una respuesta de cuerpo extraño a las estructuras degenerativas del tendón.

martes, 22 de septiembre de 2009

Mecanismos y factores de riesgo de la enfermedad (I)

Fisiopatología de la tendinitis de hombro La degeneración tendinosa es a menudo el factor predisponente para el desarrollo de la tendinitis de hombro. Tal degeneración del tendón puede estar causada por una alteración de la circula- ción del tendón, que interrumpe el metabolismo. También el estrés mecánico puede ser una causa. La muerte de las células dentro del tendón, que produce restos en los que se puede depositar calcio, quizá sea la forma inicial de degeneración. Los tendones del supraespinoso, el bíceps braquial (la cabeza larga) y las porciones superiores del infraespinoso poseen una zona en la que no existen vasos sanguíneos (avascular), y es en esta zona en la que se localizan predominantemente los signos de degeneración, incluida la muerte de células, los depósitos de calcio y las roturas microscópicas. Cuando se altera la circulación sanguínea, como ocurre con la compresión y la carga estática de los tendones del hombro, la degeneración puede acelerarse, ya que el mantenimiento normal del organismo no funcionará de forma óptima.
Cuando se eleva el brazo se produce compresión de los tendones. Un proceso, a menudo denominado impactación, consiste en el paso forzado de los tendones a través de los conductos óseos del hombro, como se refleja en la Figura 6.18. Se produce la compresión de los tendones del manguito de los rotadores (en especial del tendón del supraespinoso) porque el espacio entre la cabeza humeral y el ajustado arco coracoacro- mial es estrecho. Las personas que padecen discapacidad prolongada debida a bursitis crónica o a desgarros completos o parciales de los tendones del manguito de los rotadores o del bíceps braquial suelen presentar también síndrome de impactación.
La circulación de la sangre hasta el tendón también depende de la tensión muscular. En el tendón, la circulación será inversamente proporcional a la tensión. Con tensiones muy altas, la circulación puede cesar por completo. Estudios recientes han demostrado que la presión intramuscular en el músculo supraespinoso puede superar los 30 mm Hg a 30 grados de flexión hacia adelante o de abducción de la articulación del hombro, como se muestra en la Figura 6.19. A esta presión se produce alteración de la circulación sanguínea. Dado que el principal vaso sanguíneo que irriga el tendón del supraespinoso discurre a través del músculo supraespinoso, es probable que la circulación hasta el tendón se altere incluso a 30 grados de flexión hacia adelante o de abducción de la articulación del hombro.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Investigación sobre el karoshi

Uehata (1991a) realizó un estudio en 203 trabajadores japoneses (196 varones y 7 mujeres) que habían sufrido episodios cardiovas culares. Ellos, o sus familiares, le habían consultado acerca la posibilidad de recibir indemnizaciones entre 1974 y 1990. Se habían producido un total de 174 muertes; 55 casos habían recibido ya indemnización por enfermedad profesional. Un total de
123 trabajadores habían sufrido accidentes cerebrovasculares (57 hemorragias subaracnoideas, 46 hemorragias cerebrales, 13 infartos cerebrales y 7, no clasificados); se habían producido 50 casos de insuficiencia cardíaca aguda, 27 infartos de miocardio y 4 disecciones aórticas. Sólo se hizo autopsia en 16 casos. Más de la mitad de los trabajadores tenían antecedentes de hipertensión, diabetes u otros problemas arterioscleróticos. Un total de 131 sujetos habían hecho horarios prolongados, más de 60 horas a la semana, más de 50 horas extra al mes o más de la mitad de sus turnos de vacaciones. En 88 trabajadores se encon- traron acontecimientos desencadenantes identificables en las 24 horas previas al suceso. Uehata llegó a la conclusión que los afectados eran fundamentalmente varones con horarios de trabajo muy prolongados y otras sobrecargas generadoras de estrés, y que estos estilos de trabajo exacerbaban sus otros hábitos de vida y originaban los ataques, desencadenados en última instancia por pequeños sucesos o problemas laborales.