lunes, 19 de marzo de 2012

PAISES INDUSTRIALIZADOS Y SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO

La actividad económica, expresada en términos del producto nacional bruto por habitante (PNB), difiere considerablemente entre los países en desarrollo y los industrializados. De acuerdo con la clasificación del Banco Mundial, el PNB del país que encabeza la lista es unas cincuenta veces superior al del que ocupa la última posición. La proporción del PNB total mundial generada por los Estados miembros de la Organización para la Coopera- ción y el Desarrollo Económico (OCDE) es casi del 20 %.
Los países de la OCDE consumen casi la mitad de la energía mundial. Las emisiones de dióxido de carbono de los tres primeros representan un 50 % del total producido en el planeta; estos países son responsables de los principales problemas de contaminación mundial. No obstante, desde las dos crisis del petróleo de 1973 y 1978, han emprendido iniciativas de ahorro energético basadas en la sustitución de procesos anticuados por otros de mayor eficacia. Simultáneamente, las industrias pesadas, que consumen una gran cantidad de energía y requieren la realización de tareas arduas y la exposición a trabajos arriesgados o peligrosos, se han trasladado a países menos industrializados. En consecuencia, el consumo de energía en estos países aumentará en la próxima década y se agravarán los problemas relacionados con la contaminación medioam- biental y la salud y la seguridad en el trabajo.
En el transcurso del proceso de industrialización, muchos países experimentaron un envejecimiento de la población. En los principales Estados industrializados, las personas de 65 o más años representan entre el 10 y el 15 % de la población total. Esta proporción es significativamente superior a la que se registra en los países en desarrollo.
Tal disparidad refleja la existencia de tasas de reproducción y mortalidad inferiores en los países industrializados. Por ejemplo, la tasa de reproducción en estos países es inferior al 2 %, mien- tras que en áreas de Africa y Oriente Próximo se registran tasas superiores al 5 % y en un gran número de países en desarrollo son habituales las iguales o superiores al 3 %. El aumento de la proporción de trabajadoras, que ha pasado del 35 al 50 % de la población activa en los países industrializados (suele ser inferior al 30 % en los Estados menos industrializados) puede estar rela- cionado con el descenso del número de hijos.
La mejora del acceso a la educación superior está asociada con un aumento del porcentaje de profesionales liberales. Esta característica es otra de las disparidades significativas entre países industrializados y en desarrollo. En estos últimos, la proporción de este tipo de trabajadores nunca ha excedido del
5 %, lo que contrasta fuertemente con las cifras de los países nórdicos, donde se sitúa entre el 20 y el 30 %. El resto de los países europeos y norteamericanos están a medio camino entre ambos extremos, con una proporción de profesionales superior al 10 % de la población activa. La industrialización depende fundamentalmente de la investigación y el desarrollo, tareas vinculadas más con un exceso de estrés y tensiones que con los riesgos físicos característicos de gran parte de los trabajos realizado en los países en desarrollo.

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