sábado, 31 de enero de 2009

Respuesta sistémica

Muy diversas sustancias químicas del medio ambiente provocan una enfermedad generalizada sistémica debida a sus efectos sobre diversos lugares diana. Los pulmones no sólo son el objetivo de numerosos agentes nocivos, sino que también son el punto de entrada de sustancias tóxicas que penetran en el torrente circulatorio a su través sin lesionarlos en absoluto. Sin embargo, cuando se distribuyen por la circulación sanguínea a diversos órganos, pueden lesionarlos o provocar una intoxicación general con efectos sistémicos. Este papel específico de los pulmones en patología del trabajo no constituye el objetivo de este capítulo. No obstante, debemos mencionar el efecto de las partículas finamente dispersas (vapores) de diversos óxidos de metal que a menudo se asocian a un síndrome sistémico agudo conocido como fiebre de los vapores de metal.

viernes, 30 de enero de 2009

Estudios epidemiológicos sobre las condiciones de trabajo y su relación con el parto pretérmino

Entre los muchos resultados desfavorables del embarazo que pueden producirse, en este artículo se examinan los referentes al parto antes del término, definido como el que se produce antes de la semana 37 de gestación y que implica bajo peso y complicaciones significativas para el recién nacido. El parto antes del término sigue siendo un importante problema de salud pública y constituye una preocupación de muchos tocólogos.
Cuando comenzamos a investigar este asunto a mediados del decenio de 1980, la legislación francesa en vigor tenía un fuerte carácter protector de la salud de la mujer embarazada y obligaba a ésta a tomar el permiso de maternidad seis semanas antes de la fecha prevista del parto. Desde entonces, aunque la tasa de partos antes del término se ha reducido del 10 % al 7 %, parece haberse estabilizado en esa cifra. Dado que la prevención médica ha alcanzado, aparentemente, el límite de su eficacia, tratamos de determinar los factores de riesgo que admiten una posible intervención social. Nuestras hipótesis son las siguientes:
• ¿Es el trabajo en sí mismo un factor de riesgo de parto pretérmino?
• ¿Existen trabajos que se asocian con un aumento del riesgo de parto pretérmino?
• ¿Constituyen ciertas condiciones de trabajo un peligro para la mujer embarazada y el feto?
• ¿Existen medidas preventivas sociales que puedan ayudar a disminuir el riesgo de parto pretérmino?
En nuestro primer estudio, realizado en los años 1977 y 1978 en dos maternidades, examinamos a 3.400 mujeres, de las cuales 1.900 habían trabajado durante el embarazo y 1.500 habían permanecido en el hogar (Mamelle, Laumon y Lazar 1984). A todas se les entrevistó inmediatamente después del parto y se les pidió que describieran su forma de vida, durante el embarazo, en el hogar y en el trabajo, con la mayor precisión posible.

jueves, 29 de enero de 2009

Consecuencias fisiológicas del embarazo

Será útil exponer, ante todo, algunas de las consecuencias fisiológicas del embarazo que pueden interferir con el trabajo.
La mujer embarazada experimenta cambios profundos, que permiten su adaptación a las necesidades del feto y que consisten, principalmente, en la modificación de las funciones fisiológicas sensibles a los cambios de la postura o de la actividad física (sistema circulatorio, sistema respiratorio y equilibrio hídrico). Como resultado, si se mantiene físicamente activa, la mujer experimenta reacciones fisiológicas y fisiopatológicas singulares.
Entre éstas cabe mencionar las siguientes (Mamelle y cols. 1982):
1. Un aumento de la demanda periférica de oxígeno, que da lugar a una modificación de los sistemas respiratorio y circu- latorio. El volumen respiratorio comienza a aumentar en el tercer mes y alcanzar al final incrementos de hasta un 40 % de los valores previos. El aumento del intercambio de gas resultante puede incrementar el peligro de inhalación de sustancias volátiles tóxicas, mientras que la hiperventilación puede dar lugar a disnea de esfuerzo.
2. También el gasto cardíaco aumenta, como consecuencia del incremento del volumen de sangre, reduciéndose así la capa- cidad del corazón para adaptarse al ejercicio y aumentando la presión venosa en las extremidades inferiores, hasta tal punto que resulta difícil mantenerse de pie durante períodos prolongados.
3. Las modificaciones anatómicas, incluidas la exageración de la lordosis dorso-lumbar, el aumento del polígono de soporte y el incremento del volumen abdominal, afectan a las activi- dades estáticas.
4. Hay asimismo otras modificaciones: las náuseas y los vómitos dan lugar a fatiga; la somnolencia durante el día ocasiona falta de atención, cambios del estado de ánimo y sentimientos de ansiedad que pueden originar conflictos interpersonales.
5. Finalmente, es interesante resaltar que las necesidades de energía diaria durante el embarazo son equivalentes a los de dos a cuatro horas de trabajo.

Debido a estos profundos cambios, las exposiciones profesionales pueden tener consecuencias singulares en la mujer embarazada y dar lugar a resultados desfavorables del embarazo.

miércoles, 28 de enero de 2009

EL PARTO PRETERMINO O PREMATURO Y EL TRABAJO

Conciliar el trabajo y la maternidad constituye un importante aspecto de la sanidad pública en los países industrializados, en los que más del 50 % de las mujeres en edad fértil trabajan fuera del hogar. Las propias mujeres trabajadoras, los sindicatos, los empresarios, los políticos y los médicos buscan métodos para prevenir los resultados desfavorables del embarazo inducidos por el trabajo. Las mujeres desean continuar trabajando durante el embarazo y es posible incluso que consideren que los consejos que les da el médico sobre las modificaciones de su forma de vida son sobreprotectores e innecesariamente restrictivos.

martes, 27 de enero de 2009

Cáncer de vejiga: Exploración selectiva y diagnóstico del cáncer de vejiga (II)

El cáncer de vejiga tiene unos síntomas parecidos a los de una infección urinaria y puede producir disuria, frecuencia urinaria y aparición de células sanguíneas y purulentas en la orina. Dado que los síntomas de una infección urinaria pueden ser el anuncio de un tumor vesical, especialmente si se acompañan de hema- turia macroscópica en pacientes mayores, es necesario confirmar la presencia de bacterias y mantenerse alerta. Si un paciente tratado de una infección urinaria no mejora inmediatamente, hay que remitirlo al urólogo para un estudio más completo.
La valoración diagnóstica del cáncer vesical exige en primer lugar una pielografía intravenosa (PIV) para descartar una posible anomalía de vías altas (pelvis renal o uréteres). Para confirmar el diagnóstico hay que examinar la vejiga con un cistoscopio y obtener varias muestras de biopsia con un instru- mento con luz introducido por la uretra para determinar si el tumor es invasivo o no invasivo (es decir, papilar o CIS). Las biopsias aleatorias de la vejiga y la uretra prostática ayudan a definir la cancerización por campos y los cambios de efecto por campos. Los pacientes con trastornos no invasivos requieren un control muy estrecho, ya que están expuestos a posteriores recidivas, aunque no es frecuente que se produzca una progresión en el estadio y el grado de sus lesiones. Los pacientes que presentan un cáncer vesical de grado avanzado o que ha invadido la lámina propia corren el mismo riesgo de recidivas, pero las probabilidades de una progresión en el estadio tumoral son mucho mayores. Debido a ello, se les suele someter a una resección transuretral y a la instilación intravesical de agentes inmuno o quimioterapéuticos. Los pacientes con tumores que han inva- dido la muscular propia o estructuras más profundas suelen presentar ya metástasis, y raras veces pueden recibir tratamiento conservador. Sin embargo, aunque se les practique una cistec- tomía total (el tratamiento estándar para el cáncer de vejiga que ha invadido el músculo vesical), un 20-60 % acaban sucum- biendo a su enfermedad, debido casi siempre a las metástasis. Cuando ya existen metástasis regionales o distantes en el momento del diagnóstico, los índices de supervivencia a los
5 años descienden al 35 y al 9 %, respectivamente, a pesar de utilizar un tratamiento agresivo. La quimioterapia sistémica del cáncer vesical metastático ha mejorado mucho, y se han comu- nicado índices de respuesta completa del 30 %. Estudios recientes sugieren que el empleo de la quimioterapia antes de la cistectomía puede aumentar la supervivencia en pacientes escogidos.
El estadiaje del cáncer de vejiga permite predecir el potencial biológico de progresión, metástasis o recidiva en el 70 % de los casos. Para dicho estadiaje suele precisarse la TAC para descartar las metástasis hepáticas, la gammagrafía ósea para descartar la diseminación ósea y la radiografía o la TAC de tórax para descartar las metástasis pulmonares. Hay que seguir buscando marcadores biológicos en el tumor y en la región del cáncer vesical que permitan predecir qué tumores van a metas- tatizar o recidivar. La accesibilidad de las células vesicales exfo- liadas presentes en las muestras de orina seguramente nos permitirá utilizar marcadores biológicos para controlar las recidivas y prevenir el cáncer.

lunes, 26 de enero de 2009

Cáncer de vejiga: Exploración selectiva y diagnóstico del cáncer de vejiga


La exploración selectiva del cáncer de vejiga sigue recibiendo atención, en un intento de diagnosticarlo antes de que empiece a producir síntomas y, presumiblemente, responda peor a los tratamientos curativos. Como posibles pruebas selectivas se han consi- derado la citología de la orina evacuada y la búsqueda de hematuria en el análisis de orina. Una cuestión fundamental en esta exploración selectiva es la forma de identificar los grupos de alto riesgo y a los posibles afectados dentro de estos grupos. Los estudios epidemiológicos permiten identificar los grupos de riesgo, mientras que los marcadores biológicos permiten identificar a los individuos potencialmente afectados dentro de esos grupos. En general, la exploración selectiva para el cáncer vesical de origen profesional mediante las pruebas de hematuria y la citología de Papanicolau no ha resultado muy eficaz.

Se puede mejorar la detección del cáncer vesical utilizando la prueba del hemastick durante 14 días descrita por Messing y sus colaboradores. Se obtuvo un resultado positivo al menos una vez en el 84 % de 31 pacientes con cáncer de vejiga como mínimo dos meses antes del diagnóstico cistoscópico de la enfermedad. Esta prueba da falsos positivos en un 16-20 % de los casos, la mitad de los cuales no presenta ninguna alteración urológica. Su coste reducido puede convertirla en una prueba útil en una exploración selectiva en dos fases en combinación con los marcadores biológicos y la citología (Waples y Messing 1992).
En un estudio reciente, el análisis cuantitativo de imágenes de fluorescencia con el anticuerpo monoclonal DD23 permitió detectar el cáncer de vejiga en células uroteliales exfoliadas. Se consiguió una sensibilidad del 85 % y una especificidad del 95 % en una mezcla de carcinomas de células de transición de grado inferior y elevado, incluidos tumores TaT1. El antígeno tumoral M344 combinado con la ploidia de ADN obtuvo una sensibilidad cercana al 90 %.
Estudios recientes indican que la mejor opción puede ser la combinación de marcadores biológicos con las pruebas de hematuria. En la Tabla 8.7 se resume una lista de las aplica- ciones de la citología urinaria de fluorescencia cuantitativa combinada con marcadores biológicos. Los cambios genéticos, bioquímicos y morfológicos precoces en las células asociados con cuadros premalignos respaldan la idea de que es posible identificar a los individuos en riesgo años antes de que desarrollen una neoplasia maligna manifiesta. La combinación de marcadores biológicos de sensibilidad y de efecto permitirá seguramente detectar a los individuos de riesgo con una precisión aún mayor. Estos avances son posibles gracias a las nuevas tecnologías capaces de cuantificar los cambios moleculares fenotípicos y genotípicos a nivel unicelular y que, por consiguiente, permiten identificar a los individuos en riesgo. La valoración del riesgo en cada caso facilita el control estratificado y rentable de grupos elegidos para la quimioprevención dirigida.

domingo, 25 de enero de 2009

Mediciones del estado emocional y de la personalidad

Los estudios de los efectos de sustancias neurotóxicas suelen incluir mediciones de los trastornos afectivos o de la personalidad, en forma de cuestionarios de síntomas, escalas de los estados de ánimo o índices de personalidad. La NCTB, descrita anteriormente, incluye el Perfil de estados de ánimo (Profile of Mood States, POMS), una determinación cuantitativa del estado de ánimo. Con la utilización de 65 adjetivos calificativos de los estados de ánimo durante los últimos 8 días, se obtienen los grados de tensión, depresión, hostilidad, vigor, fatiga y confusión. La mayor parte de los estudios comparativos de exposiciones neurotóxicas en lugares de trabajo indican la existencia de diferencias entre sujetos expuestos y no expuestos. Un estudio reciente de trabajadores expuestos al estireno muestra relaciones entre dosis y respuesta entre el nivel urinario de ácido mandélico, un indicador biológico del estireno, después del turno y las puntuaciones en la escala de tensión, hostilidad, fatiga y confu- sión (Sassine y cols. 1996).
Pruebas más largas y sofisticadas de afectividad y de la perso- nalidad, como el Indice de personalidad multifásico de Minne- sota (Minnesota Multiphasic Personality Index, MMPI), que reflejan tanto estados emocionales como rasgos de la persona- lidad, han sido utilizados principalmente para la evaluación clínica, pero también para estudios en lugares de trabajo. Asimismo, el MMPI proporciona una evaluación de la exagera- ción de los síntomas y de las respuestas incoherentes. En un estudio de trabajadores de la microelectrónica con antecedentes de exposición a sustancias neurotóxicas, los resultados del MMPI indicaron niveles clínicamente significativos de depresión, ansiedad, trastornos somáticos y alteraciones del pensa- miento (Bowler y cols. 1991).

sábado, 24 de enero de 2009

DETERMINACION DE LOS DEFICIT • NEUROTOXICOS


Baterías de pruebas neurofuncionales

Desde hace mucho tiempo se han observado síntomas y signos neurológicos subclínicos en trabajadores activos expuestos a neurotoxinas; sin embargo, hasta mediados de los 60 no se centraron los esfuerzos de la investigación en el desarrollo de baterías de pruebas sensibles capaces de descubrir alteraciones sutiles, leves de las funciones perceptivas, psicomotoras, cognitivas, sensitivas y motoras, y en la afectividad presentes en las primeras etapas de la intoxicación.
La primera batería de pruebas neurológicas del comportamiento concebida para ser utilizada en estudios en centros de trabajo fue desarrollada por Helena Hänninen, una pionera en el campo de los déficit del comportamiento asociados a la exposición a productos tóxicos (Batería de pruebas de Hänninen)
(Hänninen y Lindstrom 1979). Desde entonces, se han realizado esfuerzos en todo el mundo para desarrollar, perfeccionar y, en algunos casos, informatizar baterías de pruebas neurológicas del comportamiento. Anger (1990) describe cinco baterías de pruebas para centros de trabajo desarrolladas en Australia, Suecia, Gran Bretaña, Finlandia y Estados Unidos, además de dos baterías de detección selectiva de neurotoxicidad procedentes de Estados Unidos, que se han utilizado en estudios de trabajadores expuestos a neurotoxinas. Además, el Sistema computarizado de evaluación neurológica del comportamiento
(Neurobehavioral Evaluation System, NES) y el Sistema sueco de evaluación del rendimiento (Swedish Performance Evaluation System, SPES) han sido ampliamente utilizados en todo el mundo. Existen también baterías de pruebas diseñadas para evaluar funciones sensoriales, como mediciones de la visión, del umbral de percepción vibrotáctil, del olfato, de la audición y del equilibrio (Mergler 1995). Los estudios sobre varios agentes neurotóxicos en los que se han utilizado alguna de estas baterías han contribuido en gran medida a nuestro conocimiento del deterioro neurotóxico precoz; sin embargo, ha sido difícil realizar comparaciones entre los estudios, debido a la utilización de diferentes pruebas o a la utilización de pruebas con nombres similares, pero que se han aplicado utilizando un protocolo diferente.
En un intento de normalizar la información de los estudios sobre sustancias neurotóxicas, un comité de trabajo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso la idea de una batería “nuclear” (Johnson 1987). Basándose en los conoci- mientos existentes en el momento de la reunión (1985), se seleccionaron una serie de pruebas que constituyeran la batería nuclear de pruebas neurológicas del comportamiento (Neurobehavioral Core Test Battery, NCTB), una batería relativamente económica para la que no se precisa equipo complejo y que se ha utilizado con éxito en muchos países (Anger y cols. 1993). Las pruebas que forman esta batería se eligieron para cubrir ámbitos concretos del sistema nervioso con sensibilidad demostrada a la lesión neurotóxica. Una batería nuclear más reciente, que comprende pruebas sencillas e informatizadas ha sido propuesta por un grupo de trabajo de la Agency for Toxic Substances and Disease Registry de Estados Unidos (Hutchison y cols. 1992). Ambas baterías se presentan en la Tabla 7.12.
Los autores de ambas baterías nucleares resaltan que, aunque éstas son útiles para normalizar los resultados, de ningún modo proporcionan una evaluación completa de las funciones del sistema nervioso. Será necesario utilizar pruebas suplementarias, dependiendo del tipo de exposición; por ejemplo, una batería de pruebas para evaluar la disfunción del sistema nervioso en trabajadores expuestos al manganeso debería incluir más pruebas de funciones motoras, especialmente de las que exigen movimientos alternantes rápidos, mientras que las dirigidas a trabajadores expuestos al metilmercurio deberían incluir estudios del campo visual. La elección de pruebas para un centro de trabajo concreto debe realizarse basándose en el conocimiento actual sobre la acción de la toxina o toxinas a las que está expuesto el sujeto.
Las baterías de pruebas más sofisticadas, aplicadas e interpretadas por psicólogos expertos, forman una parte importante de la evaluación clínica de la intoxicación por neurotóxicos (Hart 1988). Incluyen pruebas sobre capacidad intelectual, aten- ción, concentración y orientación, memoria, destrezas de percepción visual, constructivas y motoras, lenguaje, funciones conceptual y ejecutiva y bienestar psicológico, además de una evaluación de posibles enfermedades simuladas. El perfil del rendimiento del paciente se estudia a la vista de la historia médica y psicológica pasada y presente, así como de la historia de exposiciones. El diagnóstico final se basa en una constelación de déficit interpretados en relación con el tipo de exposición.

viernes, 23 de enero de 2009

CONCLUSION: SINDROMES CLINICOS ASOCIADOS A • NEUROTOXICIDAD

El diagnóstico diferencial entre un síndrome neurotóxico y una enfermedad neurológica primaria plantea un enorme reto a los médicos que trabajan en el marco laboral. La obtención de una buena historia, el mantenimiento de un elevado grado de sospecha y el seguimiento adecuado de un individuo, así como de grupos de individuos, es necesario y gratificante. El reconocimiento precoz de enfermedades relacionadas con agentes tóxicos en su medio ambiente o con una exposición profesional determinada es fundamental, ya que un diagnóstico adecuado puede conducir a la separación inmediata de un individuo de los peligros de la exposición continua a una sustancia tóxica, evitando posibles lesiones neurológicas irreversibles. Además, el reconocimiento de los primeros casos afectados en un entorno determi- nado puede conseguir que se produzcan cambios que protegerán a otros todavía no afectados.

jueves, 22 de enero de 2009

Factores de riesgo en el trabajo: Organización del trabajo

La organización del trabajo en este contexto se define como la distribución de las tareas en el tiempo y entre los trabajadores, la duración de las mismas y la duración y distribución de los períodos de descanso y las pausas. La duración de los períodos de trabajo y de descanso tiene un profundo efecto sobre la fatiga y la recuperación tisular. Se han realizado pocos estudios específicos acerca del efecto de la organización del trabajo sobre los tras- tornos del cuello. En un gran estudio epidemiológico realizado en Suecia, se observó que el trabajo con monitores durante más de cuatro horas al día, se asociaba a unos altos índices de síntomas cervicales (Aronsson, Bergkvist y Almers 1992). Estos hallazgos han sido confirmados posteriormente en otros estudios.

martes, 20 de enero de 2009

Factores de Riesgo en el trabajo: Vibración

La vibración local de las manos, como ocurre al trabajar con taladros y otras máquinas vibratorias sujetadas con las manos, se transmite a lo largo del brazo, pero la fracción transferida hasta la región del cuello-hombros es mínima. Sin embargo, el hecho de sostener una herramienta vibratoria puede producir contrac- ciones musculares en los músculos proximales del cuello-hombros para estabilizar la mano y la herramienta, lo que puede ejercer un efecto fatigoso sobre el cuello. Los mecanismos y la preva- lencia de tales trastornos producidos por la vibración no son bien conocidos.

lunes, 19 de enero de 2009

Factores de Riesgo en el trabajo: Movimientos repetitivos

Los movimientos repetitivos de las manos aumentan las demandas para la estabilización de la región del cuello y hombros, aumentando así el riesgo de problemas cervicales. Factores como las altas demandas de velocidad y precisión de movimientos, así como las grandes demandas de fuerza ejercida por las manos, implican demandas aún mayores de estabilización de las regiones proximales del cuerpo. Los movimientos repeti- tivos de la cabeza son menos frecuentes. Los cambios rápidos y repetidos de objetivo visual suelen realizarse mediante movi- mientos oculares, a menos que la distancia entre los objetos observados sea bastante grande. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en los grandes puestos de trabajo informáticos.

domingo, 18 de enero de 2009

Definición y diagnóstico de la ansiedad

Evidentemente, los trastornos por ansiedad figuran entre los problemas de salud mental más prevalentes y afectan en algún momento de su vida a cerca del 7 al 15 % de la población adulta de Estados Unidos (Robins y cols. 1981). Estos trastornos constituyen una familia de procesos que comprenden la agorafobia (temor a los espacios abiertos), las fobias (temores irracionales), el trastorno obsesivo-compulsivo, las crisis de angustia y la ansiedad generalizada. Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 4ª edición (DSM IV), de la American Psychiatric Associa- tion, los síntomas de trastorno por ansiedad generalizada comprenden “inquietud o sensación de estar en tensión o al borde de un ataque de nervios”, fatiga, dificultades para concentrarse, tensión muscular excesiva y alteración del sueño (American Psychiatric Association 1994). El trastorno obsesivocompulsivo se caracteriza por pensamientos persistentes o conductas repetitivas que son excesivas/irrazonables, causan marcado malestar, consumen gran cantidad de tiempo e inter- fieren en el funcionamiento del individuo. También, según el DSM IV, los ataques de angustia, definidos como períodos breves de miedo o inquietud intensos, no son en realidad trastornos en sí mismos, sino que pueden aparecer en relación con otros trastornos por ansiedad. Técnicamente, el diagnóstico de trastorno por ansiedad sólo puede ser hecho por un profesional de la salud mental debidamente formado y que emplee los criterios diagnós- ticos aceptados.

sábado, 17 de enero de 2009

ANSIEDAD RELACIONADA CON EL TRABAJO

Los trastornos por ansiedad, al igual que el miedo, la preocupa- ción y la aprensión subclínicos y los trastornos relacionados con el estrés asociados, como el insomnio, parecen tener una gran penetrancia y mostrar una prevalencia cada vez mayor en los centros de trabajo en el decenio de 1990, tanto que, de hecho, el Wall Street Journal ha dicho que este decenio es la “Edad del Angst” laboral (Zachary y Ortega 1993). Los recortes de plantilla, la amenaza a los derechos adquiridos, los despidos, los rumores de despido inminente, la competencia a nivel mundial, la obsoles- cencia de las cualificaciones y la pérdida de éstas, las reestructuraciones, reconversiones, adquisiciones, fusiones y otras fuentes de confusión organizativa han erosionado la sensación de seguridad laboral de los trabajadores y han contribuido a crear una “ansiedad relacionada con el trabajo” evidente, aunque difícil de medir (Buono y Bowditch 1989). Aunque parecen existir ciertas diferencias y variables moderadoras situacionales, Kuhnert y Vance (1992) señalaron que los trabajadores manuales y los empleados administrativos que comunicaban mayor “inseguridad laboral” presentaban también una ansiedad y una sintomatología obsesiva-compulsiva significativamente mayor en una lista de comprobación de síntomas psiquiátricos. Durante gran parte del decenio de 1980 y cada vez más en el de 1990, el paisaje organi- zativo transicional del mercado de Estados Unidos (u “oleaje permanente”, como también ha sido descrito) ha contribuido, sin duda, a esta epidemia de trastornos relacionados con el estrés profesional, incluidos, por ejemplo, los trastornos por ansiedad (Jeffreys 1995; Northwestern National Life 1991).
Los problemas de estrés profesional y trastornos psicológicos relacionados en el trabajo parecen existir en todo el mundo, pero son pocas las estadísticas que documenten su naturaleza y extensión fuera de Estados Unidos (Cooper y Payne 1992). Los datos internacionales de que se dispone, casi todos ellos procedentes de países europeos, parecen confirmar los efectos negativos para la salud mental de la inseguridad laboral y de los empleos de gran tensión, similares a los observados en los trabajadores estadounidenses (Karasek y Theorell 1990). Sin embargo, el estigma, muy real, que se asocia a las enfermedades mentales en muchos otros países y culturas hace que muchos síntomas psicológicos, por no decir todos, incluyendo la ansiedad relacionada con el trabajo no se notifiquen, descubran ni traten (fuera de Estados Unidos) (Cooper y Payne 1992). En ciertas culturas, se somatizan estos trastornos psicológicos para que se manifiesten como síntomas físicos “más aceptables” (Katon, Kleinman y Rosen 1982). Un estudio sobre funcionarios del gobierno japonés identificó los factores estresantes profesionales, como la sobrecarga de trabajo y el conflicto de funciones, como variables significativamente relacionadas con la enfermedad mental en estos trabajadores (Mishima y cols. 1995). Se

necesitan nuevos estudios de este tipo para documentar el impacto de los factores estresantes laborales psicosociales en la salud mental de los trabajadores asiáticos, así como en los países en vías de desarrollo y en los antiguos países del Este.

viernes, 16 de enero de 2009

Resumen: Depresion

La depresión es sumamente importante en el campo de la salud mental en el trabajo, tanto por su impacto en el lugar de trabajo como por el impacto de éste en la salud mental del trabajador. Su prevalencia es muy grande y puede tratarse con facilidad, pero por desgracia muchas veces pasa inadvertida, con graves conse- cuencias tanto para el enfermo como para la empresa. En conse- cuencia, un mayor énfasis en la detección y el tratamiento de la depresión permitirían ayudar a reducir el sufrimiento individual y las pérdidas empresariales.

domingo, 4 de enero de 2009

Límites de sensibilidad

La vibración mecánica induce cambios de potencial en las células del oído interno, las vías de conducción y los centros nerviosos superiores. Sólo se perciben las frecuencias de

16 Hz–25.000 Hz
y las presiones de sonido (pueden expresarse en pascales, Pa) de

20 Paa 20 Pa
La gama de presiones sonoras que pueden percibirse es de una amplitud enorme (pueden variar en 1 millón de veces). Los umbrales de detección de las presiones sonoras dependen de las frecuencias; son mínimos a 1.000-6.000 Hz y aumentan con las frecuencias extremas.
Con fines prácticos, el nivel de presión sonora se expresa en decibelios (dB), una escala de determinación logarítmica que corresponde a la intensidad de sonido percibida en relación al umbral de audición. Por tanto, 20 Pa equivale a 0 dB. Cuando la presión sonora aumenta diez veces, el nivel de decibelios aumenta 20 dB, según la fórmula siguiente:

Lx = 20 log Px/P0
donde:
Lx = presión del sonido en dB
Px = presión del sonido en pascales
P0 = presión del sonido de referencia
(2  10–5 Pa, el umbral auditivo)

El umbral de discriminación de frecuencias, que es la dife- rencia mínima detectable en frecuencia, es de 1,5 Hz para frecuencias de hasta 500 Hz y del 0,3 % de la frecuencia del estí- mulo para frecuencias superiores. Para presiones de sonido cercanas al umbral de audición, el umbral de discriminación se aproxima al 20 %, aunque pueden detectarse diferencias de hasta un 2 % con presiones sonoras altas.
Si la frecuencia de dos sonidos se diferencia muy poco, sólo se oirá un tono. La frecuencia percibida será un promedio de los dos tonos de origen, pero su nivel de presión sonora es variable. Si dos estímulos acústicos tienen frecuencias similares con inten- sidades diferentes se produce un efecto de enmascaramiento. Si la diferencia en la presión sonora es lo suficientemente grande, el enmascaramiento será completo y sólo se percibirá el sonido más alto.
La localización del estímulo acústico depende de la detección de la diferencia temporal entre la llegada del estímulo a cada oído y, por tanto, requiere una audición bilateral intacta. La menor diferencia temporal detectable es 3 x 10–5 segundos. El efecto de detección selectiva de la cabeza facilita la localiza- ción, ya que se producen diferencias en la intensidad del estí- mulo en cada oído.
La notable capacidad de resolución de los estímulos acústicos en los seres humanos se explica por la descomposición de frecuencias en el oído interno y el análisis de estas en el cerebro. Estos son los mecanismos que permiten detectar e identificar fuentes individuales de sonido como los instrumentos musicales dentro de las complejas señales acústicas que constituyen la música de una orquesta sinfónica.

sábado, 3 de enero de 2009

Fisiología de la audición: Conducción ósea del sonido

Las ondas sonoras pueden transmitirse también a través del cráneo. Existen dos mecanismos posibles:
En el primero, las ondas de compresión que impactan en el cráneo provocan que la perilinfa, que no es compresible, deforme las ventanas oval o redonda. Como estas dos ventanas tienen una elasticidad diferente, el movimiento de la endolinfa provoca el movimiento de la membrana basilar.
El segundo mecanismo se basa en el hecho de que el movimiento de los huesecillos sólo induce movimiento en la rampa vestibular. En este mecanismo, la membrana basilar se mueve a causa del movimiento de traslación producido por la inercia.
La conducción ósea es habitualmente 30-50 dB menor que la conducción aérea, como puede comprobarse con facilidad si se tapan los dos oídos. No obstante, esto sólo es cierto en los estímulos mediados por el aire, ya que la estimulación ósea directa se atenúa en un grado diferente.

viernes, 2 de enero de 2009

Fisiología de la audición: Conducción aérea del sonido

El oído se compone de un sistema de conducción del sonido (el oído medio y externo) y de un receptor (el oído interno).
Las ondas sonoras que atraviesan el conducto auditivo externo inciden sobre la membrana timpánica y la hacen vibrar. Esta vibración se transmite al estribo a través del martillo y del yunque. La superficie de la membrana timpánica es casi 16 veces superior al área del pie del martillo (55 mm2/3,5 mm2),
y esto, en combinación con el mecanismo de amplificación de los huesecillos, aumenta 22 veces la presión sonora. Debido a la frecuencia de resonancia del oído medio, el índice de transmi- sión óptimo se encuentra entre 1.000 y 2.000 Hz. Al moverse el pie del estribo, se forman ondas en el líquido situado en el inte- rior del canal vestibular. Como el líquido no puede comprimirse, cada movimiento del pie del estribo hacia el interior origina un movimiento equivalente de la ventana redonda hacia afuera, en dirección al oído medio.
Durante la exposición a niveles acústicos elevados, el músculo del estribo se contrae para proteger al oído interno (reflejo de atenuación). Además de esta función, los músculos del oído medio amplían también los límites dinámicos del oído, mejoran la localización del sonido, reducen la resonancia en el oído medio y controlan la presión del aire en el oído medio y la presión del líquido en el oído interno.
Entre 250 y 4.000 Hz, el umbral del reflejo de atenuación supera en casi 80 decibelios (dB) al umbral de audición y aumenta unos 0,6 dB/dB al incrementarse la intensidad de la estimulación. Su latencia es de 150 ms en el umbral y de 24-35 ms con los estímulos intensos. Para frecuencias menores
a la resonancia natural del oído medio, la contracción de los músculos atenúa la transmisión del sonido en unos 10 dB. Debido a su latencia, el reflejo de atenuación ofrece una protec- ción adecuada frente al ruido generado a una frecuencia supe- rior a 2 ó 3 Hz, pero no frente a los impulsos sonoros discretos.
La velocidad de propagación de las ondas sonoras a través el oído depende de la elasticidad de la membrana basilar. La elasti- cidad aumenta, y la velocidad de la onda, por tanto, disminuye, desde la base de la cóclea hasta la punta. La transferencia de energía vibratoria hasta la membrana de Reissner y la membrana basilar depende de la frecuencia. Para las frecuencias elevadas, la amplitud de onda es mayor en la base, mientras que con las frecuencias más bajas, es mayor en la punta. Por tanto, el punto de mayor excitación mecánica en la cóclea depende de la frecuencia. Este fenómeno explica la capacidad para detectar

diferencias en las frecuencias. El movimiento de la membrana basilar provoca fuerzas de cizallamiento en los estereocilios de las células ciliadas y desencadena una serie de acontecimientos mecánicos, eléctricos y bioquímicos, responsables de la transduc- ción mecánico-sensorial y del procesamiento inicial de las señales acústicas. Las fuerzas de cizallamiento de los estereocilios provocan la apertura de los canales iónicos existentes en las membranas celulares y modifican la permeabilidad de éstas, permitiendo la entrada de iones potasio en las células. Este flujo de iones potasio hacia el interior causa la despolarización y genera un potencial de acción.
Los neurotransmisores liberados en la unión sináptica por la despolarización de las células ciliadas internas desencadenan impulsos neuronales que se transmiten por las fibras aferentes del nervio auditivo hacia los centros nerviosos superiores. La intensidad de la estimulación auditiva depende del número de potenciales de acción por unidad de tiempo y del número de células estimuladas, mientras que la frecuencia percibida depende de la población específica de fibras nerviosas activada. Existe una asociación espacial específica entre la frecuencia del estímulo sonoro y la sección de la corteza cerebral estimulada.
Las células ciliadas internas son mecanorreceptores que trans- forman las señales generadas en respuesta a la vibración acústica en mensajes eléctricos que se envían al sistema nervioso central. Sin embargo, no depende de ellas el umbral de sensibilidad auditiva ni la extraordinaria selectividad de frecuencias del oído. Las células ciliadas externas, por otro lado, no envían señales auditivas al cerebro, sino que su función consiste en amplificar unas 100 veces (es decir, 40 dB) la vibración mecánico-acústica en los niveles cercanos al umbral, con lo que se facilita la estimu- lación de las células ciliadas internas. Se cree que esta amplifica- ción funciona mediante un acoplamiento micromecánico en el que participa la membrana tectoria. Las células ciliadas externas pueden producir más energía de la que reciben de los estímulos externos y, al contraerse de forma activa con frecuencias muy elevadas, pueden funcionar como amplificadores cocleares.
En el oído medio, la interferencia entre las células ciliadas internas y externas crea un sistema de retroalimentación que permite controlar la recepción auditiva, sobre todo el umbral de sensibilidad y la selectividad de frecuencia. Por tanto, las fibras cocleares eferentes pueden ayudar a reducir la lesión coclear causada por la exposición a estímulos acústicos intensos. Las células ciliadas externas pueden sufrir también una contracción refleja en presencia de estímulos intensos. El reflejo de atenua- ción del oído medio, activo principalmente a frecuencias bajas, y el reflejo de contracción del oído interno, activo a frecuencias altas son, por tanto, complementarios.

jueves, 1 de enero de 2009

Respuesta cancerígena

Cáncer es un término genérico que describe un conjunto de enfermedades relacionadas que se caracterizan por un crecimiento tisular descontrolado. Su desarrollo es consecuencia de un complejo proceso de interacción entre múltiples factores del huésped y del medio ambiente.
Una de las grandes dificultades a la hora de establecer una correlación entre la exposición a un agente específico y el desarrollo de cáncer en el ser humano es el largo período de latencia, típicamente de 15 a 40 años, entre el comienzo de la exposición y la manifestación de la enfermedad.
Son ejemplos de contaminantes atmosféricos capaces de provocar cáncer pulmonar el arsénico y sus compuestos, los cromatos, el sílice, las partículas que contienen hidrocarburos aromáticos policíclicos y ciertos polvos a base de níquel. Las fibras de amianto pueden provocar cáncer bronquial y mesote- lioma de la pleura y el peritoneo. Las fibras radiactivas deposi- tadas pueden exponer el tejido pulmonar a elevadas dosis de radiación ionizante y provocar cáncer..