martes, 28 de agosto de 2007

Calor y frío (II)

No está claro cómo deben interpretarse estos resultados. Algunos autores han concluido que puede existir una relación causal entre el estrés térmico y la patogenesia de las enferme- dades cardiovasculares (Curwen y Devis 1988; Curwen 1991; Douglas, Allan y Rawles 1991; Khaw 1995; Kunst, Looman y Mackenbach 1993; Rogot y Padgett 1976; Wyndham y Fellingham 1978). Khaw respaldó esta hipótesis con las siguientes observaciones:

• La temperatura fue el factor predictivo agudo (día a día) más asociado a la mortalidad cardiovascular entre una serie de parámetros que se evaluaron de forma independiente, como las variaciones ambientales estacionales y factores como la contaminación atmosférica, la exposición a la luz solar, la incidencia de gripe y la nutrición. Esto se opone a la suposición de que la temperatura sólo actúa como una variable sustitutiva de otras condiciones ambientales adversas.
• Un hecho convincente es que esta relación se mantiene en varios países y grupos de población y persiste en el tiempo y en diferentes grupos de edad.
• Los datos obtenidos en los estudios clínicos y de laboratorio indican varios mecanismos biopatológicos posibles, como los efectos del cambio de temperatura sobre la homeostasis, la viscosidad de la sangre, los niveles de lípidos, el sistema nervioso simpático y la vasoconstricción (Clark y Edholm 1985; Gordon, Hyde y Trost 1988; Keatinge y cols. 1986; Lloyd 1991; Neild y cols. 1994; Stout y Grawford 1991; Woodhouse, Khaw y Plummer 1993b; Woodhouse y cols. 1994).

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