domingo, 31 de octubre de 2010

El permiso por maternidad: Las prestaciones en metálico

La mayoría de las mujeres no pueden permitirse dejar de percibir sus ingresos durante el permiso por maternidad y, si tuvieran que hacerlo, renunciarían a una parte de este período. Dado que el nacimiento de niños sanos beneficia al conjunto de la nación, las empresas no deberían, por razones de equidad, soportar la totalidad del coste generado por la ausencia de sus trabajadoras. Desde 1919, la OIT ha propugnado la concesión de prestaciones en metálico durante el permiso por maternidad, con cargo a fondos públicos o mediante un sistema de seguro. El Convenio nº 103 exige que las contribuciones de los sistemas obligatorios de seguridad social se sufraguen en relación con el número total de hombres y mujeres empleados en la empresa, sin distinciones por razón de sexo. Aunque en unos pocos países las prestaciones por maternidad constituyen sólo un porcentaje relativamente pequeño del salario, la proporción de los dos tercios propuesta en el Convenio nº 103 se alcanza en varios y se supera en muchos otros. En más de la mitad de los países investigados, las presta- ciones por maternidad suponen la totalidad del salario mínimo o del salario completo.
Muchas legislaciones de seguridad social prevén una presta- ción específica por maternidad, reconociéndola en sí misma como una contingencia independiente, mientras que otras aplican a este caso prestaciones de enfermedad o desempleo. Esta asimilación de la maternidad a una incapacidad, o del permiso a una situación de desempleo, podría considerarse un

trato discriminatorio, ya que, por lo general, tales prestaciones sólo se conceden por un período determinado, y la mujer que las utiliza por razón de su maternidad puede encontrarse en el futuro sin cobertura suficiente para una auténtica enfermedad o una situación de desempleo real. Cuando se elaboró la Directiva del Consejo Europeo (1992), hubo una fuerte oposición a la propuesta de conceder prestaciones de enfermedad durante el permiso por maternidad, por considerarse que la igualdad de trato entre hombres y mujeres exigía reconocer la maternidad como causa independiente de prestaciones. Como solución tran- saccional, se ha definido la prestación económica por mater- nidad como un ingreso garantizado equivalente al que la trabajadora en cuestión recibiría en caso de enfermedad.
En casi 80 países estudiados, las prestaciones se pagan por los sistemas nacionales de seguridad social, quedando, en más de otros 40, a cargo de la empresa, y repartiéndose, en alrededor de 15 países, entre ésta y la seguridad social, ya sea al cincuenta por ciento (por ejemplo, en Costa Rica) o en otras proporciones (por ejemplo, en Honduras: dos tercios a cargo de la seguridad social y un tercio a cargo de la empresa). En otros casos, cuando el importe cubierto por la seguridad social está basado en unos ingresos legalmente garantizados que representan una pequeña parte del salario total de la mujer, se impone a la empresa el pago del resto (por ejemplo, en Burkina Faso). En muchos conve- nios colectivos y contratos individuales de trabajo se contempla también de forma voluntaria el pago de cantidades adicionales por la empresa. La participación de ésta en el pago de las presta- ciones en metálico por maternidad puede ser una solución realista para el problema de la carencia de otras fuentes de financiación.

viernes, 29 de octubre de 2010

El permiso por maternidad: El preaviso a la empresa

En la mayoría de los países, el único requisito para la concesión del permiso por maternidad es la presentación de un certificado médico, pero, en algunos casos, se exige también notificar con anterioridad a la empresa el propósito de tomar el permiso. El plazo de preaviso varía desde el momento del conocimiento del embarazo (por ejemplo, en Alemania), hasta una semana antes de iniciar el permiso (por ejemplo, en Bélgica), y su falta puede determinar la pérdida del derecho, como en Irlanda, donde la notificación debe realizarse tan pronto como sea razonablemente posible, pero en ningún caso después de las cuatro semanas previas al comienzo del permiso. En Canadá (federal), la mujer puede eximirse por causa justificada del requisito del preaviso, cuyo plazo, a nivel provincial, varía entre cuatro meses y dos semanas. En Manitoba, la mujer conserva su derecho al permiso aunque no cumpla este requisito, mientras que en la mayoría de las restantes provincias se reduce, en este caso, la duración del permiso (a seis semanas normalmente, frente a las 17 ó 18 semanas ordinarias) y en algunos otros países no se establecen con claridad las consecuencias de la falta de preaviso.

miércoles, 27 de octubre de 2010

ANTEBRAZO, MUÑECA Y MANO: Tenosinovitis de De Quer vain

La tenosinovitis de De Quervain es una tenosinovitis estenosante (o constrictora) de las vainas tendinosas de los músculos que extienden y separan (abducen) el pulgar en la cara externa de la muñeca. El proceso aparece al principio de la niñez y en cual- quier edad posterior. Suele ser más frecuente en el sexo femenino. Se han sugerido como factores causales los movimientos repetitivos de la muñeca y los traumatismos contusos, aunque no se ha realizado una investigación epidemiológica.

Los síntomas son dolor local en la muñeca y debilidad para la prensión. El dolor se extiende en ocasiones al pulgar o al antebrazo. Existe hipersensibilidad y finalmente un engrosamiento a la palpación en el lugar de la constricción. En ocasiones son visi- bles engrosamientos nodulares. Al doblar la muñeca hacia el meñique con el pulgar flexionado hacia la palma (prueba de Finkelstein) se agudizan los síntomas. En algunos casos se observa engatillado o chasquido al mover el pulgar.
Los cambios anatomopatológicos consisten en engrosamiento de las capas externas de las vainas tendinosas. El tendón puede estar constreñido y mostrar un aumento de tamaño más allá del punto de constricción.

lunes, 25 de octubre de 2010

ANTEBRAZO, MUÑECA Y MANO: Tenosinovitis y peritendinitis (II)

La repetición frecuente de movimientos en el trabajo y las demandas elevadas de fuerza en la mano son poderosos factores de riesgo, sobre todo cuando se dan conjuntamente (Silverstein, Fine y Armstrong 1986). Sin embargo, todavía no existen valores aceptados generalmente con relación a la repetitividad y el uso de fuerza aceptables (Hagberg y cols. 1995). La falta de costumbre de realizar un trabajo manual intensivo, ya sea como trabajador nuevo o después de una ausencia del trabajo, aumenta el riesgo. Las posturas desviadas o dobladas de la muñeca en el trabajo y la baja temperatura ambiental también se han considerado factores de riesgo, aunque las pruebas epidemiológicas que lo apoyan son débiles. La tenosinovitis y la peritendinitis se producen a todas las edades. Existen algunas pruebas de que las mujeres podrían ser más susceptibles que los varones (Silverstein, Fine y Armstrong 1986). No obstante, esto ha sido difícil de investigar, ya que en muchas industrias los trabajos que realizan hombres y mujeres son muy diferentes. La tenosinovitis puede ser debida a infección bacteriana, y algunas enfermedades sistémicas, como la artritis reumatoide y la gota, a menudo se asocian a tenosinovitis. Se sabe poco acerca de otros factores de riesgo individuales.

En la tenosinovitis, la zona de la vaina tendinosa es dolorosa, sobre todo en sus extremos. Los movimientos del tendón están restringidos o bloqueados, y la prensión es débil. Los síntomas a menudo empeoran por la mañana, con mejoría de la capacidad funcional después de realizada cierta actividad. La zona de la vaina tendinosa presenta hiperestesia a la palpación, y también se pueden encontrar nódulos hiperestésicos. El acto de doblar la muñeca aumenta el dolor. La zona de la vaina tendinosa puede estar asimismo hinchada, y el acto de doblar la muñeca hacia atrás o adelante produce crepitación o crujidos. En la peritendi- nitis a menudo es posible observar una tumefacción fusiforme en la cara posterior del antebrazo.
La tenosinovitis de los tendones flexores de la cara palmar de la muñeca puede producir el atrapamiento del nervio mediano en su trayecto a través de la muñeca, dando lugar al síndrome del túnel del carpo.
La fisiopatología en la fase aguda de la enfermedad se carac- teriza por la acumulación de líquido y de una sustancia llamada fibrina en la vaina del tendón en la tenosinovitis, y en el para- tendon y entre las células musculares en la peritendinitis. Poste- riormente se observa crecimiento celular (Moore 1992).
Es preciso resaltar que la tenosinovitis o la peritendinitis clíni- camente identificables como profesionales sólo suponen una proporción pequeña de los casos de dolor de muñeca y de ante- brazo en las poblaciones de trabajadores. La mayoría de ellos buscan atención médica cuando el único hallazgo clínico es la hipersensibilidad a la palpación. No se sabe muy bien si la fisiopatología en tales procesos es similar a la de la tenosinovitis o la peritendinitis.
Para prevenir la tenosinovitis y la peritendinitis es preciso evitar los movimientos muy repetitivos y de fuerza en el trabajo. Además de prestar atención a los métodos de trabajo, los factores de organización del trabajo (la cantidad y el ritmo, las pausas y las rotaciones) también determinan la carga local impuesta a la extremidad superior, por lo que debe considerarse asimismo la posibilidad de introducir variabilidad en el trabajo mediante la modificación de estos factores. Los trabajadores nuevos y los que vuelven al trabajo después de una baja o que cambian de tarea se deben acostumbrar gradualmente al trabajo repetitivo.
En los trabajadores industriales con tareas manuales grandes, la duración típica de la baja laboral por tenosinovitis o periten- dinitis ha sido de unos diez días. El pronóstico de ambos procesos suele ser bueno, y la mayoría de los trabajadores pueden reanudar sus tareas laborales previas.

sábado, 23 de octubre de 2010

ANTEBRAZO, MUÑECA Y MANO: Tenosinovitis y peritendinitis (I)

Extensores y flexores de la muñeca y de los dedos

En la muñeca y en la mano, los tendones están rodeados por vainas tendinosas, estructuras tubulares que contienen líquido para proporcionar lubricación y protección al tendón. La inflamación de la vaina tendinosa se denomina tenosinovitis. La que se produce en el punto en que el músculo se une al tendón se deno- mina peritendinitis. La tenosinovitis de la muñeca se localiza en la zona de la vaina tendinosa de la muñeca, mientras que la periten dinitis lo hace por encima de la zona de la vaina tendinosa en el antebrazo. Se denomina tendinitis de inserción a una inflamación del tendón en el lugar de unión al hueso (Figura 6.20).
La terminología de las enfermedades del tendón y de sus estructuras adyacentes a menudo se utiliza laxamente, y en ocasiones se ha empleado el término “tendinitis” para referirse a todos los procesos dolorosos de la región del antebrazo-muñeca- mano, con independencia del tipo de presentación clínica. En Estados Unidos se ha utilizado un diagnóstico de amplio contenido, el de “trastornos traumáticos acumulados” (TTA), para denominar a todos los trastornos de los tejidos blandos de la extremidad superior que se cree están causados, precipitados o agravados por esfuerzos repetitivos de la mano. En Australia y en algunos otros países se ha utilizado el diagnóstico de “lesión por distensión repetitiva” (LTR) o “lesión por sobreuso”, mien- tras que en Japón, el concepto de “trastorno profesional cervico- braquial” (TPC) ha servido para abarcar los trastornos de los tejidos blandos de la extremidad superior. Los dos últimos diag- nósticos incluyen también los trastornos de hombro y cuello.
La aparición de tenosinovitis o peritendinitis es muy variable según el tipo de trabajo. Se han descrito de modo característico incidencias altas en trabajadores de fabricación como procesa- dores de alimentos, carniceros, envasadores y montadores. Algunos estudios recientes demuestran la existencia de altas tasas de incidencia incluso en las industrias modernas, como se muestra en la Tabla 6.7. Los trastornos de los tendones son más frecuentes en la región dorsal que en la cara flexora de la muñeca. El dolor y otros síntomas de la extremidad superior son frecuentes también en otros tipos de tareas, como el trabajo moderno con teclado. No obstante, los signos clínicos que presentan estas personas rara vez son compatibles con una tenosinovitis o una peritendinitis.