Aproximadamente un 98 % de los LNH son linfomas linfocíticos. Se utilizan habitualmente al menos cuatro clasificaciones diferentes de los linfomas linfocíticos (Longo y cols. 1993). Además, existe una neoplasia maligna, el linfoma de Burkitt, que es endémica en determinadas zonas de Africa tropical y Nueva Guinea.
La quimioterapia y/o la radioterapia permiten curar un 30–50 % de los LNH. También pueden ser necesarios trasplantes de médula ósea.
Incidencia: Durante el decenio de 1980 se han notificado incidencias anuales elevadas de LNH (superiores al 12 por 100.000, normalizadas para una población mundial estándar) en la población blanca norteamericana, especialmente de San Francisco y Nueva York, así como en algunos cantones suizos, en Canadá, en Trieste (Italia) y en Porto Alegre (Brasil, en hombres). La incidencia de LNH suele ser mayor en los hombres que en las mujeres, generalmente en un 50-100 %. Sin embargo, en Cuba y la población blanca de Bermudas la incidencia es algo mayor en las mujeres (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer 1992).
La incidencia y la mortalidad de los LNH han aumentado en algunos países de todo el mundo (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer 1993). En 1988 la incidencia anual media en los varones blancos norteamericanos aumentó en un 152 %. Parte de este aumento se debe a cambios en los medios de diagnóstico disponibles y otra parte a un aumento de los trastornos inmunosupresores inducidos por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH, asociado con el SIDA), por otros virus y por la quimioterapia inmunosupresora. Estos factores no explican la totalidad del aumento, y una parte considerable del incremento residual puede explicarse por los hábitos dietéticos, la exposición ambiental a productos como los tintes para el cabello y, posiblemente, por tendencias familiares, así como por algunos otros factores raros (Hartge y Devesa 1992).
Se ha sospechado la participación en el desarrollo de LNH de factores laborales determinantes. Ac7tualmente se calcula que un 10 % de los LNH diagnosticados en Estados Unidos guardan relación con exposiciones profesionales (Hartge y Devesa 1992), pero ese porcentaje varía con el período de tiempo y la zona. No se conocen bien las causas profesionales. Se ha asociado un exceso de riesgo de LNH con el trabajo en centrales eléctricas, granjas, manipulación de cereales, metalurgia, refinerías de petróleo y ebanistería, y también con la industria química. Entre las exposiciones profesionales asociadas a un aumento del riesgo de LNH destacan el óxido de etileno, los clorofenoles, los fertilizantes, los herbicidas, los insecticidas, los tintes para el cabello, los disolventes orgánicos y las radiaciones ionizantes. Se han comunicado varios hallazgos positivos en relación con la exposición a herbicidas con ácido fenoxiacético (Morrison y cols. 1992). Algunos de los herbicidas implicados estaban contaminados con 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-para-dioxina (TCDD). Sin embargo, las pruebas epidemiológicas de etiologías profesionales de los LNH son todavía limitadas.
La quimioterapia y/o la radioterapia permiten curar un 30–50 % de los LNH. También pueden ser necesarios trasplantes de médula ósea.
Incidencia: Durante el decenio de 1980 se han notificado incidencias anuales elevadas de LNH (superiores al 12 por 100.000, normalizadas para una población mundial estándar) en la población blanca norteamericana, especialmente de San Francisco y Nueva York, así como en algunos cantones suizos, en Canadá, en Trieste (Italia) y en Porto Alegre (Brasil, en hombres). La incidencia de LNH suele ser mayor en los hombres que en las mujeres, generalmente en un 50-100 %. Sin embargo, en Cuba y la población blanca de Bermudas la incidencia es algo mayor en las mujeres (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer 1992).
La incidencia y la mortalidad de los LNH han aumentado en algunos países de todo el mundo (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer 1993). En 1988 la incidencia anual media en los varones blancos norteamericanos aumentó en un 152 %. Parte de este aumento se debe a cambios en los medios de diagnóstico disponibles y otra parte a un aumento de los trastornos inmunosupresores inducidos por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH, asociado con el SIDA), por otros virus y por la quimioterapia inmunosupresora. Estos factores no explican la totalidad del aumento, y una parte considerable del incremento residual puede explicarse por los hábitos dietéticos, la exposición ambiental a productos como los tintes para el cabello y, posiblemente, por tendencias familiares, así como por algunos otros factores raros (Hartge y Devesa 1992).
Se ha sospechado la participación en el desarrollo de LNH de factores laborales determinantes. Ac7tualmente se calcula que un 10 % de los LNH diagnosticados en Estados Unidos guardan relación con exposiciones profesionales (Hartge y Devesa 1992), pero ese porcentaje varía con el período de tiempo y la zona. No se conocen bien las causas profesionales. Se ha asociado un exceso de riesgo de LNH con el trabajo en centrales eléctricas, granjas, manipulación de cereales, metalurgia, refinerías de petróleo y ebanistería, y también con la industria química. Entre las exposiciones profesionales asociadas a un aumento del riesgo de LNH destacan el óxido de etileno, los clorofenoles, los fertilizantes, los herbicidas, los insecticidas, los tintes para el cabello, los disolventes orgánicos y las radiaciones ionizantes. Se han comunicado varios hallazgos positivos en relación con la exposición a herbicidas con ácido fenoxiacético (Morrison y cols. 1992). Algunos de los herbicidas implicados estaban contaminados con 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-para-dioxina (TCDD). Sin embargo, las pruebas epidemiológicas de etiologías profesionales de los LNH son todavía limitadas.
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