En algunos casos, los programas preventivos no relacionados con el trabajo se ubican en otras divisiones de la organización, por ejemplo, en los departamentos de personal o recursos humanos. En general, esta separación no es conveniente, pero puede ser necesaria, por ejemplo, cuando los programas se subcontratan a diferentes empresas externas; en ese caso debería existir al menos una coordinación y una estrecha colaboración con el servicio de salud de los empleados.
Dependiendo de la naturaleza y ubicación del lugar de trabajo y el compromiso de la organización con la prevención, estos servicios pueden ser muy completos, abarcando práctica- mente todos los aspectos de la asistencia sanitaria, o bastante restringidos, limitándose a distribuir alguna información relacio- nada con la salud. Los programas globales son convenientes cuando el centro de trabajo está situado en una zona aislada en donde no existen servicios sanitarios; en estos casos, la empresa puede tener la obligación de proporcionar servicios completos de asistencia sanitaria, que suelen cubrir también a las personas
a cargo de los trabajadores, para atraer y retener a una mano de obra leal, sana y productiva. El otro extremo suele producirse en situaciones en las que existe un buen sistema de asistencia sani- taria en la comunidad o cuando la organización es pequeña, carece de recursos o, con independencia de su tamaño, se muestra indiferente a la salud y el bienestar de sus trabajadores. En este artículo, ninguno de estos extremos es objeto de consi- deración; por el contrario, la atención se centra en la situación más común y deseable, cuando las actividades y los programas organizados por el servicio de salud de los empleados comple- mentan y suplen los servicios prestados por la comunidad.
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