Entre los numerosos factores relacionados con la supervivencia infantil, el subdesarrollo físico asociado al bajo peso al nacimiento (BPN) representa uno de los riesgos más importantes. La ganancia significativa de peso del feto no empieza hasta el segundo trimestre. El embrión pesa 1 g a las ocho semanas, 14 g a las 12 semanas y alcanza 1,1 kg a las 28 semanas. Se produce una ganancia adicional de 1,1 kg cada 6 semanas hasta el nacimiento. El recién nacido normal pesa aproximadamente 3.200 g a término. El peso del recién nacido depende de su ritmo de crecimiento y de su edad gestacional en el momento del parto. Se dice que un neonato es pequeño para su edad gestacional (PEG) cuando presenta un retraso del crecimiento. Si el feto nace antes de término, tendrá un peso reducido pero su crecimiento no tiene necesariamente que estar retrasado. Los factores asociados a un parto antes de término se tratan en otro punto, por lo que este análisis se centra en el retraso del crecimiento del neonato. Los términos PEG y BPN se utilizarán indistintamente. El niño con bajo peso al nacimiento se define como el que pesa menos de
2.500 g, el neonato de muy bajo peso al nacimiento es aquel que pesa menos de 1.500 g, y el de extremadamente bajo peso al nacimiento es el que pesa menos de 1.000 g (OMS 1969).
Cuando se examinan las causas del retraso del crecimiento, es importante distinguir entre el retraso simétrico y el asimétrico. Este último, es decir, aquél en que el peso está más afectado que la estructura esquelética, se asocia fundamentalmente a un factor de riesgo que actúa durante la última parte de la gesta- ción, mientras que el primero se asocia más probablemente a una etiología que actúa a lo largo de toda la gestación (Kline, Stein y Susser 1989). La diferencia de incidencias entre uno y otro es especialmente evidente cuando se comparan los países en vías de desarrollo con los desarrollados. La tasa de retraso del crecimiento en los países en desarrollo es del 10-43 % y es básicamente simétrico, siendo el factor de riesgo más importante la alimentación deficiente. En los países desarrollados, la tasa de retraso del crecimiento fetal es habitualmente mucho menor, del 3-8 %, y es generalmente asimétrico, con una etiología multifac- torial. De ahí que, en todo el mundo, el porcentaje de recién nacidos con bajo peso al nacimiento, que lo son por crecimiento intrauterino retardado y no por prematuridad, varía espectacularmente. En Suecia y en Estados Unidos, el porcentaje es de un 45 %, mientras que en los países en vías de desarrollo, como la India, varía entre el 79 % y el 96 % aproximadamente (Villar y Belizan 1982).
2.500 g, el neonato de muy bajo peso al nacimiento es aquel que pesa menos de 1.500 g, y el de extremadamente bajo peso al nacimiento es el que pesa menos de 1.000 g (OMS 1969).
Cuando se examinan las causas del retraso del crecimiento, es importante distinguir entre el retraso simétrico y el asimétrico. Este último, es decir, aquél en que el peso está más afectado que la estructura esquelética, se asocia fundamentalmente a un factor de riesgo que actúa durante la última parte de la gesta- ción, mientras que el primero se asocia más probablemente a una etiología que actúa a lo largo de toda la gestación (Kline, Stein y Susser 1989). La diferencia de incidencias entre uno y otro es especialmente evidente cuando se comparan los países en vías de desarrollo con los desarrollados. La tasa de retraso del crecimiento en los países en desarrollo es del 10-43 % y es básicamente simétrico, siendo el factor de riesgo más importante la alimentación deficiente. En los países desarrollados, la tasa de retraso del crecimiento fetal es habitualmente mucho menor, del 3-8 %, y es generalmente asimétrico, con una etiología multifac- torial. De ahí que, en todo el mundo, el porcentaje de recién nacidos con bajo peso al nacimiento, que lo son por crecimiento intrauterino retardado y no por prematuridad, varía espectacularmente. En Suecia y en Estados Unidos, el porcentaje es de un 45 %, mientras que en los países en vías de desarrollo, como la India, varía entre el 79 % y el 96 % aproximadamente (Villar y Belizan 1982).
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