Además de los antecedentes y las exploraciones neurológicas seriadas y de un instrumento de evaluación normalizado como es la escala del coma de Glasgow (Tabla 14.2), las exploraciones radiológicas son útiles para establecer un diagnóstico definitivo. La prueba diagnóstica más importante que se debe realizar en los pacientes con hallazgos neurológicos después de un traumatismo craneal es una TC del cráneo (Gennarelli y Kotapa 1992; Gorden 1991; Johnson y Lee 1992), ya que permite evaluar con exactitud y rapidez las lesiones quirúrgicas y no quirúrgicas en los pacientes con lesiones graves (Johnson y Lee 1992). La resonancia magnética (RM) es una técnica complementaria para la evaluación del traumatismo craneoencefálico. Muchas lesiones se identifican mediante RM, como contusiones corticales, hematomas subdurales pequeños y lesiones axonales difusas que pueden pasar desapercibidas en las exploraciones con TC (Sklar y cols. 1992).
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