jueves, 15 de octubre de 2009

Aspectos técnicos y fuentes (II)

Se han establecido criterios medioambientales para muchas de las sustancias que incluyen esos seis grupos. La utilidad y las posibilidades de aplicación de tales criterios en interiores son objeto de controversia por muchas razones. Por ejemplo, los objetivos de los valores límite umbral a menudo no incluyen la prevención de la irritación ocular, una queja muy corriente en edificios en los que el trabajo exige la visión cercana de los monitores de vídeo. Todavía no se ha definido adecuadamente para la mayoría de las categorías de contaminantes el problema de las interacciones, conocido habitualmente como el “problema de los contaminantes múltiples”. Ni siquiera en el caso de los agentes que se cree que afectan al mismo receptor, como los aldehídos, los alcoholes y las cetonas, se han establecido modelos predictivos adecuados. Por último, no está muy clara la defini- ción de “compuestos representativos” para su medición. Es decir, los contaminantes deben ser mensurables, pero la composición de las mezclas complejas es muy variable. No está claro, por ejemplo, si las molestias por olor residual crónico a causa del humo de tabaco en el ambiente se deben a la nicotina, a las partículas emitidas, al monóxido de carbono o a otros contami- nantes. Se considera interesante el parámetro “compuestos orgánicos volátiles totales”, pero carece de aplicación práctica debido a que los diversos componentes tienen efectos radicalmente difeentes (Mølhave y Nielsen 1992; Brown y cols. 1994). Las partículas presentes en el interior de un edificio pueden diferir en su composición de sus equivalentes en el aire exterior, dado que el tamaño de los filtros altera las concentraciones de las sustancias introducidas, y las fuentes interiores de contaminantes pueden diferir de las exteriores. También existen problemas de medición, ya que el tipo de partículas recogidas dependerá del tamaño de los filtros utilizados. Para las mediciones en interiores pueden necesitarse diferentes filtros.
Por último, los datos que siguen apareciendo indican que contaminantes reactivos del interior de los edificios pueden interactuar con otros contaminantes y formar nuevos compuestos. Por ejemplo, el ozono presente (procedente de las máquinas de las oficinas o del exterior) puede interactuar con el 4-fenilci- clohexeno y producir aldehídos (Wechsler 1992).

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