Los trastornos agudos relacionados con pesticidas son un fenómeno común entre los agricultores de países productores de alimentos, en los que se utilizan grandes cantidades de sustancias tóxicas como insecticidas, fungicidas, nematicidas y herbicidas. Organofosfatos, carbamatos, organoclorados, piretro, piretrina, paraquat y diquat son algunas de las principales clases de pesticidas; sin embargo, existen miles de formulaciones, que contienen cientos de principios activos. Algunos pesticidas, como el maneb, contienen manganeso, mientras que otros se disuelven en disolventes orgánicos. Además de los síntomas antes mencionados, la intoxicación aguda por organofosfatos y carbamatos puede ir acompañada de sialorrea, incon- tinencia, convulsiones, sacudidas musculares, diarrea y trastornos de la visión, así como dificultad respiratoria y taqui- cardia; estos síntomas se deben a un exceso del neurotransmisor acetilcolina, que se produce cuando estas sustancias atacan a una enzima llamada colinesterasa. La colinesterasa en sangre disminuye proporcionalmente al grado de intoxicación aguda por organofosfatos o carbamatos.
Con algunas sustancias, como los pesticidas organofosforados y el monóxido de carbono, exposiciones agudas de alto nivel pueden causar un efecto nocivo retardado en determinadas partes del sistema nervioso. Con el primero, pueden producirse entumecimiento y hormigueo, debilidad y pérdida del equilibrio algunas semanas después de la exposición, mientras que con el último puede tener lugar un deterioro neurológico retardado, con síntomas de confusión mental, ataxia, incoordinación motora y paresias. La repetición de episodios agudos de exposición a niveles altos de monóxido de carbono se ha asociado a parkinsonismo en épocas tardías de la vida. Es posible que exposiciones elevadas a determinados productos químicos neurotóxicos puedan ir asociadas a un mayor riesgo de trastornos neurodegenerativos en épocas posteriores de la vida.
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