viernes, 23 de marzo de 2012

Evaluación de la exposición (I)

Si el epidemiólogo sabe únicamente que una persona trabajaba en un determinado sector industrial, los resultados de su estudio sólo podrán relacionar los efectos sobre la salud con dicho sector. Si dispone de datos sobre la exposición de los trabajadores según su profesión, sólo podrá extraer directamente conclusiones en lo que se refiere a la profesión. Se pueden hacer inferencias indirectas sobre las exposiciones a sustancias químicas, aunque es preciso determinar su fiabilidad en cada caso. Sin embargo, cuando el epidemiólogo tiene acceso, por ejemplo, a información sobre el departamento o/y a la descripción del puesto de trabajo de cada trabajador, podrá extraer conclusiones a ese nivel más detallado de la experiencia en el lugar de trabajo. Cuando el epidemiólogo (en colaboración con un higienista industrial) dispone de información sobre las sustancias con las que trabaja una persona, éste sería el nivel más detallado de la información de que puede disponer sobre la exposición, salvo las raras ocasiones en las que se conoce la dosimetría. Es más, los resul- tados de estos estudios pueden facilitar a la industria información muy útil para crear lugares de trabajo más seguros.
Hasta ahora, la epidemiología ha sido una especie de disci- plina “caja negra”, ya que ha estudiado la relación entre exposi- ción y enfermedad (los dos extremos de la cadena etiológica), sin considerar los mecanismos intermedios. Este enfoque, a pesar de su aparente falta de refinamiento, ha sido extremadamente útil. De hecho, todas las causas conocidas de cáncer en el ser humano, por ejemplo, se han descubierto con las herramientas de la epidemiología.
El método epidemiológico se basa en los registros existentes: cuestionarios, descripción de los puestos de trabajo u otros “esti- madores” de la exposición. Con ellos, la realización de los estu- dios epidemiológicos y la interpretación de sus resultados resultan relativamente sencillas.