El cansancio físico también puede alterar la función digestiva, y el trabajo pesado puede causar trastornos secretomotores y cambios distróficos, sobre todo del estómago. Las personas con procesos gástricos, sobre todo las que han sido sometidas a intervenciones quirúrgicas, presentan limitaciones en cuanto a la cantidad de trabajo pesado que pueden hacer, aunque sólo sea porque estas tareas requieren mayores grados de nutrición.
El trabajo por turnos causa importantes cambios de los hábitos alimenticios, con la consiguiente aparición de problemas gastrointestinales. Los turnos pueden asociarse también a un aumento de las concentraciones sanguíneas de colesterol y triglicéridos y a una mayor actividad de la gamma-glutamiltransferasa sérica.
La dispepsia gástrica nerviosa (o neurosis gástrica) no parece tener una causa gástrica ni extragástrica, ni ser debida a un trastorno metabólico o humoral; en consecuencia, se considera que se debe a un trastorno primitivo del aparato nervioso autónomo, a veces asociado a un esfuerzo mental excesivo o al estrés emocional o psicológico. El cuadro gástrico suele manifestarse por hipersecreción neurótica o por una neurosis hipercinética o atónica (esta última, asociada a menudo a gastroptosis). Bajo este epígrafe podrían incluirse también el dolor epigástrico, la regurgitación y la aerofagia. La erradicación de los factores psicológicos perjudiciales del medio ambiente de trabajo puede inducir la remisión de los síntomas.
Diversas observaciones indican un aumento de la frecuencia de úlcera péptica en las personas con mayores responsabilidades, como supervisores y ejecutivos, personas que realizan trabajos muy pesados, recién llegados a una industria, emigrantes, marineros y trabajadores sometidos a importantes tensiones socioeconómicas.
Sin embargo, son muchas las personas que, aun con este mismo trastorno, llevan vidas profesionales normales, y carecemos de pruebas estadísticas. Además de las condiciones de trabajo, el consumo de alcohol, el hábito de fumar, los hábitos alimenticios y las circunstancias de la vida social y familiar contribuyen también al desarrollo y perpetuación de la dispepsia, lo que hace difícil establecer la parte que cada uno desempeña en la etiología de esta enfermedad.
También se ha dicho que los trastornos digestivos se relacionarían con el trabajo por turnos como consecuencia de la frecuente variación de los horarios de las comidas y de las malas condiciones de alimentación en los lugares de trabajo. Estos factores pueden agravar una alteración digestiva preexistente e inducir una dispepsis neurótica. En consecuencia, los trabajadores sólo deberían ser asignados a un trabajo por turnos después de ser sometidos a una exploración médica.
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