Las nefropatías crónicas o terminales suelen ser secundarias a un proceso subclínico crónico continuo en el que intervienen diferentes factores, la mayoría de los cuales no se conocen bien. La glomerulonefritis, las causas vasculares y la hipertensión son factores contribuyentes importantes. Otros factores son la diabetes y las sustancias nefrotóxicas. Los pacientes afectados presentan aumentos progresivos de los niveles séricos de nitrógeno ureico en sangre, creatinina y potasio, así como oliguria (disminución de la excreción urinaria). Se necesitan marcadores biológicos o baterías de marcadores biológicos más perfeccionados para identificar con mayor precisión la nefrotoxicidad subclínica. El médico del trabajo debe utilizar métodos de valoración no invasivos, muy específicos y reproducibles. Ningún marcador biológico cumple por el momento estos criterios para poder aplicarse a gran escala.
Las nefropatías crónicas pueden deberse a diferentes sustancias nefrotóxicas, y la patogenia se conoce mejor en unos casos que en otros. En la Tabla 8.6 presentamos una lista de sustancias nefrotóxicas y los lugares donde ejercen su toxicidad. Como ya hemos señalado, las toxinas pueden atacar al glomérulo, a difeexposición a un xenobiótico puede producir hematuria, piuria, glucosuria, aminoaciduria, frecuencia urinaria y disminución de la excreción urinaria. No se conocen con exactitud los mecanismos de la lesión renal producida por muchos nefrotóxicos, pero la identificación de marcadores biológicos específicos de nefrotoxicidad debería ayudarnos a resolver este problema. Aunque la prevención de la vasoconstricción protege en parte al riñón, en la mayoría de los casos persiste la lesión tubular. A modo de ejemplo, la toxicidad del plomo es fundamentalmente de tipo vascular, mientras que el cromo a dosis reducidas afecta a las células de los túbulos proximales. Parece que estos compuestos alteran la maquinaria metabólica de las células. Se ha observado una relación entre diferentes formas mercuriales y una nefrotoxicidad elemental aguda. El cadmio, a diferencia del mercurio y de otros muchos nefrotóxicos industriales, ataca primero a las células de los túbulos proximales.
Las nefropatías crónicas pueden deberse a diferentes sustancias nefrotóxicas, y la patogenia se conoce mejor en unos casos que en otros. En la Tabla 8.6 presentamos una lista de sustancias nefrotóxicas y los lugares donde ejercen su toxicidad. Como ya hemos señalado, las toxinas pueden atacar al glomérulo, a difeexposición a un xenobiótico puede producir hematuria, piuria, glucosuria, aminoaciduria, frecuencia urinaria y disminución de la excreción urinaria. No se conocen con exactitud los mecanismos de la lesión renal producida por muchos nefrotóxicos, pero la identificación de marcadores biológicos específicos de nefrotoxicidad debería ayudarnos a resolver este problema. Aunque la prevención de la vasoconstricción protege en parte al riñón, en la mayoría de los casos persiste la lesión tubular. A modo de ejemplo, la toxicidad del plomo es fundamentalmente de tipo vascular, mientras que el cromo a dosis reducidas afecta a las células de los túbulos proximales. Parece que estos compuestos alteran la maquinaria metabólica de las células. Se ha observado una relación entre diferentes formas mercuriales y una nefrotoxicidad elemental aguda. El cadmio, a diferencia del mercurio y de otros muchos nefrotóxicos industriales, ataca primero a las células de los túbulos proximales.
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