domingo, 17 de mayo de 2009

SINDROME DEL EDIFICIO ENFERMO

Síndrome del edificio enfermo (SEE) es el nombre que se utiliza para describir una serie de molestias y síntomas clínicos de las personas que trabajan en oficinas y que guardan relación con las características del edificio, la exposición a contaminantes y la organización del trabajo, y que están mediados por factores de riesgo personales. Existe un gran número de definiciones, pero sigue habiendo discrepancias acerca de a) si un solo individuo puede desarrollar este síndrome en un edificio o si se debe utilizar un criterio numérico establecido (proporción afectada), y b) la sintomatología necesaria para el diagnóstico. En la Figura 13.1 se enumeran los síntomas que se suelen incluir en el SEE; en los últimos años, al conocerse mejor este trastorno, se han eliminado de la lista por lo general los síntomas relacionados con los malos olores, y se han incluido los síntomas torácicos dentro de la irritación de las mucosas. Es necesario establecer una diferenciación fundamental entre el SEE y la enfermedad relacionada con el edificio (ERE), en la que pueden existir irritación, alergia o patologías comprobables como la neumonitis por hipersensibilidad, el asma o las cefaleas inducidas por monóxido de carbono como un brote relacionado con un edificio. También debe distinguirse el SEE de las sensibilidades químicas múltiples (SQM; véase más adelante), que aparecen de modo más esporádico, afectan a menudo a una población con SEE y responden mucho peor a las modificaciones del entorno profesional.
El SEE debe considerarse y documentarse desde tres perspectivas diferentes. Para los profesionales de la salud, esa perspectiva es la de las ciencias médicas y de la salud en relación con la definición de los síntomas relacionados con el trabajo en el inte- rior de edificios y sus mecanismos fisiopatológicos asociados. La segunda perspectiva es la de la ingeniería, que incluye el diseño, la puesta en marcha, las operaciones, el mantenimiento y la valoración de la exposición a contaminantes específicos. La tercera perspectiva comprende los aspectos organizativos, sociales y psicológicos del trabajo.

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