Existen numerosas pruebas en la literatura mundial de la utilidad de los programas preventivos en el lugar de trabajo (Pelletier 1991 y 1993). El servicio de salud laboral se encuentra en una posición óptima para dirigir estos programas o, como mínimo, para participar en el diseño y la supervisión de su ejecución y sus resultados. El director médico está estratégicamente situado para combinar estos programas con actividades orientadas a la salud y la seguridad laboral y alcanzar ambos objetivos, tanto en bene- ficio de los trabajadores (y sus familias, cuando se incluyen en el programa) como de la organización.
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