Con los resultados del estudio directo debe elaborarse un inventario de riesgos, señalando todos los que sean propios de la empresa, necesario para calcular la potencial exposición y proponer medidas de control. A efectos de este inventario y para facilitar el diseño, puesta en práctica y evaluación de los controles, los peligros deben correlacionarse con los riesgos que suponen de resultados agudos o crónicos para la salud de los trabajadores y en función del tipo de peligro (por ejemplo, químico, físico, biológico, psicológico o ergonómico).
El siguiente paso es la valoración cuantitativa de la exposi- ción, necesaria para un evaluación más precisa de los peligros para la salud, que consiste en medir la intensidad o concentra- ción, la variación en el tiempo y la duración total de la exposi- ción, así como el número total de trabajadores expuestos. La medición y evaluación de la exposición suelen ser realizadas por especialistas en control de lesiones, ergónomos e higienistas del trabajo, y se basan en los principios del control medioam- biental, debiendo incluir, cuando sea necesario, el control del medio ambiente para recoger datos de exposición en un deter- minado medio ambiente de trabajo, así como el control de la exposición personal de un determinado trabajador o grupo de trabajadores (por ejemplo, expuestos a peligros específicos). La medición de la exposición es necesaria cuando los peligros son esperados o razonablemente previsibles, y debe basarse en el inventario completo de peligros, combinado con una evaluación de las prácticas de trabajo. Para establecer prioridades de inter- vención debe utilizarse el conocimiento de los efectos potenciales de cada peligro.
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