Los síndromes neurotóxicos, producidos por sustancias que afectan de forma adversa al tejido nervioso, figuran entre las diez principales enfermedades profesionales en Estados Unidos. Los efectos neurotóxicos constituyen la base para establecer los crite- rios del límite de exposición para el 40 %, aproximadamente, de los agentes considerados peligrosos por el National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH) de Estados Unidos.
Una neurotoxina es cualquier sustancia capaz de interferir en la función normal del tejido nervioso y causar daño celular irreversible, muerte celular o ambas cosas. Dependiendo de sus propiedades concretas, una neurotoxina determinada atacará puntos seleccionados o elementos celulares específicos del sistema nervioso. Los compuestos que no son polares tienen una mayor solubilidad en lípidos y, por lo tanto, tienen mayor acceso al tejido nervioso que las sustancias químicas muy polares y menos liposolubles. El tipo y tamaño de las células y los diversos sistemas neurotransmisores afectados en distintas regiones del cerebro, los mecanismos desintoxicantes protectores innatos y la integridad de las membranas celulares y de las organelas intracelulares son todos elementos que influyen en las respuestas a los neurotóxicos.
Las neuronas (la unidad celular funcional del sistema nervioso) tienen una elevada tasa metabólica y corren un gran riesgo de lesión neurotóxica, seguidas por los oligodendrocitos, los astrocitos, la microglia y las células del endotelio capilar. Las alteraciones de la estructura de la membrana celular deterioran la excitabilidad e impiden la transmisión de impulsos. Los efectos de los tóxicos alteran la estructura proteica, el contenido líquido y la capacidad de intercambio iónico de las membranas, provocando la hinchazón de neuronas y astrocitos y lesionando las delicadas células que revisten los capilares sanguíneos. La interrupción de los mecanismos neurotransmisores bloquea el acceso a los receptores postsinápticos, produce falsos efectos neurotransmisores, y altera la síntesis, almacenamiento, libera- ción, recaptación o inactivación enzimática de los neurotransmi- sores naturales. Por tanto, las manifestaciones clínicas de neurotoxicidad están determinadas por varios factores dife- rentes: las características físicas de la sustancia neurotóxica, la dosis de la exposición a ella, la vulnerabilidad de la célula diana, la capacidad del organismo para metabolizar y excretar la toxina, y por la capacidad reparadora de las estructuras y mecanismos afectados. En la Tabla 7.11 se ofrece una lista de varias exposiciones a sustancias químicas y sus síndromes neurotóxicos. El establecimiento de un diagnóstico de síndrome neurotóxico
y el diagnóstico diferencial con enfermedades neurológicas de etiología no neurotóxica exige el conocimiento de la patogenia de los síntomas neurológicos y de los signos y síntomas obser- vados; el conocimiento de que determinadas sustancias son capaces de afectar al tejido nervioso; la documentación de la exposición; pruebas de la presencia de neurotoxinas o metabolitos en los tejidos de un individuo afectado, y la delimitación cuidadosa de una relación temporal entre la exposición y la aparición de síntomas, con remisión posterior de los síntomas una vez finalizada la exposición.
Después de la aparición de los síntomas, habitualmente no hay pruebas de que una sustancia determinada ha alcanzado una dosis tóxica. A menos que exista un programa de vigilancia medioambiental, es necesario un elevado índice de sospecha para reconocer los casos de lesión neurotoxicológica. La identificación de síntomas atribuibles a los sistemas nerviosos central o periférico puede ayudar al médico a centrarse en determinadas sustancias, que tienen una mayor predilección por una parte u otra del sistema nervioso, como posibles culpables. Convulsiones, debilidad, temblor/sacudidas, anorexia (pérdida de peso), trastornos del equilibrio, depresión del sistema nervioso central, narcosis (estado de estupor o inconsciencia), trastornos visuales, trastornos del sueño, ataxia (incapacidad para coordinar movimientos musculares voluntarios), fatiga y alteraciones del tacto son síntomas referidos habitualmente después de la exposición a determinados productos químicos. Estos grupos de síntomas forman síndromes asociados a la exposición a neurotóxicos.
Una neurotoxina es cualquier sustancia capaz de interferir en la función normal del tejido nervioso y causar daño celular irreversible, muerte celular o ambas cosas. Dependiendo de sus propiedades concretas, una neurotoxina determinada atacará puntos seleccionados o elementos celulares específicos del sistema nervioso. Los compuestos que no son polares tienen una mayor solubilidad en lípidos y, por lo tanto, tienen mayor acceso al tejido nervioso que las sustancias químicas muy polares y menos liposolubles. El tipo y tamaño de las células y los diversos sistemas neurotransmisores afectados en distintas regiones del cerebro, los mecanismos desintoxicantes protectores innatos y la integridad de las membranas celulares y de las organelas intracelulares son todos elementos que influyen en las respuestas a los neurotóxicos.
Las neuronas (la unidad celular funcional del sistema nervioso) tienen una elevada tasa metabólica y corren un gran riesgo de lesión neurotóxica, seguidas por los oligodendrocitos, los astrocitos, la microglia y las células del endotelio capilar. Las alteraciones de la estructura de la membrana celular deterioran la excitabilidad e impiden la transmisión de impulsos. Los efectos de los tóxicos alteran la estructura proteica, el contenido líquido y la capacidad de intercambio iónico de las membranas, provocando la hinchazón de neuronas y astrocitos y lesionando las delicadas células que revisten los capilares sanguíneos. La interrupción de los mecanismos neurotransmisores bloquea el acceso a los receptores postsinápticos, produce falsos efectos neurotransmisores, y altera la síntesis, almacenamiento, libera- ción, recaptación o inactivación enzimática de los neurotransmi- sores naturales. Por tanto, las manifestaciones clínicas de neurotoxicidad están determinadas por varios factores dife- rentes: las características físicas de la sustancia neurotóxica, la dosis de la exposición a ella, la vulnerabilidad de la célula diana, la capacidad del organismo para metabolizar y excretar la toxina, y por la capacidad reparadora de las estructuras y mecanismos afectados. En la Tabla 7.11 se ofrece una lista de varias exposiciones a sustancias químicas y sus síndromes neurotóxicos. El establecimiento de un diagnóstico de síndrome neurotóxico
y el diagnóstico diferencial con enfermedades neurológicas de etiología no neurotóxica exige el conocimiento de la patogenia de los síntomas neurológicos y de los signos y síntomas obser- vados; el conocimiento de que determinadas sustancias son capaces de afectar al tejido nervioso; la documentación de la exposición; pruebas de la presencia de neurotoxinas o metabolitos en los tejidos de un individuo afectado, y la delimitación cuidadosa de una relación temporal entre la exposición y la aparición de síntomas, con remisión posterior de los síntomas una vez finalizada la exposición.
Después de la aparición de los síntomas, habitualmente no hay pruebas de que una sustancia determinada ha alcanzado una dosis tóxica. A menos que exista un programa de vigilancia medioambiental, es necesario un elevado índice de sospecha para reconocer los casos de lesión neurotoxicológica. La identificación de síntomas atribuibles a los sistemas nerviosos central o periférico puede ayudar al médico a centrarse en determinadas sustancias, que tienen una mayor predilección por una parte u otra del sistema nervioso, como posibles culpables. Convulsiones, debilidad, temblor/sacudidas, anorexia (pérdida de peso), trastornos del equilibrio, depresión del sistema nervioso central, narcosis (estado de estupor o inconsciencia), trastornos visuales, trastornos del sueño, ataxia (incapacidad para coordinar movimientos musculares voluntarios), fatiga y alteraciones del tacto son síntomas referidos habitualmente después de la exposición a determinados productos químicos. Estos grupos de síntomas forman síndromes asociados a la exposición a neurotóxicos.
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