Algunos disolventes, como los ésteres y los aldehídos (el formalde- hído se emplea con mucha frecuencia), producen irritación ocular. Los ácidos inorgánicos, cuya acción corrosiva se conoce bien, causan destrucción tisular y quemaduras químicas por contacto. Los ácidos orgánicos son también peligrosos. Los alco- holes son irritantes. La sosa cáustica, una base muy fuerte, es una sustancia corrosiva potente que ataca a los ojos y a la piel. En la lista de sustancias dañinas también se incluyen ciertos materiales plásticos (Grant 1979), así como polvos alergénicos u otras sustan- cias como maderas exóticas, plumas, etc.
Por último, las enfermedades infecciosas profesionales pueden acompañarse de efectos oculares.
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