Aunque no puede decirse que la úlcera péptica sea una enfer- medad profesional específica, muestra una incidencia superior a la media en las profesiones liberales y en los que trabajan en condiciones de estrés. Se cree que el estrés, ya sea físico o emocional, es un factor importante en la etiología de la enfermedad ulcerosa; el estrés emocional prolongado de determinadas profesiones podría incrementar la secreción de ácido clorhídrico y la propensión de la mucosa gastroduodenal a la lesión.
Los resultados de muchas investigaciones efectuadas sobre la relación entre úlcera péptica y profesión revelan claramente la existencia de importantes variaciones en la incidencia de enfermedad ulcerosa en las distintas profesiones. Muchos estudios señalan la alta probabilidad de que los trabajadores del trans- porte, como los conductores, mecánicos, empleados de tranvías
y ferroviarios sufran úlceras. Así, en una encuesta sobre 3.000 trabajadores del ferrocarril, se encontró una mayor proporción de úlceras entre el personal de trenes, operadores de señales y revisores que en el de mantenimiento y administración; se consi- deró que el trabajo por turnos, los riesgos y la responsabilidad eran factores contribuyentes. Sin embargo, en otra encuesta a gran escala, los trabajadores del transporte mostraron tasas “normales” de úlcera péptica, cuya incidencia fue máxima en los médicos y en un grupo de trabajadores no cualificados. Los pescadores y pilotos de barco también tienden a desarrollar úlceras, sobre todo de localización gástrica. Por último, en un estudio sobre mineros del carbón se vio que la incidencia de úlceras pépticas era proporcional a la dureza de las condiciones laborales, siendo máxima en los picadores. Los casos descritos en soldadores y en trabajadores de una planta de refinado de magnesio sugieren que los vapores metálicos pueden inducir el trastorno (aunque en este caso parece que la causa no sería el estrés, sino un mecanismo tóxico). Se han observado igualmente incidencias elevadas en supervisores y ejecutivos, es decir, en personas con cargos de responsabilidad en la industria o en el comercio; conviene señalar que, en estos grupos, la frecuencia se debe casi exclusivamente a las úlceras duodenales, mientras que las gástricas tienen una incidencia normal.
Por otra parte, se han encontrado incidencias bajas en los trabajadores agrícolas y, aparentemente, en los trabajadores sedentarios, estudiantes y artesanos.
Así pues, si bien las pruebas acerca de la incidencia profe- sional de la úlcera péptica parecen hasta cierto punto contradictorias, existe acuerdo en al menos un aspecto, a saber, en que cuanto mayor sea el estrés de una profesión, mayor será la tasa de úlceras. Esta relación general existe también en los países en vías de desarrollo donde, durante el proceso de industrialización
y modernización, muchos trabajadores caen progresivamente bajo la influencia del estrés y la tensión, debidos a factores como la congestión del tráfico rodado y la dificultad del transporte, la introducción de maquinaria, sistemas y tecnologías complejos, mayores sobrecargas de trabajo y jornadas más largas, todo lo cual conduce, como se ha visto, al desarrollo de la úlcera péptica.
Los resultados de muchas investigaciones efectuadas sobre la relación entre úlcera péptica y profesión revelan claramente la existencia de importantes variaciones en la incidencia de enfermedad ulcerosa en las distintas profesiones. Muchos estudios señalan la alta probabilidad de que los trabajadores del trans- porte, como los conductores, mecánicos, empleados de tranvías
y ferroviarios sufran úlceras. Así, en una encuesta sobre 3.000 trabajadores del ferrocarril, se encontró una mayor proporción de úlceras entre el personal de trenes, operadores de señales y revisores que en el de mantenimiento y administración; se consi- deró que el trabajo por turnos, los riesgos y la responsabilidad eran factores contribuyentes. Sin embargo, en otra encuesta a gran escala, los trabajadores del transporte mostraron tasas “normales” de úlcera péptica, cuya incidencia fue máxima en los médicos y en un grupo de trabajadores no cualificados. Los pescadores y pilotos de barco también tienden a desarrollar úlceras, sobre todo de localización gástrica. Por último, en un estudio sobre mineros del carbón se vio que la incidencia de úlceras pépticas era proporcional a la dureza de las condiciones laborales, siendo máxima en los picadores. Los casos descritos en soldadores y en trabajadores de una planta de refinado de magnesio sugieren que los vapores metálicos pueden inducir el trastorno (aunque en este caso parece que la causa no sería el estrés, sino un mecanismo tóxico). Se han observado igualmente incidencias elevadas en supervisores y ejecutivos, es decir, en personas con cargos de responsabilidad en la industria o en el comercio; conviene señalar que, en estos grupos, la frecuencia se debe casi exclusivamente a las úlceras duodenales, mientras que las gástricas tienen una incidencia normal.
Por otra parte, se han encontrado incidencias bajas en los trabajadores agrícolas y, aparentemente, en los trabajadores sedentarios, estudiantes y artesanos.
Así pues, si bien las pruebas acerca de la incidencia profe- sional de la úlcera péptica parecen hasta cierto punto contradictorias, existe acuerdo en al menos un aspecto, a saber, en que cuanto mayor sea el estrés de una profesión, mayor será la tasa de úlceras. Esta relación general existe también en los países en vías de desarrollo donde, durante el proceso de industrialización
y modernización, muchos trabajadores caen progresivamente bajo la influencia del estrés y la tensión, debidos a factores como la congestión del tráfico rodado y la dificultad del transporte, la introducción de maquinaria, sistemas y tecnologías complejos, mayores sobrecargas de trabajo y jornadas más largas, todo lo cual conduce, como se ha visto, al desarrollo de la úlcera péptica.
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