Desde la perspectiva de la medicina del trabajo, la prevención de la úlcera péptica —considerada como un trastorno psicosomático con connotaciones profesionales— debe basarse sobre todo en el alivio, siempre que sea posible, del exceso de estrés y de la tensión nerviosa debidos directa o indirectamente a factores de tipo laboral. Dentro del amplio marco de este principio general hay lugar para muchas medidas como, por ejemplo, actuar en el plano colectivo para reducir las jornadas de trabajo, introducir o mejorar las instalaciones destinadas al descanso, mejorar las condiciones económicas y la seguridad social y (en colaboración con las autoridades locales) mejorar las condiciones de transporte
y facilitar un alojamiento adecuado a una distancia razonable del lugar de trabajo, por no hablar de las acciones directamente dirigidas a erradicar determinadas situaciones generadoras de estrés en el medio ambiente de trabajo.
A nivel personal, el éxito de la prevención depende en igual medida de un asesoramiento médico apropiado y de la cooperación inteligente del trabajador, que debe disponer de la oportu- nidad para solicitar consejo sobre sus problemas laborales y de otro tipo.
La probabilidad del individuo de sufrir una úlcera péptica aumenta cuando se asocian distintos factores profesionales y características personales. Si fuera posible identificar y comprender tales factores y, sobre todo, si pudiera demostrarse definitivamente la razón de la aparente correlación entre determinadas profesiones y tasas elevadas de enfermedad ulcerosa, las probabilidades de prevenir su desarrollo y de tratar sus recaídas serían mucho mayores. También debe erradicarse una posible infección por Helicobacter. Mientras tanto, y como precaución general, es preciso tener presentes las implicaciones de los antecedentes de úlcera péptica en toda persona sometida a una exploración previa al ingreso en la empresa o periódica y no situar —ni dejar—a los trabajadores afectados en puestos o situaciones en los que se vean expuestos a grandes tensiones, sobre todo de carácter nervioso o psicológico.
y facilitar un alojamiento adecuado a una distancia razonable del lugar de trabajo, por no hablar de las acciones directamente dirigidas a erradicar determinadas situaciones generadoras de estrés en el medio ambiente de trabajo.
A nivel personal, el éxito de la prevención depende en igual medida de un asesoramiento médico apropiado y de la cooperación inteligente del trabajador, que debe disponer de la oportu- nidad para solicitar consejo sobre sus problemas laborales y de otro tipo.
La probabilidad del individuo de sufrir una úlcera péptica aumenta cuando se asocian distintos factores profesionales y características personales. Si fuera posible identificar y comprender tales factores y, sobre todo, si pudiera demostrarse definitivamente la razón de la aparente correlación entre determinadas profesiones y tasas elevadas de enfermedad ulcerosa, las probabilidades de prevenir su desarrollo y de tratar sus recaídas serían mucho mayores. También debe erradicarse una posible infección por Helicobacter. Mientras tanto, y como precaución general, es preciso tener presentes las implicaciones de los antecedentes de úlcera péptica en toda persona sometida a una exploración previa al ingreso en la empresa o periódica y no situar —ni dejar—a los trabajadores afectados en puestos o situaciones en los que se vean expuestos a grandes tensiones, sobre todo de carácter nervioso o psicológico.
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