Para la eliminación de los contaminantes presentes en los edificios se ha confiado siempre en estrategias generales de dilución, pero los diseñadores han asumido que las personas eran la principal fuente de sustancias contaminantes. Más recientemente, se ha reconocido la contribución de las emisiones de “materiales sólidos” (como las mesas de conglomerado, las moquetas y otros elementos del mobiliario), de productos húmedos (como pegamentos, pinturas de paredes, tóner de máquinas de oficina) y de productos personales (perfumes) a una mezcla compleja de contaminantes individuales a niveles muy reducidos (resumido en Hodgson, Levin y Wolkoff 1994).
Diversos estudios sugieren que la presencia de compuestos orgánicos volátiles reactivos, como aldehídos e hidrocarburos halogenados, se asocia a niveles crecientes de síntomas. Las oficinas con mayores índices de quejas han sufrido una “pérdida” de COV entre el aire que entra y el que sale mayor que las oficinas con menos quejas. En un estudio prospectivo realizado en colegios, se relacionó el desarrollo de síntomas con COV de cadena corta. En otra encuesta, se asociaron con niveles de síntomas más altos las muestras personales más elevadas de COV utilizando un medidor selectivo de muestras que “sobrerreacciona” a los COV reactivos, como los aldehídos y los hidrocarburos halogenados. En dicho estudio, las mujeres tenían mayores niveles de COV en su zona de respiración, lo que sugiere otra posible explicación del mayor índice de quejas entre las mujeres. Los COV podrían adsorberse a los recovecos, como las superficies lanosas, y pasar nuevamente a la atmósfera
a partir de esas fuentes secundarias. También respalda esta hipótesis la interacción del ozono con COV relativamente no irritantes para formar aldehídos.
La existencia de múltiples fuentes potenciales, la concordancia entre los efectos en la salud de los COV y los síntomas del SEE y los conocidos problemas relacionados con los sistemas de ventilación convierten a los compuestos orgánicos volátiles en agentes etiológicos atractivos. Otras soluciones, aparte de las mejoras en el diseño y el funcionamiento de los sistemas de ventilación, son la elección de contaminantes de emisiones redu- cidas, una limpieza más profunda y la prevención de la “química de interiores”.
Diversos estudios sugieren que la presencia de compuestos orgánicos volátiles reactivos, como aldehídos e hidrocarburos halogenados, se asocia a niveles crecientes de síntomas. Las oficinas con mayores índices de quejas han sufrido una “pérdida” de COV entre el aire que entra y el que sale mayor que las oficinas con menos quejas. En un estudio prospectivo realizado en colegios, se relacionó el desarrollo de síntomas con COV de cadena corta. En otra encuesta, se asociaron con niveles de síntomas más altos las muestras personales más elevadas de COV utilizando un medidor selectivo de muestras que “sobrerreacciona” a los COV reactivos, como los aldehídos y los hidrocarburos halogenados. En dicho estudio, las mujeres tenían mayores niveles de COV en su zona de respiración, lo que sugiere otra posible explicación del mayor índice de quejas entre las mujeres. Los COV podrían adsorberse a los recovecos, como las superficies lanosas, y pasar nuevamente a la atmósfera
a partir de esas fuentes secundarias. También respalda esta hipótesis la interacción del ozono con COV relativamente no irritantes para formar aldehídos.
La existencia de múltiples fuentes potenciales, la concordancia entre los efectos en la salud de los COV y los síntomas del SEE y los conocidos problemas relacionados con los sistemas de ventilación convierten a los compuestos orgánicos volátiles en agentes etiológicos atractivos. Otras soluciones, aparte de las mejoras en el diseño y el funcionamiento de los sistemas de ventilación, son la elección de contaminantes de emisiones redu- cidas, una limpieza más profunda y la prevención de la “química de interiores”.
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