Los irritantes respiratorios provocan una inflamación inespecífica del pulmón tras ser inhalados. Estas sustancias, sus fuentes de exposición, sus propiedades físicas y otras propiedades, así como sus efectos sobre la persona afectada se describen en la Tabla 10.3. Los gases irritantes tienden a ser más hidrosolubles que los gases de mayor toxicidad para el parénquima pulmonar. Los vapores tóxicos son más peligrosos cuando tienen un umbral irritante alto; es decir, apenas hay aviso de que se está inhalando el vapor porque la irritación es escasa.
La naturaleza y el alcance de la reacción a un irritante depende de las propiedades físicas del gas o aerosol, de la concentración y el momento de la exposición, y de otras varia- bles como son la temperatura, la humedad y la presencia de agentes patógenos o de otros gases (Man y Hulbert 1988). Factores del huésped como la edad (Cabral-Anderson, Evans y Freeman 1977; Evans, Cabral-Anderson y Freeman 1977), la exposición previa (Tyler, Tyler y Last 1988), el nivel de antioxi- dantes (McMillan y Boyd 1982) y la presencia de infección pueden desempeñar un papel en la determinación de los cambios observados. Este amplio espectro de factores es el responsable de la dificultad de estudiar los efectos patogénicos de los irritantes respiratorios de una forma sistemática.
Los irritantes que mejor se conocen son aquellos que causan una lesión de tipo oxidativo. La mayoría de los irritantes inhalados, incluidos los principales contaminantes, actúan mediante oxidación u originan compuestos que actúan a través de este mecanismo. La mayoría de los vapores de metal son de hecho los óxidos del metal calentado; estos óxidos causan una lesión oxidativa. Los oxidantes lesionan las células principalmente mediante peroxidación de lípidos, y pueden participar otros mecanismos. A nivel celular, se produce inicialmente una pérdida relativamente específica de las células ciliadas del epitelio de la vía aérea y de células del epitelio alveolar de tipo I, con la consiguiente ruptura de la estrecha unión entre las células epiteliales (Man y Hulbert 1988; Gordon, Salano y Kleinerman 1986; Stephens y cols. 1974). Esto ocasiona una lesión subepitelial y submucosa, con estimulación del músculo liso y de las terminaciones nerviosas aferentes sensitivas parasimpáticas, lo que provoca vasoconstricción (Holgate, Beasley y Twentyman 1987; Boucher 1981). A continuación tiene lugar una respuesta inflamatoria (Hogg 1981), y los neutrófilos y eosinófilos liberan mediadores que provocan una lesión oxidativa adicional (Castleman y cols. 1980). Los neumocitos de tipo II y las células cuboideas actúan como células madre para la reparación (Keenan, Combs y McDowell 1982; Keenan, Wilson y McDowell 1983).
Otros mecanismos de lesión pulmonar con el tiempo implican finalmente a la vía oxidativa de lesión celular, en particular una vez se ha dañado la capa protectora de células epiteliales y se ha generado una respuesta inflamatoria. Los mecanismos descritos con mayor frecuencia se reseñan en la Tabla 10.4.
La naturaleza y el alcance de la reacción a un irritante depende de las propiedades físicas del gas o aerosol, de la concentración y el momento de la exposición, y de otras varia- bles como son la temperatura, la humedad y la presencia de agentes patógenos o de otros gases (Man y Hulbert 1988). Factores del huésped como la edad (Cabral-Anderson, Evans y Freeman 1977; Evans, Cabral-Anderson y Freeman 1977), la exposición previa (Tyler, Tyler y Last 1988), el nivel de antioxi- dantes (McMillan y Boyd 1982) y la presencia de infección pueden desempeñar un papel en la determinación de los cambios observados. Este amplio espectro de factores es el responsable de la dificultad de estudiar los efectos patogénicos de los irritantes respiratorios de una forma sistemática.
Los irritantes que mejor se conocen son aquellos que causan una lesión de tipo oxidativo. La mayoría de los irritantes inhalados, incluidos los principales contaminantes, actúan mediante oxidación u originan compuestos que actúan a través de este mecanismo. La mayoría de los vapores de metal son de hecho los óxidos del metal calentado; estos óxidos causan una lesión oxidativa. Los oxidantes lesionan las células principalmente mediante peroxidación de lípidos, y pueden participar otros mecanismos. A nivel celular, se produce inicialmente una pérdida relativamente específica de las células ciliadas del epitelio de la vía aérea y de células del epitelio alveolar de tipo I, con la consiguiente ruptura de la estrecha unión entre las células epiteliales (Man y Hulbert 1988; Gordon, Salano y Kleinerman 1986; Stephens y cols. 1974). Esto ocasiona una lesión subepitelial y submucosa, con estimulación del músculo liso y de las terminaciones nerviosas aferentes sensitivas parasimpáticas, lo que provoca vasoconstricción (Holgate, Beasley y Twentyman 1987; Boucher 1981). A continuación tiene lugar una respuesta inflamatoria (Hogg 1981), y los neutrófilos y eosinófilos liberan mediadores que provocan una lesión oxidativa adicional (Castleman y cols. 1980). Los neumocitos de tipo II y las células cuboideas actúan como células madre para la reparación (Keenan, Combs y McDowell 1982; Keenan, Wilson y McDowell 1983).
Otros mecanismos de lesión pulmonar con el tiempo implican finalmente a la vía oxidativa de lesión celular, en particular una vez se ha dañado la capa protectora de células epiteliales y se ha generado una respuesta inflamatoria. Los mecanismos descritos con mayor frecuencia se reseñan en la Tabla 10.4.
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