viernes, 9 de febrero de 2007

Vigilancia (II)

Si existe alguna duda acerca de la causa de la disminución del recuento, debe repetirse el hemograma. Si la disminución se debe a la variabilidad de las técnicas de laboratorio o alguna variabilidad biológica individual a corto plazo, es poco probable que el recuento sanguíneo vuelva a dar valores bajos. La comparación con los recuentos previos a la contratación y otros recuentos disponibles debe ayudar a distinguir a los individuos con una tendencia intrínseca a situarse en la zona baja de la distribución. La identificación de un trabajador con un efecto debido a una toxina hematológica debe considerarse una señal de alerta sanitaria, que debe poner en marcha una meticulosa investigación de las condiciones de trabajo y de los demás trabajadores (Goldstein 1988).
Los amplios márgenes de los valores analíticos normales de los recuentos sanguíneos representa un desafío aún mayor, ya que puede producirse un efecto considerable sin que los recuentos se desvíen de los límites normales. Por ejemplo, puede ocurrir que un trabajador expuesto al benceno o a radiaciones ionizantes sufra un descenso del 40-50 % del hematócrito, un descenso del recuento leucocitario de 10.000 a 5.000 células por milímetro cúbico y un descenso del recuento plaquetario de 350.000 a 150.000 por milímetro cúbico (es decir, un descenso del número de plaquetas superior al 50 %); sin embargo, estos valores se mantienen dentro de los “límites normales” de los recuentos hemáticos. Por consiguiente, un programa de vigilancia que se base únicamente en recuentos sanguíneos “anormales” puede pasar por alto efectos importantes. Por lo tanto, hay que prestar especial atención a los recuentos sanguíneos que disminuyen a lo largo del tiempo manteniéndose dentro de los límites normales.
Otro problema complicado que plantea la vigilancia en los lugares de trabajo es la detección de un ligero descenso del recuento sanguíneo medio de toda una población expuesta: por ejemplo, un descenso de 7.500 a 7.000 leucocitos por milímetro cúbico debido a una exposición generalizada al benceno o las radiaciones ionizantes. La detección y correcta valoración de una observación de ese tipo requiere una atención muy meticulosa para la normalización de las pruebas de laboratorio, la disponibilidad de un grupo de control adecuado y un análisis estadístico detenido.

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