Conciliar el trabajo y la maternidad constituye un importante aspecto de la sanidad pública en los países industrializados, en los que más del 50 % de las mujeres en edad fértil trabajan fuera del hogar. Las propias mujeres trabajadoras, los sindicatos, los empresarios, los políticos y los médicos buscan métodos para prevenir los resultados desfavorables del embarazo inducidos por el trabajo. Las mujeres desean continuar trabajando durante el embarazo y es posible incluso que consideren que los consejos que les da el médico sobre las modificaciones de su forma de vida son sobreprotectores e innecesariamente restrictivos.
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