jueves, 26 de abril de 2007

Etiopatogenia y clasificación clínica

Las lesiones de la boca y de los dientes (también llamadas lesiones estomatológicas) de origen profesional pueden ser debidas a:

agentes físicos (traumatismos agudos y microtraumatismos crónicos, calor, electricidad, radiaciones, etc.);
agentes físicos que alteran los tejidos de la cavidad oral, directamente o a través de cambios sistémicos;
agentes biológicos (virus, bacterias, micetos).


Sin embargo, al tratar de las lesiones de la boca y los dientes de origen profesional, es preferible una clasificación basada en la localización topográfica o anatómica que otra basada en los principios etiopatogénicos.

miércoles, 25 de abril de 2007

Un modelo de salud mental




La Figura 5.1 presenta un modelo de salud mental. Esta viene determinada por las características del entorno, tanto fuera como dentro del campo profesional, y por las características propias del individuo. Las características del entorno profesional más importantes se tratan con detalle en el capítulo sobre

Factores psicosociales y organizativos, pero aquí comentaremos también algunos aspectos de estos precursores de la (mala) salud mental.

Existen muchos modelos, casi todos ellos procedentes del campo de la psicología laboral y organizativa, que permiten identificar a los precursores de la mala salud mental. Estos precursores reciben a menudo el nombre de “factores estresantes”. Los modelos difieren en su ámbito y, en relación con ello, en el número de dimensiones estresantes identificadas.

Un modelo relativamente simple es el de Karasek (Karasek y Theorell 1990), que describe sólo tres dimensiones: demandas psicológicas, amplitud del margen de toma de decisiones (que abarca la discreción respecto al uso de las destrezas y la autoridad de decisión) y el apoyo social. El modelo de Warr (1984) es más elaborado y posee nueve dimensiones: oportunidad de control (autoridad de decisión), posibilidad para el uso de habilidades (discreción respecto al uso de las destrezas), objetivos generados externamente, (demandas cuantitativas y cualitativas), variedad, claridad ambiental (información acerca de las consecuencias del comportamiento, disponibilidad de retroinformación, información sobre el futuro, información sobre el comportamiento exigido), disponibilidad de dinero, seguridad física (escaso riesgo físico, ausencia de peligro), posibilidad de contacto interpersonal (requisito previo para el apoyo social) y posición social valorada (valoración de la posición social desde las perspectivas cultural y por terceros, evaluaciones personales de la importancia). De lo expuesto se deduce que los precursores de la (mala) salud mental son, en general, de carácter psicosocial y guardan relación con el contenido del trabajo, así como con las condiciones de trabajo y de empleo y con las relaciones (formales e informales) en el trabajo.

martes, 24 de abril de 2007

Inactividad física


La estrecha asociación entre la hipertensión, el sobrepeso y la diabetes mellitus con la falta de ejercicio en el trabajo y/o el tiempo libre ha convertido a la inactividad física en un factor de riesgo significativo de CC e ictus (Briazgounov 1988; OMS 1994a). En varios estudios se ha demostrado que, manteniendo constantes todos los demás factores de riesgo, la tasa de mortalidad en las personas que realizan de forma regular ejercicios muy intensos es inferior que en las personas con un estilo de vida sedentaria.

lunes, 23 de abril de 2007

BOCA Y DIENTES


F. Gobbato*


La boca es la puerta de entrada al aparato digestivo, y sus funciones son fundamentalmente la masticación y la deglución de los alimentos y la digestión parcial de los almidones por medio de las enzimas salivales. También participa en la vocalización, y puede sustituir o complementar a la nariz en la respiración.


Dados lo expuesto de su localización y las funciones que cumple, es mucho más que una simple puerta de entrada, actuando como área de absorción, retención y excreción de las sustancias tóxicas a las que se expone el organismo. Los factores que favorecen la respiración bucal (estenosis nasal, situaciones emocionales) y el aumento de la ventilación pulmonar durante el esfuerzo facilitan la penetración de sustancias extrañas por esta vía o su acción directa en los tejidos de la cavidad bucal.


La respiración bucal favorece:



  • una mayor penetración del polvo en el árbol respiratorio, ya que la cavidad bucal tiene un cociente de retención (atrapamiento) de partículas sólidas muy inferior al de la cavidad
    nasal;


  • la abrasión dental en los trabajadores expuestos a partículas de polvo de gran tamaño, la erosión dental en los expuestos a los ácidos fuertes, la caries en los expuestos a polvos de harina o azúcar, etc.


La boca puede ser la vía de entrada de sustancias tóxicas al interior del organismo, ya sea por ingestión accidental o por absorción lenta. La superficie de las membranas mucosas orales es relativamente pequeña (en comparación con la del aparato respiratorio o gastrointestinal), por lo que las sustancias extrañas permanecen en contacto con ella sólo durante breves períodos.
Estos factores limitan considerablemente la absorción hasta de las sustancias muy solubles, pero esta posibilidad de absorción existe e incluso se utiliza con fines terapéuticos (absorción perlingual de fármacos).
Los tejidos de la cavidad oral pueden ser un foco de acumulación de sustancias tóxicas, no sólo por absorción directa y local, sino también por transporte a través de la circulación sanguínea.
La investigación con isótopos radiactivos demuestra que incluso los tejidos que parecen metabólicamente más inertes (como el esmalte y la dentina del diente) poseen cierta capacidad de acumulación y muestran un recambio relativamente activo de ciertas sustancias. Son ejemplos clásicos de depósito los diversos cambios de color de las membranas mucosas (líneas gingivales), que a menudo proporcionan una información diagnóstica de gran valor (p. ej., plomo).


La excreción salival no contribuye a la eliminación de las sustancias tóxicas del organismo, puesto que la saliva se traga y las sustancias contenidas en ella se absorben de nuevo, con el consiguiente círculo vicioso. Por otra parte, esta secreción posee cierto valor diagnóstico (determinación de sustancias tóxicas en la saliva); también puede ser importante en la patogenia de algunas lesiones, puesto que la saliva renueva y prolonga la acción de las sustancias tóxicas en las membranas bucales. Las sustancias siguientes se excretan por la saliva: varios metales pesados, los halógenos (la concentración de yodo puede llegar a ser 7-700 veces mayor que la del plasma), los tiocianatos (fumadores, trabajadores expuestos al ácido cianhídrico y a los compuestos cianogenados) y una amplia gama de compuestos orgánicos (alcoholes, alcaloides, etc.).

domingo, 22 de abril de 2007

La salud mental puede asociarse también a

• Características de la persona como los “estilos de afrontamiento”: la competencia (incluidos el afrontamiento eficaz, el dominio del entorno y la autoeficacia) y la aspiración son características de una persona mentalmente sana, que se muestra interesada por su entorno, participa en actividades motivadoras y busca su propia proyección por medios personalmente significativos.

Así pues, la salud mental se conceptualiza no sólo como un proceso o una variable de resultado, sino también como una variable independiente; es decir, una característica personal que influye en nuestro comportamiento.

sábado, 21 de abril de 2007

Sobrepeso


El sobrepeso (exceso de grasa u obesidad más que aumento de la masa muscular) es un factor de riesgo cardiovascular de menor significación directa. Se sabe que el patrón de distribución del exceso de grasa en el varón (obesidad abdominal) se asocia a un riesgo mayor de problemas cardiovasculares y metabólicos que el patrón de distribución de la grasa en la mujer (pélvico).

El sobrepeso se asocia a hipertensión, hipercolesterolemia y diabetes mellitus y, en una medida muy superior en las mujeres que en los hombres, tiende a aumentar con la edad (Heuchert y Enderlein 1994) (Figura 3.2).

Es también un factor de riesgo de problemas musculoesqueléticos y de osteoartritis y dificulta la práctica de ejercicio físico.

La frecuencia de sobrepeso significativo varía de forma considerable según los países. En encuestas aleatorias de población realizadas en el proyecto MONICA de la OMS se halló sobrepeso en más del 20 % de las mujeres de 35 a 64 años de la República Checa, Alemania oriental, Finlandia, Francia, Hungría, Polonia, Rusia, España y Yugoslavia, y de las personas de ambos sexos de Lituania, Malta y Rumania. En China, Japón, Nueva Zelanda y Suecia, tenían un sobrepeso significativo menos del 10 % de los habitantes de ambos sexos de este grupo de edad.

La causas habituales del sobrepeso son los factores familiares (estos pueden ser en parte genéticos, pero en general reflejan hábitos dietéticos comunes), la ingesta excesiva de alimentos, las dietas de alto contenido en grasas e hidratos de carbono y la falta de ejercicio físico. El sobrepeso tiende a ser más habitual en las capas socioeconómicas más bajas, sobre todo en las mujeres en las que, entre otros factores, las limitaciones económicas impiden seguir una dieta más equilibrada.

Estudios de población realizados en Alemania muestran que la proporción de personas con sobrepeso entre aquellos con niveles más bajos de educación es entre 3 y 5 veces mayor que la observada en personas con una educación superior; y que en algunas actividades profesionales, sobre todo la preparación de comidas, la agricultura y, en alguna medida, el trabajo por turnos, la proporción de personas con sobrepeso es mayor (Figura 3.3) (Heinemann 1993).

viernes, 20 de abril de 2007

Supervisión médica


Puede verse que el profesional de la salud del trabajo se enfrenta a numerosos problemas en el diagnóstico y la valoración de las molestias digestivas (debidas entre otras cosas el papel desempeñado por los factores nocivos no profesionales) y que tiene una responsabilidad considerable en la prevención de los trastornos de origen profesional.
El diagnóstico precoz es sumamente importante y supone la realización de exploraciones médicas periódicas y supervisión del medio ambiente de trabajo, sobre todo en los casos de alto nivel de riesgo.


La educación sanitaria de la población en general, y de los trabajadores en particular, es una medida preventiva de gran valor que puede proporcionar importantes resultados. Debe prestarse atención a las necesidades nutritivas, a la elección y preparación de los alimentos, a los horarios y tamaños de las comidas, a la masticación adecuada y a la moderación en el consumo de los alimentos ricos en calorías, alcohol y bebidas frías, suprimiéndolos incluso de la dieta.

jueves, 19 de abril de 2007

¿Qué es la salud mental?:

Un modelo conceptual Hay muchas opiniones acerca de los componentes y procesos de la salud mental. Es un concepto muy cargado de valor, y no es probable que se llegue a una definición unánime de él. Al igual que el concepto, fuertemente asociado, de “estrés”, la salud mental se define como:
  • un estado: por ejemplo, un estado de bienestar psicológico y social total de un individuo en un entorno sociocultural dado, indicativo de estados de ánimo y afectos positivos (p. ej., placer, satisfacción y comodidad) o negativos (p. ej., ansiedad, estado de ánimo depresivo e insatisfacción);
  • un proceso indicativo de una conducta de afrontamiento: por ejemplo, luchar por conseguir la independencia, autonomía (ambos aspectos clave de la salud mental);
  • el resultado de un proceso: un estado crónico debido a una confrontación aguda e intensa con un factor estresante, como sucede en el trastorno por estrés postraumático, o a la presencia continua de un factor estresante, no necesariamente intenso. Es lo que ocurre en el agotamiento, así como en las psicosis, los trastornos depresivos mayores, los trastornos cognitivos y el abuso de sustancias psicoactivas. No obstante, estos dos últimos se consideran a menudo problemas neurológicos, puesto que pueden existir procesos fisiopatológicos (p. ej., degeneración de las vainas de mielina) debidos a un afrontamiento ineficaz o al propio factor estresante (consumo de alcohol o exposición profesional a disolventes, respectivamente) subyacentes a ellos.

martes, 17 de abril de 2007

Nutrición desequilibrada, consumo de sal


En la mayoría de los países industrializados, las dietas tradicionales de bajo contenido de grasas se han sustituido por dietas demasiado dulces o saladas, de contenido bajo en hidratos de carbono y elevado en grasas y calorías. Esto contribuye al desarrollo de sobrepeso, hipertensión y al aumento del nivel de colesterol, con el consiguiente aumento del riesgo cardiovascular. El consumo excesivo de grasas de origen animal, con su elevada proporción de ácidos grasos saturados, aumenta el nivel de colesterol de las LDL y con ello el riesgo cardiovascular. Las grasas de origen vegetal tienen una cantidad muy inferior de estas sustancias (OMS 1994a). Los hábitos dietéticos se asocian también estrechamente al nivel socioeconómico y a la actividad profesional.

lunes, 16 de abril de 2007

Estrés profesional
























El cansancio físico también puede alterar la función digestiva, y el trabajo pesado puede causar trastornos secretomotores y cambios distróficos, sobre todo del estómago. Las personas con procesos gástricos, sobre todo las que han sido sometidas a intervenciones quirúrgicas, presentan limitaciones en cuanto a la cantidad de trabajo pesado que pueden hacer, aunque sólo sea porque estas tareas requieren mayores grados de nutrición.



El trabajo por turnos causa importantes cambios de los hábitos alimenticios, con la consiguiente aparición de problemas gastrointestinales. Los turnos pueden asociarse también a un aumento de las concentraciones sanguíneas de colesterol y triglicéridos y a una mayor actividad de la gamma-glutamiltransferasa sérica.



La dispepsia gástrica nerviosa (o neurosis gástrica) no parece tener una causa gástrica ni extragástrica, ni ser debida a un trastorno metabólico o humoral; en consecuencia, se considera que se debe a un trastorno primitivo del aparato nervioso autónomo, a veces asociado a un esfuerzo mental excesivo o al estrés emocional o psicológico. El cuadro gástrico suele manifestarse por hipersecreción neurótica o por una neurosis hipercinética o atónica (esta última, asociada a menudo a gastroptosis). Bajo este epígrafe podrían incluirse también el dolor epigástrico, la regurgitación y la aerofagia. La erradicación de los factores psicológicos perjudiciales del medio ambiente de trabajo puede inducir la remisión de los síntomas.

Diversas observaciones indican un aumento de la frecuencia de úlcera péptica en las personas con mayores responsabilidades, como supervisores y ejecutivos, personas que realizan trabajos muy pesados, recién llegados a una industria, emigrantes, marineros y trabajadores sometidos a importantes tensiones socioeconómicas.



Sin embargo, son muchas las personas que, aun con este mismo trastorno, llevan vidas profesionales normales, y carecemos de pruebas estadísticas. Además de las condiciones de trabajo, el consumo de alcohol, el hábito de fumar, los hábitos alimenticios y las circunstancias de la vida social y familiar contribuyen también al desarrollo y perpetuación de la dispepsia, lo que hace difícil establecer la parte que cada uno desempeña en la etiología de esta enfermedad.



También se ha dicho que los trastornos digestivos se relacionarían con el trabajo por turnos como consecuencia de la frecuente variación de los horarios de las comidas y de las malas condiciones de alimentación en los lugares de trabajo. Estos factores pueden agravar una alteración digestiva preexistente e inducir una dispepsis neurótica. En consecuencia, los trabajadores sólo deberían ser asignados a un trabajo por turnos después de ser sometidos a una exploración médica.

Riesgo de mortalidad relativa por enfermedades cardiovasculares en los fumadores (incluidos los ex fumadores),

Figura 3.1 • Riesgo de mortalidad relativa por enfermedades cardiovasculares en los fumadores (incluidos los ex fumadores), según la clase social, en comparación con trabajadores cualificados (varones) de peso normal y no fumadores, basado en los exámenes médicos realizados en el trabajo en Alemania oriental, mortalidad 1985-89, N = 2,7 millones de años-persona.
El estado social y el nivel de ocupación son factores que influyen en la intensidad del consumo de cigarrillos en los trabajadores.

En la Figura 3.1, por ejemplo, se observa que la proporción de fumadores entre los varones de Alemania oriental era más alta en las clases sociales más bajas. Lo contrario se observa en países con un número relativamente escaso de fumadores, en los que los índices más altos se encuentran en los niveles sociales más elevados. En Alemania oriental, el consumo de cigarrillos es un hábito más frecuente en las personas que trabajan por turnos en comparación con las que tienen un horario de trabajo “normal”.

domingo, 15 de abril de 2007

TRABAJO Y SALUD MENTAL

Irene L.D. Houtman y Michiel A.J. Kompier

En este capítulo se revisan los tipos principales de trastornos de la salud mental que pueden asociarse al trabajo: los trastornos del estado de ánimo y del afecto (p. ej., insatisfacción), el agotamiento, el trastorno por estrés postraumático (TEPT), las psicosis, los trastornos cognitivos y el abuso de sustancias psicoactivas. Se definirán el cuadro clínico, las técnicas de evaluación disponibles, los agentes y factores etiológicos y las medidas específicas de prevención y tratamiento de cada uno. Siempre que sea posible, se ilustrarán y comentarán sus relaciones con el trabajo, la profesión o el sector industrial.

En este artículo de introducción se ofrecerá una perspectiva general sobre la propia salud mental profesional. Se abordará el concepto de salud mental y se presentará un modelo. A continuación, se comentarán la necesidad de prestar atención a la (mala) salud mental y cuáles son los grupos profesionales que corren mayor riesgo. Por último, presentaremos un marco de intervención general para tratar con éxito los problemas de salud mental relacionados con el entorno laboral.

sábado, 14 de abril de 2007

Factores físicos


Distintos agentes físicos pueden causar síndromes digestivos, como sucede con los traumatismos directa o indirectamente discapacitantes, las radiaciones ionizantes, las vibraciones, la aceleración rápida, el ruido, las temperaturas muy altas o muy bajas o los cambios climáticos bruscos y repetidos. Las quemaduras, sobre todo cuando son extensas, pueden dar lugar a ulceraciones gástricas y lesiones hepáticas, quizá con ictericia. Las posturas o movimientos anormales pueden causar trastornos digestivos, especialmente cuando se asocian a trastornos predisponentes, como la hernia paraesofágica, la visceroptosis o la relaxatio diaphragmatica; además, pueden aparecer reflejos extradigestivo scomo el ardor epigástrico cuando los trastornos digestivos van acompañados de alteraciones del sistema nervioso autónomo o neuropsicológicas. Estos trastornos son frecuentes en las modernas circunstancias de trabajo y pueden ser ellos mismos causa de disfunción gastrointestinal.

viernes, 13 de abril de 2007

Consumo de cigarrillos

El consumo de cigarrillos es uno de los factores de riesgo más importante de ECV. El riesgo se relaciona de forma directa con el número de cigarrillos que se fuman, el período de tiempo que se ha fumado, la edad a la que se comenzó a fumar, la cantidad de humo que se inhala y el contenido de alquitrán, nicotina y monóxido de carbono del humo inspirado. En la Figura 3.1 se muestra el llamativo aumento de la mortalidad por CC en los fumadores en comparación con los no fumadores. Se ha demostrado que el riesgo aumenta en varones y mujeres y en todas las clases socioeconómicas.

El riesgo relativo del consumo de cigarrillos disminuye después de abandonar el hábito. Esta disminución es progresiva; después de aproximadamente diez años sin fumar, el riesgo disminuye casi hasta el mismo nivel que en las personas que nunca fumaron.

Estudios recientes muestran que las personas que inhalan un “humo de segunda mano” (es decir, la inhalación pasiva de humo de cigarrillos fumados por otras personas) sufren también un riesgo significativo (Wells 1994; Glantz y Parmley 1995).

Las tasas de consumo de cigarrillos varía, según los países, como se demostró en el estudio internacional MONICA de la OMS (1988). Las tasas más elevadas en varones de 35 a 64 años se determinaron en Rusia, Polonia, Escocia, Hungría, Italia, Malta, Japón y China. En Escocia, Dinamarca, Irlanda, Estados Unidos, Hungría y Polonia fuman más mujeres que varones (los datos recientes de Polonia se limitan a grandes ciudades).

jueves, 12 de abril de 2007

Peligros químicos en el Aparato Digestivo

El aparato digestivo puede ser la puerta de entrada de numerosas sustancias químicas al organismo, si bien a este respecto su papel es mucho menos importante que el del aparato respiratorio, que tiene un área de superficie de absorción de 80-100 m2, mientras que la cifra correspondiente del aparato digestivo no supera 20 m2. Además, los vapores y gases que penetran en el cuerpo por inhalación alcanzan el torrente sanguíneo, y por tanto el encéfalo, sin encontrar sistemas de defensa interpuestos; por el contrario, las sustancias tóxicas ingeridas son filtradas y hasta cierto punto metabolizadas por el hígado antes de alcanzar el árbol vascular. No obstante, pueden producirse lesiones orgánicas y funcionales tanto durante su introducción como durante su eliminación del organismo, o como consecuencia de su acumulación en ciertas vísceras. Estas lesiones pueden ser debidas a la acción de la propia sustancia tóxica o de sus metabolitos, o al hecho de que el organismo carezca de ciertos compuestos esenciales.

También pueden intervenir la idiosincrasia y los mecanismos alérgicos. La ingestión de cáusticos es todavía un accidente relativamente frecuente. En un estudio retrospectivo realizado en Dinamarca, la incidencia anual de quemaduras esofágicas se calculó en 1/100.000, y la de hospitalización por esta causa, en 0,8/100.000 adultos/año. Muchos de los productos utilizados en la limpieza del hogar son cáusticos.

Los mecanismos tóxicos son muy complejos y varían considerablemente de unas sustancias a otras. Algunos de los elementos y compuestos utilizados en la industria producen lesiones locales del aparato digestivo que afectan, por ejemplo, a la cavidad oral y zonas vecinas, al estómago, al intestino, al hígado o al páncreas.

Los disolventes muestran una afinidad especial por los tejidos ricos en lípidos. Su acción tóxica es por lo general compleja, y en ella participan diversos mecanismos. En el caso del tetracloruro de carbono, se cree que la lesión hepática se debe sobre todo a sus metabolitos tóxicos. En el del disulfuro de carbono, la afectación gastrointestinal se atribuye a la acción neurotropa específica de esta sustancia en el plexo intramural, mientras que el daño hepático parece debido, sobre todo, a la acción citotóxica del compuesto, que induce cambios del metabolismo de las lipoproteínas.
La lesión hepática forma una parte importante de la patología de los compuestos tóxicos exógenos, puesto que el hígado es el órgano fundamentalmente encargado de metabolizar los agentes tóxicos, y colabora con los riñones en los procesos de desintoxicación. La bilis recibe del parénquima hepático, directamente o
tras su conjugación, diversas sustancias que pueden ser reabsorbidas en la circulación enterohepática (por ejemplo, cadmio, cobalto, manganeso).
Los hepatocitos participan en los procesos de oxidación (p. ej., alcoholes, fenoles, tolueno), reducción (p. ej., compuestos nitrogenados), metilación (p. ej., ácido selénico), conjugación con los ácidos sulfúrico o glucurónico (p. ej., benceno) y acetilación (p. ej., aminas aromáticas). Las células de Kupffer pueden intervenir también, por ejemplo mediante fagocitosis de los metales pesados.

Los síndromes gastrointestinales graves, como los provocados por el fósforo, el mercurio o el arsénico, se manifiestan con vómitos, dolores cólicos y heces mucosanguinolentas y pueden asociarse a lesión hepática (hepatomegalia, ictericia). Estos cuadros son relativamente raros en la actualidad, y han sido superados por intoxicaciones profesionales, de instauración lenta e incluso insidiosa: en consecuencia, la lesión hepática también puede ser insidiosa.

La hepatitis infecciosa merece una atención especial; puede asociarse a varios factores profesionales (agentes hepatotóxicos, calor o trabajo con calor, frío o trabajo con frío, actividad física intensa, etc.), puede mostrar un curso clínico desfavorable (hepatitis crónica prolongada o persistente) y puede causar fácilmente una cirrosis. Suele asociarse a ictericia y, por tanto, plantear dificultades diagnósticas. Además, plantea problemas de pronóstico y de valoración del grado de restablecimiento y, por tanto, de la recuperación física para la reanudación del trabajo.
Aunque el aparato digestivo está colonizado por una microflora abundante que tiene funciones fisiológicas importantes para la salud humana, la exposición profesional puede dar lugar a infecciones profesionales. Así ocurre, por ejemplo, con los trabajadores de mataderos, que pueden correr riesgo de contraer una infección por Helicobacter, a menudo asintomática.
Otras infecciones importantes son las debidas a especies de Salmonella y Shigella, que también es preciso controlar para conservar la seguridad de los alimentos, como ocurre en la industria alimentaria y en los servicios de restauración.

En los países industrializados, los principales riesgos de cáncer de esófago proceden del tabaco y del alcohol, siendo la etiología profesional de importancia mucho menor. Sin embargo, los carniceros y sus cónyuges parecen correr un alto riesgo de cáncer colorrectal.

miércoles, 11 de abril de 2007

Hiperlipidemia



Numerosos estudios internacionales a largo plazo han mostrado una relación convincente entre las anormalidades del metabolismo de los lípidos y el aumento del riesgo de CC e ictus. Esto es cierto sobre todo cuando están elevados los niveles de colesterol total y LDL (lipoproteínas de baja densidad) y/o están reducidos los niveles de HDL (lipoproteínas de alta densidad). En estudios recientes se han hallado más datos que relacionan el exceso de riesgo con diferentes fracciones de las lipoproteínas (OMS 1994a).

En los estudios MONICA de la OMS realizados a mediados del decenio de 1980, se ha observado que la frecuencia de los niveles elevados de colesterol total (6,5 mmol/l) varía de forma considerable en los grupos de población de todo el mundo (OMS-MONICA 1988). La tasa de hipercolesterolemia en las poblaciones en edad de trabajar (35 a 64 años) osciló entre el 1,3 y el 46,5 % en los varones y entre el 1,7 y el 48,7 % en las mujeres. Aunque los límites fueron en general similares, los niveles medios de colesterol en los grupos de estudio de diferentes países variaron de forma significativa: en Finlandia, Escocia, Alemania oriental, los países del Benelux y Malta se halló un promedio superior a 6 mmol/l, mientras que los valores medios fueron inferiores en los países de Asia oriental, como China (4,1 mmol/l) y Japón (5,0 mmol/l). En ambas regiones, las medias fueron inferiores a 6,5 mmol/l (250 mg/dl), el nivel seleccionado como límite de la normalidad; sin embargo, como se mencionó antes en el caso de la tensión arterial, el riesgo aumenta de forma progresiva según se eleva el nivel, en vez de existir una delimitación clara entre los niveles normales y anormales.
De hecho, algunas autoridades sanitarias han señalado un nivel de colesterol total de 180 mg/dl como el nivel óptimo que no debe superarse.
Hay que subrayar que el sexo es un factor determinante porque las mujeres presentan niveles medios de LDL inferiores.
Este puede ser uno de los motivos por los que las mujeres en edad de trabajar tienen un índice de mortalidad por CC inferior.
Salvo por el número relativamente escaso de individuos con hipercoletesterolemia hereditaria, los niveles de colesterol suelen reflejar el consumo con la dieta de alimentos ricos en colesterol y grasas saturadas. Las dietas basadas en frutas, productos vegetales y pescado, en las que se reduce la ingesta total de grasas y se sustituyen las grasas poliinsaturadas se asocian en general a niveles bajos de colesterol. Aunque su papel no se conoce con certeza, se cree que el consumo de antioxidantes (vitamina E, carotenos, selenio, etc.) influye también en los niveles de colesterol.


Los factores asociados al aumento de los niveles de colesterol de las HDL, la forma “protectora” de las lipoproteínas, son la raza (negra), el sexo (femenino), el peso normal, el ejercicio físico y la ingesta moderada de alcohol.


Los factores socioeconómicos también desempeñan al parecer un papel, al menos en los países industrializados, como Alemania occidental, en los que se hallaron niveles elevados de colesterol en grupos de población de ambos sexos de bajo nivel educativo (menos de diez años de escuela) en comparación con los que completaron 12 años de educación (Heinemann 1993).

martes, 10 de abril de 2007

APARATO DIGESTIVO


G. Frada*
El aparato digestivo ejerce una influencia considerable en la eficiencia y capacidad de trabajo del organismo y sus enfermedades, agudas o crónicas, son algunas de las causas más frecuentes de absentismo y discapacidad. En este contexto, puede solicitarse al médico del trabajo de alguna de las siguientes maneras para que haga sugerencias relativas a las necesidades de higiene y nutrición específicas de una profesión dada: para evaluar la posible influencia de los factores propios de una profesión en el desarrollo de ciertos procesos de enfermedad del aparato digestivo o en el agravamiento de otros preexistentes o independientes de la profesión, o para que dé su opinión acerca de la idoneidad general o específica de una persona para la profesión.


Muchos de los factores perjudiciales para el aparato digestivo pueden tener un origen profesional; no es raro que varios factores actúen en concierto y que su acción se vea facilitada por la predisposición individual. A continuación se reseñan algunos de los factores laborales más importantes: tóxicos industriales, agentes físicos y estrés profesional, como la tensión, la fatiga, las posturas anormales, los cambios frecuentes del ritmo de trabajo, el trabajo por turnos, el trabajo nocturno y los malos hábitos alimenticios (cantidad, calidad y horario de las comidas).

Prevención de la hipertensión

La prevención de la hipertensión debe basarse en la identificación de los individuos con la tensión arterial aumentada mediante detección selectiva o programas de exploración médica periódicos, comprobaciones repetidas para verificar la amplitud y la duración de la elevación, e instauración de una pauta terapéutica apropiada que se mantendrá de forma indefinida. Los pacientes con antecedentes familiares de hipertensión deben controlarse la tensión arterial con más frecuencia y ser asesorados para eliminar o controlar cualquier factor de riesgo que puedan presentar. El control del abuso de alcohol, el entrenamiento físico que mantenga la capacidad física para el trabajo, el control del peso y los esfuerzos encaminados a reducir el estrés psicológico son elementos importantes de los programas de prevención. La mejoría de las condiciones en el lugar de trabajo, como la reducción del ruido y del calor excesivo, son otras medidas preventivas.

El lugar de trabajo es un entorno muy propicio para realizar programas dirigidos a detectar y controlar la hipertensión en la plantilla de trabajadores. La comodidad y el coste bajo o nulo atraen a los participantes y los efectos positivos de la estrecha presión ejercida por los compañeros tiende a aumentar el cumplimiento del tratamiento y el éxito del programa.

lunes, 9 de abril de 2007

Tratamiento de la hipertensión


La hipertensión puede y debe tratarse, aunque el paciente no presente ningún síntoma. Los cambios en el estilo de vida, como el control del peso, la disminución de la ingesta de sodio y el ejercicio físico regular, asociados si es necesario a medicamentos hipotensores, consiguen en muchos casos reducir la tensión arterial, incluso hasta niveles normales. Por desgracia, muchos individuos hipertensos no reciben un tratamiento adecuado. Según el estudio MONICA de la OMS (1988), menos del 20 % de las mujeres hipertensas de Rusia, Malta, Alemania oriental, Escocia, Finlandia e Italia, recibían un tratamiento adecuado a mediados del decenio de 1980 y en los varones de Irlanda, Alemania, China, Rusia, Malta, Finlandia, Polonia, Francia e Italia, esta proporción no alcanzaba el 15 %.

domingo, 8 de abril de 2007

Riesgo de desarrollo de hipertensión

Los factores de riesgo importantes de desarrollo de hipertensión son el peso corporal excesivo, la ingesta elevada de sal, diversos factores dietéticos, la inactividad física y factores psicosociales, como el estrés (Levi 1983). Además, hay un componente genético cuyo significado relativo no se conoce con certeza (OMS 1985).

La frecuencia de aparición familiar de hipertensión debe considerarse un peligro y hay que prestar especial atención al control de los factores de que depende el estilo de vida.
Se sabe que los factores psicosociales y psicofísicos, junto con el puesto de trabajo, pueden influir en el desarrollo de la hipertensión, sobre todo en los aumentos pasajeros de la tensión arterial.
Se ha observado que la concentración de determinadas hormonas (adrenalina y noradrenalina) y del cortisol (Levi 1972) está elevada, lo cual puede provocar, por sí mismo, o asociado a un consumo excesivo de sal, la hipertensión. El estrés en el trabajo parece relacionarse también con la hipertensión. Se ha observado una relación dosis-efecto con la intensidad del tráfico aéreo (Levi 1972; OMS 1985) al comparar grupos de controladores de tráfico aéreo con tensiones psíquicas diferentes.

sábado, 7 de abril de 2007

Hipertensión


La hipertensión (aumento de la tensión arterial), enfermedad con entidad propia, es una de los principales factores de riesgo de cardiopatía coronaria (CC) y de ictus. Según define la OMS, la tensión arterial es normal cuando la diastólica es inferior a 90 mm Hg y la sistólica es inferior a 140 mm Hg. En la hipertensión umbral o límite, la tensión arterial diastólica es de 90 a 94 mm Hg y la sistólica de 140 a 159 mm Hg. Los individuos con tensiones diastólicas iguales o superiores a 95 mm Hg y tensiones sistólicas iguales o superiores a 160 mm Hg se consideran hipertensos.
No obstante, en diversos estudios se ha demostrado que estos criterios tan estrictos no son completamente correctos.

Algunos individuos tienen una tensión arterial “lábil”, es decir, que oscila entre los niveles de normalidad y de hipertensión según las circunstancias del momento. Además, sin tener en cuenta las categorías específicas, existe una progresión lineal del riesgo relativo al aumentar la tensión por encima del nivel normal.

En Estados Unidos, por ejemplo, la incidencia de CC y de ictus en los varones de 55 a 61 años fue del 1,61 % por año en los varones con tensión arterial normal, en comparación con el 4,6 % por año en los que sufrían hipertensión (National Heart, Lung and Blood Institute 1981). Según el estudio MONICA de la OMS, se hallaron tensiones diastólicas superiores a 94 mm Hg en el 2-36 % de la población de 35 a 64 años. En numerosos países de Europa central, septentrional y oriental (como Rusia, la República Checa, Finlandia, Escocia, Rumania, Francia y algunas partes de Alemania, así como Malta) el 30 % de la población de 35 a 54 años es hipertensa, mientras que en países como España, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Estados Unidos, la cifra correspondiente fue menor del 20 % (OMS-MONICA 1988). Las tasas tienden a aumentar con la edad y se observaron diferencias raciales (al menos en Estados Unidos, la hipertensión afecta con más frecuencia a los afroamericanos que a la población blanca).

viernes, 6 de abril de 2007

Tasa de enfermedad cardiovascular en jubilados precoces* debido a la reducción de la capacidad para trabajar (N = 576,079)

EL CONCEPTO DE FACTOR DE RIESGO EN LA ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR

Lothar Heinemann, Gottfried Enderlein y Heide Stark
EL CONCEPTO DE FACTOR DE RIESGO
Los factores de riesgo son características genéticas, fisiológicas, del comportamiento y socioeconómicas de los individuos que les sitúan dentro de una cohorte de la población en la que es más probable el desarrollo de un problema sanitario o enfermedad concretos que en el resto de la población. Este concepto suele aplicarse para enfermedades multifactoriales en las que no se conoce una causa única precisa y ha resultado particularmente útil para identificar personas candidatas a seguir las medidas de prevención primaria y para valorar la eficacia de los programas de prevención en el control de los factores de riesgo estudiados.

Este concepto se ha desarrollado gracias a estudios prospectivos de población a gran escala, como el estudio Framingham de ictus y coronariopatías realizado en Framingham, Massachussets, en Estados Unidos y a otros estudios epidemiológicos, de intervención y experimentales.

Debe señalarse que los factores de riesgo son simplemente expresiones de probabilidad, esto es, no son términos absolutos ni diagnósticos. Presentar uno o más factores de riesgo de una enfermedad concreta no significa necesariamente que un individuo vaya a desarrollar esa enfermedad ni que un individuo sin ningún factor de riesgo nunca la vaya a padecer. Los factores de riesgo son características individuales que influyen sobre las probabilidades de un individuo de sufrir una enfermedad particular o un grupo de enfermedades en un período de tiempo futuro definido. Los factores de riesgo pueden clasificarse en las categorías siguientes:

• factores somáticos, como hipertensión arterial, trastornos del metabolismo lipídico, sobrepeso y diabetes mellitus;
• factores del comportamiento, como tabaquismo, malnutrición, falta de actividad física, personalidad del tipo A, consumo excesivo de alcohol y abuso de drogas;
• factores de tensión en los campos laboral, social y privado.

Desde luego, los factores predisponentes y genéticos desempeñan también un papel en la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y los trastornos del metabolismo lipídico. Muchos de los factores de riesgo facilitan el desarrollo de arteriosclerosis, que es una condición previa significativa para el comienzo de la cardiopatía coronaria.

A causa de algunos factores de riesgo el individuo puede sufrir más de una enfermedad; por ejemplo, el consumo de cigarrillos se asocia a coronariopatías, ictus y cáncer de pulmón. Un individuo puede presentar al mismo tiempo factores de riesgo múltiples de sufrir una enfermedad particular; estos factores pueden sumarse, aunque lo más frecuente es que al combinarse sus efectos se multipliquen. Los factores somáticos y del estilo de vida se han identificado como los factores de riesgo principales de cardiopatía coronaria y de ictus.

lunes, 2 de abril de 2007

Mortalidad

Dentro de los límites principales de la edad laboral, de 15 a 64 años, sólo el 8-18 % de los fallecimientos por ECV se produjeron antes de los 45 años. La mayoría de las muertes se produjeron después de esta edad y las tasas anuales de mortalidad aumentan con la edad. Las tasas cambian con el tiempo y varían de forma considerable de un país a otro (OMS 1994b).

En la Tabla 3.1 se muestran las tasas de mortalidad en varones y mujeres de 45 a 54 y de 55 a 64 años en algunos países. Obsérvese que las tasas de mortalidad de los varones son sistemáticamente superiores a las tasas de las mujeres de la misma edad.

En la Tabla 3.2 se comparan las tasas de mortalidad de varias ECV en personas de 55 a 64 años en cinco países.

Incapacidad laboral y jubilación anticipada Los datos estadísticos relacionados con el diagnóstico sobre el tiempo de trabajo perdido representan un aspecto importante del impacto de la morbilidad de la población activa, aunque las denominaciones diagnósticas suelen ser menos precisas que en los casos de jubilación anticipada por incapacidad. Las tasas de casos, expresadas generalmente en casos por 10.000 trabajadores, proporcionan un índice de la frecuencia de las distintas categorías de enfermedad, mientras que el número medio de días perdidos por caso indica la gravedad de las diferentes enfermedades. Por tanto, de acuerdo con los datos estadísticos relativos a 10 millones de trabajadores de Alemania occidental recopilados por la Allgemeinen Ortskrankenkasse, las ECV representaron el 7,7 % de la incapacidad total en 1991-92, aunque el número de casos para ese período fue sólo del 4,6 % del total (Tabla 3.3). En algunos países, donde se concede la jubilación anticipada si una enfermedad disminuye la capacidad de trabajo, el patrón de incapacidad refleja las tasas de las diferentes categorías de ECV.

domingo, 1 de abril de 2007

Tasas de incidencia anual

Entre las ECV, la hipertensión tiene el mayor índice anual de casos nuevos en los trabajadores de 35 a 64 años. Aparecen casos nuevos en el 1 % aproximadamente de esta población cada año.

Los siguientes trastornos en frecuencia son la cardiopatía coronaria (8-92 casos nuevos de ataque cardíaco agudo por 10.000 varones al año y 3-16 casos nuevos por 10.000 mujeres al año) y el ictus (12-30 casos por 10.000 varones al año y 6-30 casos por 10.000 mujeres al año). Como se ha demostrado por los datos globales recogidos por el proyecto Monica de la OMS (OMSMONICA 1994; OMS-MONICA 1988), las tasas de incidencia más bajas de ataque cardíaco se hallaron en varones en China y mujeres en España, mientras que las tasas más elevadas se hallaron en varones y mujeres en Escocia. Según estos datos, en la población en edad de trabajar, el 40-60 % de las víctimas de los ataques cardíacos y el 30-40 % de los afectados por ictus no sobreviven a los episodios iniciales de la enfermedad.