El principal objetivo de la industria inmediatamente después de la posguerra, al igual que el de la ergonomía, era el aumento de la productividad. Este era un objetivo viable para la ergo- nomía, ya que gran parte de la productividad industrial estaba determinada directamente por el esfuerzo físico de los trabaja- dores: la velocidad del montaje y la proporción de movimientos
y levantamientos de pesos determinaban la magnitud de la producción. Gradualmente, la energía mecánica sustituyó al esfuerzo muscular humano. Sin embargo, el aumento de la energía también produce más accidentes, por el sencillo prin- cipio de que los accidentes son la consecuencia directa de la apli- cación de la energía en el momento erróneo y en el lugar equivocado. Cuando las cosas se producen con mayor rapidez, las posibilidades de accidentes aumentan. Así, la preocupación de la industria y el objetivo de la ergonomía comenzó a cambiar, poco a poco, de la productividad a la seguridad; esto ocurrió entre los años 60 y principios de los 70. Durante este tiempo, gran parte del sector de fabricación cambió de la producción por lotes a la producción en cadena y en proceso y, como conse- cuencia, la función del operador también cambió de la partici- pación directa a las labores de control e inspección. Esto disminuyó la frecuencia de los accidentes, al alejar al operador de la escena de acción, pero en ocasiones, aumentó la gravedad de los accidentes debido a la velocidad y energía inherentes al proceso.
Cuando la producción está determinada por la velocidad de funcionamiento de las máquinas, la actividad se reduce a mantener el sistema en marcha; es decir, el objetivo es la fiabi- lidad. El operador se convierte en un controlador, un mecánico
y un encargado de mantenimiento, en lugar de ser un manipu- lador directo.
Aunque esta descripción histórica de los cambios en las indus- trias de fabricación durante la posguerra podría sugerir que el ergónomo ha ignorado sistemáticamente una serie de problemas
y ha intentado solucionar otros, esto no ha sido así, por distintos motivos. Como ya se ha dicho, el campo de la ergonomía abarca mucho más que el de las industrias de fabricación. Además de la ergonomía de la producción está la ergonomía del producto o del diseño, es decir, la adaptación de la máquina o el producto al usuario. En la industria automovilística, por ejemplo, la ergo- nomía es importante no sólo en la fabricación de piezas y en las líneas de producción, sino también en relación con el futuro conductor, pasajero y encargado de mantenimiento. Actual- mente, la revisión de la calidad de la ergonomía de los vehículos: la conducción, la comodidad de los asientos, el manejo, los niveles de ruido y vibración, la facilidad de acceso a los controles, la visibilidad interior y exterior, etc., es algo frecuente en el marketing de los coches y en la valoración crítica de los mismos por terceros.
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