jueves, 12 de junio de 2008

Acciones tóxicas sobre la espermatogénesis y la espermiogénesis (I)

Las sustancias tóxicas pueden alterar la espermatogénesis en varios puntos. Las más lesivas, debido a su irreversibilidad, son las que matan o alteran genéticamente (fuera del alcance de los mecanismos de reparación) las espermatogonias o las células de Sertoli. Estudios realizados en animales han permitido determinar la fase en la que una sustancia tóxica ataca el proceso de espermatogénesis. Estos estudios emplean exposiciones breves a una sustancia tóxica antes de muestrear para determinar el efecto. Conociendo la duración de cada fase de la espermatogénesis, se puede realizar una extrapolación para estimar la fase afectada.
El análisis bioquímico del líquido seminal aporta datos sobre la función de las glándulas sexuales accesorias. Las sustancias químicas que segregan fundamentalmente cada una de esas glándulas se seleccionan específicamente para actuar como marcadores de las mismas. Por ejemplo, el epidídimo está repre- sentado por la GPC, las vesículas seminales por la fructosa y la próstata por el zinc. Hay que señalar que este tipo de análisis ofrece sólo una información general sobre la función glandular,
y poca o ninguna sobre los demás componentes secretores. La determinación del pH y la osmolalidad del semen proporciona información general adicional sobre la naturaleza del líquido seminal.
El líquido seminal se puede analizar para determinar la presencia de una sustancia tóxica o de sus metabolitos. Se han detectado en él metales pesados mediante espectrofotometría de absorción atómica, mientras que los hidrocarburos halogenados se han cuantificado mediante cromatrografía en gas tras extrac- ción o filtración de limitación proteica (Stachel y cols. 1989; Zikarge 1986).
La viabilidad y movilidad de los espermatozoides en el líquido seminal representa típicamente la calidad del mismo. Las altera- ciones de la viabilidad de los espermatozoides, determinadas mediante exclusión por tinción o por edema hipoosmótico, o las alteraciones de los parámetros de la movilidad del esperma sugieren efectos tóxicos postesticulares.
Los análisis de semen pueden indicar también si la produc- ción de espermatozoides ha resultado afectada por una sustancia tóxica. El recuento y la morfología de los espermatozoides ofrecen índices de la integridad de la espermatogénesis y de la espermiogénesis. Así, el número de espermatozoides presentes en la eyaculación es directamente proporcional al de células germinales por gramo de testículo (Zuckerman y cols. 1978), mientras que la morfología anormal probablemente es conse- cuencia de una espermiogénesis anormal. La presencia de esper- matozoides muertos o inmóviles refleja con frecuencia los efectos de episodios postesticulares. Por tanto, el tipo o el momento de un efecto tóxico pueden indicar el destino de la sustancia tóxica. Así, la exposición de ratas macho a 2-metoxietanol determina fertilidad reducida en el curso de cuatro semanas (Chapin y cols. 1985). Esta prueba, corroborada por observaciones histológicas, indica que el destino de la sustancia tóxica son los espermatocitos (Chapin y cols. 1984). Aunque no es ético exponer deliberadamente a seres humanos a sustancias que podrían ser tóxicas para la reproducción, los análisis de semen de series de eyaculaciones de varones expuestos inadvertidamente durante tiempos breves a sustancias potencialmente tóxicas pueden aportar información valiosa similar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario