En todos los estudios en los que se ha analizado el “estrés laboral” se ha observado una clara asociación con los síntomas del SEE. La percepción por los trabajadores de las presiones en el trabajo, los conflictos laborales y otros factores estresantes no relacionados con el trabajo, como las exigencias conyugales o filiales, pueden conducir claramente a una sensación subjetiva de una irritación “más intensa” como una función de comportamiento de enfermedad. De hecho, a veces esas percepciones pueden deberse a unas medidas de supervisión deficientes. Por otra parte, se cree que la presencia de irritantes que dan lugar a irritación subjetiva origina “estrés laboral”.
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