Los bifenilos policlorados se utilizaron desde mediados del decenio de 1940 hasta finales del de 1970 como líquidos aislantes en la fabricación de condensadores y transformadores eléctricos. Todavía quedan en el medio residuos de la contaminación, debida sobre todo a eliminación incorrecta y vertidos acciden- tales. Los equipos que siguen en uso o que se guardan en alma- cenes continúan siendo una fuente potencial de contaminación. Se ha documentado el caso de un niño con concentraciones detectables de PCB en sangre después de quedar expuesto a este producto por jugar con unos condensadores (Wolff y Schecter
1991). También se ha documentado la exposición de la esposa de un trabajador expuesto (Fishbein y Wolff 1987).
En dos estudios de exposición ambiental, se asoció la exposición pre y postnatal a PCB con efectos ligeros, pero apreciables, en niños. En un estudio se detectó un ligero deterioro del desa- rrollo motor entre niños cuyas madres presentaban concentraciones de PCB en la leche postnatal inmediata situados en el percentil 95 del grupo de estudio (Rogan y cols. 1986). En el otro, se apreciaron deficiencias sensoriales (además de menor tamaño gestacional) entre niños con concentraciones en sangre situadas aproximadamente entre el 25 % superior (Jacobson y cols. 1985; Fein y cols. 1984). Estos niveles de exposición se encontraban en el intervalo superior de los estudios (por encima de 3 ppm en la leche materna (base grasa) y por encima de
3 ng/ml en la sangre de los niños), pero, con todo, no son excesivamente altos. Las exposiciones industriales comunes determinan concentraciones entre 10 y 100 veces superiores (Wolff
1985). En ambos estudios, los efectos se atribuyeron a exposición prenatal. En cualquier caso, estos estudios deben servir como advertencia frente a la exposición indebida de neonatos a estos compuestos, tanto antes como después del nacimiento.
1991). También se ha documentado la exposición de la esposa de un trabajador expuesto (Fishbein y Wolff 1987).
En dos estudios de exposición ambiental, se asoció la exposición pre y postnatal a PCB con efectos ligeros, pero apreciables, en niños. En un estudio se detectó un ligero deterioro del desa- rrollo motor entre niños cuyas madres presentaban concentraciones de PCB en la leche postnatal inmediata situados en el percentil 95 del grupo de estudio (Rogan y cols. 1986). En el otro, se apreciaron deficiencias sensoriales (además de menor tamaño gestacional) entre niños con concentraciones en sangre situadas aproximadamente entre el 25 % superior (Jacobson y cols. 1985; Fein y cols. 1984). Estos niveles de exposición se encontraban en el intervalo superior de los estudios (por encima de 3 ppm en la leche materna (base grasa) y por encima de
3 ng/ml en la sangre de los niños), pero, con todo, no son excesivamente altos. Las exposiciones industriales comunes determinan concentraciones entre 10 y 100 veces superiores (Wolff
1985). En ambos estudios, los efectos se atribuyeron a exposición prenatal. En cualquier caso, estos estudios deben servir como advertencia frente a la exposición indebida de neonatos a estos compuestos, tanto antes como después del nacimiento.
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