El  olfato  se  altera  cuando  las  sustancias  olorosas  no  pueden alcanzar los receptores olfatorios o cuando el tejido olfatorio está lesionado. La hinchazón que producen la rinitis, la sinusitis o los pólipos  puede  impedir  el  acceso  de  las  sustancias  olorosas.  Los siguientes trastornos pueden provocar lesiones: inflamación de las cavidades  nasales;  destrucción  del  neuroepitelio  olfatorio  por diversos   agentes;   traumatismos   craneales;   y   transmisión   de agentes a través de los nervios olfatorios hacia el cerebro con la consiguiente lesión del área olfatoria del sistema nervioso central. En las actividades laborales se encuentra una gran variedad de agentes y de situaciones potencialmente dañinas (Amoore 1986; Cometto-Muñiz  y  Cain  1991;  Shusterman  1992;  Schiffman  y Nagle  1992).  Según  datos  publicados  recientemente,  obtenidos con  las  respuestas  de  712.000  personas  entrevistadas  en  la Encuesta sobre el Olor de National Geographic, el trabajo en las fábricas  deteriora  el  sentido  de  olfato;  se  comprobó  que  en  los trabajadores de fábricas, tanto hombres como mujeres, el sentido del  olfato  se  hallaba  deteriorado  y  las  pruebas  demostraron una  disminución  de  la  capacidad  olfatoria  (Corwin,  Loury  y Gilbert 1995). Específicamente, se describieron más exposiciones químicas  y  traumatismos  craneales  que  en  los  trabajadores  de otros ámbitos laborales.
Cuando se sospecha un trastorno olfatorio profesional, puede ser difícil identificar al agente causal. Los conocimientos actuales sobre este tema se han obtenido con series pequeñas e informes de casos aislados. Es importante señalar que en pocos estudios se menciona la exploración de las fosas nasales y de los senos para- nasales. La mayoría se basan en los antecedentes olfatorios del paciente, más que en pruebas del sistema del olfato. Un factor adicional que complica la evaluación es la alta prevalencia de trastornos olfatorios no relacionados con la actividad laboral en la  población  general,  la  mayoría  causados  por  infecciones víricas,  procesos  alérgicos,  pólipos  nasales,  sinusitis  o  traumatismos   craneales.   Sin   embargo,   algunos   de   estos   son   más comunes en el medio ambiente de trabajo y se comentarán con detalle en este capítulo.
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