domingo, 30 de junio de 2013

Soldadura en inmersión

Los buzos describen trastornos orales, aflojamiento de empastes metálicos y sabor metálico durante las tareas de soldadura y corte eléctricos bajo el agua. En un estudio realizado por Örtendahl, Dahlen y Röckert (1985), el 55 % de 118 buzos que trabajaban bajo el agua con equipos eléctricos describieron la aparición de un sabor metálico. Los buzos sin antecedentes laborales de este tipo no refirieron el sabor metálico. Se reclutaron cuarenta buzos en dos grupos para realizar una evaluación; en el grupo que había practicado soldaduras y cortes bajo el agua se observaron con una diferencia significativa más casos de rotura de amal- gama. Al principio, se planteó la teoría de que las corrientes eléctricas intraorales erosionaban la amalgama dental y liberaban iones metálicos que tenían efectos directos sobre las células gustativas. Según datos obtenidos posteriormente, sin embargo, se demostró que la actividad eléctrica intraoral no tenía una intensidad suficiente como para erosionar la amalgama dental, aunque
sí podía estimular directamente las células gustativas y provocar un sabor metálico (Örtendahl 1987; Frank y Smith 1991). Los buzos que no practican soldaduras pueden sufrir cambios de sabor; se han documentado efectos diferenciales sobre la percep- ción de la calidad del sabor, con un descenso de la sensibilidad al sabor dulce y amargo y un aumento de la sensibilidad a los sustancias con sabor salado y agrio (O’Reilly y cols. 1977).

sábado, 29 de junio de 2013

Metales y fiebre por humos metálicos

Se han producido alteraciones del gusto tras la exposición a ciertos metales y compuestos metálicos como mercurio, cobre, selenio, telurio, cianuro, vanadio, cadmio, cromo y antimonio. También se ha observado un sabor metálico en los trabajadores expuestos a los humos del zinc o del óxido de cobre, tras la inges- tión de sales de cobre en los casos de envenenamiento o por la exposición a las emisiones desprendidas al aplicar sopletes para cortar tuberías de cobre. La exposición a humos recién formados de óxidos metálicos puede provocar un síndrome conocido como la fiebre por humos metálicos (Gordon y Fine 1993). Aunque el óxido de zinc se cita con más frecuencia, este trastorno se ha comunicado también tras la exposición a los óxidos de otros metales (cobre, aluminio, cadmio, plomo, hierro, magnesio, manganeso, níquel, selenio, plata, antimonio y estaño). El síndrome se observó por primera vez en trabajadores de las fundiciones de cobre, pero ahora es más común en las personas que intervienen en las soldaduras de acero galvanizado o durante el proceso de galvanización. Unas horas después de la exposición se produce irritación de garganta y aparece un sabor dulce o una disgeusia metálica que pueden preceder a síntomas más generali- zados, con fiebre, escalofríos y mialgias. A veces aparecen otros síntomas, como tos o cefalea. El síndrome se caracteriza por su rápida resolución (en menos de 48 horas) y por el desarrollo de tolerancia con las exposiciones reiteradas al óxido metálico. Se han propuesto diferentes mecanismos posibles, como reacciones del sistema inmunitario y un efecto tóxico directo sobre el tejido respiratorio, aunque en la actualidad se cree que la exposición del pulmón a los humos metálicos provoca la liberación a la circulación sanguínea de mediadores específicos denominados citocinas, que provocan los signos y síntomas físicos (Blanc y cols. 1993). Tras la exposición a los aerosoles de cloruro de zinc en las bombas de humo durante las maniobras militares se produce una variedad de la fiebre por humos metálicos más grave y potencial- mente mortal (Blount 1990). La presentación de la fiebre por humos de polímeros es similar a la de la fiebre por humos metá- licos, salvo por la ausencia de las molestias referidas al sabor metálico (Shusterman 1992).
En los casos de intoxicación por plomo, suelen describirse sabores metálicos dulces. En un informe, un grupo de trabaja- dores de la joyería de plata con toxicidad confirmada por plomo sufrieron alteraciones del gusto (Kachru y cols. 1989). Los traba- jadores se expusieron a los humos de plomo al calentar desechos de la joyería de plata en talleres con sistemas de ventilación inadecuados. Los vapores se condensaron sobre la piel y el pelo de los trabajadores y contaminaron también la ropa, la comida y el agua potable.


viernes, 28 de junio de 2013

Pesticidas

El uso de pesticidas se ha generalizado y sus residuos pueden contaminar la carne, las verduras, la leche, la lluvia y el agua potable. Aunque los trabajadores expuestos durante la fabricación o el uso de pesticidas son los que sufren más riesgo, la población general también se halla expuesta. Entre los pesticidas más importantes figuran los compuestos organoclorados, los pesticidas organofosforados y los carbamatos. Los compuestos organoclorados son muy estables y persisten en el medio ambiente durante períodos prolongados. Se han demostrado efectos tóxicos directos sobre las neuronas centrales. Los pesticidas organofosforados se utilizan más porque no persisten tanto tiempo en el medio ambiente, pero son más tóxicos; la inhibición de la acetilcolinesterasa puede provocar alteraciones neurológicas y del comportamiento. La toxicidad de los pesticidas con carbamatos es similar a la de los compuestos organofosforados y suelen utilizarse cuando estos fracasan. La exposición a los pesticidas se ha asociado a un sabor amargo o metálico persistente (Schiffman y Nagle 1992), a una disgeusia inespecífica (Ciesielski y cols. 1994) y, con menos frecuencia, a la pérdida del gusto. Los pesticidas pueden alcanzar los receptores del gusto a través del aire, el agua y los alimentos y pueden absorberse por la piel, el tracto gastrointestinal, la conjuntiva y las vías respiratorias. Como muchos pesticidas son liposolubles, penetran con facilidad a través de las membranas lipídidas del organismo. La interferencia con el gusto puede producirse a nivel periférico con independencia de la vía inicial de exposición; en los ratones se ha observado la fijación en la lengua de ciertos insecticidas tras la inyección de la sustancia en el torrente sanguíneo. Se han demostrado alteraciones en la morfología de las yemas gustativas tras la exposición a pesticidas. Asimismo, se han observado alteraciones degenerativas en las terminaciones sensoriales, que podrían explicar los casos comuni- cados de anomalías de la transmisión nerviosa. La disgeusia metálica puede ser una parestesia sensorial provocada por la acción de los pesticidas sobre las yemas gustativas y sus termina- ciones nerviosas aferentes. No obstante, según algunos datos, los pesticidas pueden interferir los neurotransmisores y, por tanto, alterar la transmisión de la información gustativa a un nivel más central (El-Etri y cols. 1992). En los trabajadores expuestos a pesticidas organofosforados pueden demostrarse alteraciones neurológicas en las pruebas electroencefalográficas y neurofisioló- gicas, que son independientes de la supresión de la colinesterasa en la circulación sanguínea. Se cree que estos pesticidas tienen un efecto neurotóxico sobre el cerebro independiente del efecto sobre la colinesterasa. Aunque se ha descrito una asociación entre la exposición a pesticidas y el aumento del flujo salival, no está claro el efecto que podría tener sobre el gusto.

jueves, 27 de junio de 2013

Definición de neumoconiosis (II)

Una neumoconiosis no colagenosa está causada por un polvo no fibrogénico, y presenta las siguientes características:
i. La arquitectura alveolar permanece íntegra
ii. La reacción estromal es mínima y consta principal- mente de fibras de reticulina
iii. La reacción al polvo es potencialmente reversible.
Son ejemplos de neumoconiosis no colagenosas las causadas por polvos puros de óxido de estaño (estannosis) y sulfato bárico (baritosis).
Las neumoconiosis colagenosas se caracterizan por:
i. Alteración permanente o destrucción de la arquitectura alveolar
ii. Reacción estromal colagenosa de grado moderado a máximo, y
iii. Cicatrización permanente del pulmón.
Estas neumoconiosis colagenosas pueden estar causadas por polvos fibrogénicos o por una respuesta tisular alterada a un polvo no fibrogénico.
Son ejemplos de neumoconiosis colagenosa causada por polvos fibrogénicos la silicosis y la asbestosis, mientras que la neumoconiosis de los mineros del carbón complicada y la fibrosis masiva progresiva (FMP) son una respuesta tisular alterada a un polvo relativamente no fibrogénico.
En la práctica, la distinción entre neumoconiosis colagenosa
y no colagenosa es difícil de establecer. La exposición continua al mismo polvo, como el polvo de carbón, puede causar la tran- sición de una forma no colagenosa a una forma colagenosa. Además, la exposición a un único polvo es cada vez menos común, y las exposiciones a polvos mixtos con diferentes grados de potencial fibrogénico pueden producir neumoconiosis, que varia desde la forma no colagenosa a la forma colagenosa. Además, existen enfermedades pulmonares crónicas de origen ocupacional que, aunque se desarrollan a partir de la inhalación de polvo, se excluyen de las neumoconiosis debido a que no se ha demostrado que las partículas se acumulen en los pulmones.
Los siguientes son ejemplos de enfermedades pulmonares crónicas de origen ocupacional potencialmente discapacitantes: bisinosis, beriliosis, pulmón del granjero y enferme- dades relacionadas. Todas ellas tienen un denominador común, a saber, que el componente etiológico del polvo ha sensibilizado al tejido pulmonar o bronquial de forma que, si es el tejido pulmonar el que responde, la inflamación tiende
a ser de carácter granulomatoso, y si es el tejido bronquial el que responde, hay tendencia a la broncoconstricción.
Las exposiciones a materiales inhalados nocivos en ciertas industrias se asocian a un aumento del riesgo de mortalidad por carcinoma de las vías respiratorias. Algunos ejemplos de estos materiales son los minerales radiactivos, el amianto y los cromatos.



miércoles, 26 de junio de 2013

Definición de neumoconiosis (I)

Hace tiempo, en 1950, se estableció una definición de neumoconiosis en la 3ª Conferencia Internacional de Expertos sobre Neumoconiosis, que ha estado en uso hasta el presente.
Mientras tanto, el desarrollo de nuevas tecnologías ha aumentado los riesgos profesionales, en particular los rela- cionados con la inhalación de contaminantes suspendidos en el aire.
El crecimiento del conocimiento en el campo de la medi- cina del trabajo ha permitido la identificación de nuevas enfermedades pulmonares de origen ocupacional, pero también ha demostrado la necesidad de un nuevo examen de la definición de neumoconiosis establecida en 1950.
Por este motivo, la OIT organizó un grupo de trabajo dentro del marco de la 4ª Conferencia Internacional sobre Neumoconiosis con el fin de examinar el problema de la definición de neumoconiosis.
El grupo de trabajo mantuvo un debate general sobre este tema y procedió a examinar una serie de propuestas presen- tadas por sus miembros. Finalmente adoptó una nueva defi- nición de neumoconiosis, que se elaboró junto con un comentario. Este texto está reproducido más adelante.
En los últimos años, y por motivos socioeconómicos, diversos países han incluido bajo el término neumoconiosis algunos procesos que evidentemente no lo son, pero que sí son enfermedades pulmonares profesionales. Bajo el término
“enfermedad” se incluyen por motivos de prevención las primeras manifestaciones, que no son necesariamente disca- pacitantes ni reducen el tiempo de vida.
Por este motivo, el grupo de trabajo ha decidido volver a definir la neumoconiosis como la acumulación de polvo en los pulmones y las reacciones tisulares provocadas por su presencia. A los fines de esta definición, “polvo” es un aerosol compuesto por partículas inanimadas sólidas.
Desde el punto de vista anatomopatológico, las neumoco- niosis pueden dividirse por conveniencia en formas colage- nosas o no colagenosas.

martes, 25 de junio de 2013

NEUMOCONIOSIS: DEFINICION


La expresión neumoconiosis, del griego pneuma (aire, viento) y konis (polvo) fue acuñada en Alemania por Zenker en 1867 para señalar los cambios pulmonares causados por la retención de polvo inhalado. Progresivamente, se hizo evidente la necesidad de distinguir entre los efectos de diversos tipos de polvo. Era necesario diferenciar entre el polvo mineral o vegetal y su componente microbiológico. En consecuencia, la 3ª Conferencia Internacional de Expertos sobre Neumoconiosis, organizada por la OIT en Sydney en 1950, adoptó la siguiente definición: “La neumoconiosis es una enfermedad pulmonar diagnosticable causada por la inhalación de polvo, entendiéndose por el término ‘polvo’ una materia particulada en fase sólida, excluyendo a los organismos vivos”.
Sin embargo, la palabra enfermedad parece implicar cierto grado de alteración de la salud, lo que puede no ser el caso en las neumoconiosis no relacionadas con el desarrollo de fibrosis/cicatrización pulmonar. En general, la reacción del tejido pulmonar a la presencia de polvo varía con los diferentes tipos de éste. Los polvos no fibrogénicos provocan una reacción tisular en los pulmones caracterizada por una reacción fibrótica mínima y por ausencia de afectación de la función pulmonar. Estos polvos, algunos ejemplos de los cuales son los polvos purifi- cados de caolinita, dióxido de titanio, óxido estannoso, sulfato de bario y óxido férrico, a menudo son conocidos como polvos biológicamente inertes.
Los polvos fibrogénicos, como el sílice o el amianto, causan una reacción fibrógena más pronunciada que da lugar a la formación de cicatrices en el tejido pulmonar y a enfermedad evidente. La división de los polvos en fibrogénicos y no fibrogé- nicos no es clara, ya que existen numerosos minerales, principal- mente los silicatos, que tienen una capacidad intermedia de producir lesiones fibróticas en los pulmones. No obstante, demostró ser útil con fines clínicos y está reflejada en la clasifica- ción de las neumoconiosis.
En la 4ª Conferencia Internacional sobre Neumoconiosis, Bucarest, 1971, se adoptó una nueva definición de neumoco- niosis: “La neumoconiosis es la acumulación de polvo en los pulmones y las reacciones tisulares provocadas por su presencia. A los fines de esta definición, ‘polvo’ es un aerosol compuesto por partículas inanimadas sólidas”.
Con el fin de evitar errores de interpretación, en ocasiones se añade la expresión no neoplásica a las palabras “reacción tisular”. El grupo de trabajo de la conferencia elaboró la siguiente
definición global:

lunes, 24 de junio de 2013

Tratamiento

El paso más importante en el tratamiento es evitar que continúe la exposición al berilio. Los corticosteroides constituyen el principal modo de tratamiento en la enfermedad crónica por berilio; parecen modificar favorablemente el curso de la enfermedad, aunque no la “curan”.
El tratamiento con corticosteroides debe iniciarse a una dosis diaria relativamente alta de prednisona, 0,5 a 1 mg por kg o superior, y mantenerse hasta la mejoría de la enfermedad o hasta frenar deterioro de las pruebas funcionales y clínicas pulmonares lo que se suele producir a las4a6 semanas de trata- miento. Se recomienda una reducción lenta de los esteroides, y con el tiempo podría ser posible un tratamiento a días alternos. El tratamiento con esteroides generalmente se convierte en una necesidad de por vida.
Otras medidas de soporte, como suplemento de oxígeno, diuréticos, digital y antibióticos (cuando existe infección), podrían estar indicados en función del estado clínico del paciente. También debe considerarse la inmunización frente al virus de la gripe y al neumococo, como en el caso de todo paciente con enfermedad respiratoria crónica.



domingo, 23 de junio de 2013

Protección de la salud (II)

Actualmente continúa aplicándose un estándar de salud profesional de 2 g/m3, propuesto en 1949 por un comité que operaba bajo el auspicio de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos. Las interpretaciones existentes permiten en general fluctuaciones hasta un techo de 5 g/m3, siempre que no se supere el promedio ponderado en el tiempo. También es permisible un “pico máximo aceptable superior a la concentración techo para un turno de ocho horas” de 25 g/m3 durante
30 minutos como máximo. Estos niveles profesionales son factibles en la práctica industrial actual, y no hay pruebas de experiencias sanitarias adversas entre las personas que trabajan en un entorno así controlado. Debido a la posible asociación entre el berilio y el cáncer de pulmón, se ha sugerido la reducción del límite permisible a 1 g/m3, pero no se ha emprendido ninguna acción oficial sobre esta sugerencia en Estados Unidos.
La población en riesgo de desarrollar enfermedad por berilio es la que de alguna manera trata con berilio, en su extracción o en su uso posterior. Sin embargo, se han comunicado algunos casos “vecinos” a una distancia de1a2 km de plantas de extracción de berilio.
En diversos países es obligatoria la realización de exámenes médicos previos a la contratación y periódicos de los trabaja- dores expuestos al berilio y sus compuestos. La evaluación recomendada incluye anualmente un cuestionario respiratorio, una radiografía de tórax y pruebas de función pulmonar. Con los avances en inmunología, la TTL podría convertirse en una evaluación habitual, aunque en este momento no se dispone de suficientes datos para recomendar su uso sistemático. Una vez determinada la presencia de enfermedad por berilio, no es aconsejable que el trabajador continúe expuesto a la sustancia, aunque el lugar de trabajo cumpla los criterios umbral de concentración de berilio en el aire.

sábado, 22 de junio de 2013

Osteomielitis Epidemiología y etiología

La osteomielitis es una infección ósea, habitualmente bacteriana, aunque puede ser fúngica o vírica. En las personas por lo demás sanas, la osteomielitis es un acontecimiento raro, pero en los pacientes con enfermedades crónicas como diabetes o artritis reumatoide, una infección del organismo puede diseminarse por la corriente sanguínea o por invasión directa de los huesos. En los niños, la localización más favorable para la diseminación es la diáfisis de los huesos largos, pero en los adultos la infección se produce a menudo en la columna vertebral. Un punto focal desde el que una infección puede diseminarse por la corriente sanguínea o por invasión directa, un traumatismo penetrante o contuso, y una cirugía ortopédica previa (inserción de una prótesis) pueden complicarse por una osteomielitis.

viernes, 21 de junio de 2013

Cáncer óseo Signos y síntomas


En los pacientes con osteosarcoma hay dolor, limitación del movimiento y tumefacción. Además del dolor óseo, los pacientes con sarcoma de Ewing a menudo presentan síntomas sistémicos como fiebre, malestar y escalofríos. Los condrosarcomas pueden ocasionar síntomas variados, dependiendo de la localización del tumor y de sus características histológicas.

jueves, 20 de junio de 2013

Cáncer óseo Epidemiología y etiología

Los tumores óseos malignos primarios son raros. Aparecen casi siempre en niños y adultos jóvenes. El osteosarcoma es el más frecuente. Casi siempre se observa en el segundo decenio de la vida, y en los adultos de más edad puede ser secundario a una enfermedad ósea (enfermedad de Paget). El sarcoma de Ewing también se observa casi siempre en niños, con cambios destructivos en la pelvis o los huesos largos. Los tumores malignos originados en el cartílago (condrosarcomas) pueden aparecer en muchas zonas de cartílago. En los adultos, las lesiones óseas malignas son a menudo metastáticas (es decir, la enfermedad primaria está situada en otro punto del organismo).
La mayor parte de los tumores malignos primarios carecen de etiología conocida. Sin embargo, la enfermedad ósea de Paget, la osteomielitis, la osteonecrosis y las lesiones por radiación se han asociado a transformaciones malignas. Las metástasis óseas son frecuentes en los cánceres primarios de mama, pulmón, próstata, riñón o tiroides.

miércoles, 19 de junio de 2013

Osteoporosis Signos y síntomas

La osteoporosis puede ser asintomática. Por otra parte, la manifestación más diferenciada de osteoporosis es la fractura ósea, siendo las más típicas las de cadera, vértebras (columna) y muñeca. Las fracturas de cadera y de muñeca suelen ser conse- cuencia de caídas, pero las fracturas vertebrales se pueden desarollar de forma insidiosa después de un traumatismo trivial. El paciente presenta dolor lumbar, cifosis y pérdida de estatura.

martes, 18 de junio de 2013

Osteoporosis Epidemiología y etiología

La masa ósea aumenta desde la infancia hasta la adolescencia. Las mujeres ganan un 15 % menos de densidad ósea que los varones. El valor máximo se alcanza entre los 20 y los 40 años, tras lo cual existe una disminución progresiva. La osteoporosis es un proceso en el que la masa ósea disminuye y los huesos se hacen más susceptibles a las fracturas. La osteoporosis es una causa importante de morbilidad en las personas de edad avanzada. La manifestación más importante son las fracturas lumbares y de cadera. Alrededor del 40 % de las mujeres que han alcanzado los 70 años han padecido fracturas.
El valor máximo de la masa ósea está influido por factores genéticos. En las mujeres, desciende después de la menopausia. La disminución de la masa ósea en el varón es menos manifiesta. Además de la falta de estrógenos, existen otros factores que influyen en la tasa de pérdida ósea y en el desarrollo de osteoporosis, como la inactividad física, la dieta baja en calcio, el consumo de tabaco, el consumo de café y el bajo peso corporal. El tratamiento corticosteroideo sistémico también se asocia a un mayor riesgo de osteoporosis.

miércoles, 12 de junio de 2013

Encuestas oficiales (II)

La encuesta de la BLS presenta algunos defectos ampliamente reconocidos que limitan su capacidad para ofrecer un recuento completo y exacto de las enfermedades profesionales en Estados Unidos (Pollack y Keimig 1987). Ante todo, los datos son facilitados por las propias empresas. Las enfermedades que los trabajadores no declaren a éstas como de origen profesional no serán notificadas por las mismas. La falta de declaración por parte de los trabajadores puede deberse a su temor a las posibles consecuencias. Otro problema importante es que, a menudo, los médicos de las empresas pasan por alto la relación entre la enfermedad diagnosticada y el trabajo, especialmente cuando se trata de patologías crónicas. Las enfermedades profesionales que aparecen en los trabajadores jubilados no están sometidas a ningún requisito de notificación de la BLS. De hecho, es poco probable que la empresa correspondiente tenga conocimiento de la aparición de una enfermedad de este tipo en un trabajador ya jubilado. Muchas enfermedades profesionales crónicas con largos períodos de latencia, entre ellas el cáncer y las enferme- dades pulmonares, se manifiestan con frecuencia después de la jubilación y, por lo tanto, la mayoría de estos casos no se incluyen en los datos recogidos por la BLS. Estas limitaciones fueron reconocidas por la propia BLS en un reciente informe sobre su encuesta anual (BLS 1993a). De hecho, en respuesta
a las recomendaciones de la National Academy of Sciences, la BLS modificó el diseño y realizó una nueva encuesta nacional en 1992.
Según ésta, hubo 457.000 casos de enfermedad profesional en el sector privado en Estados Unidos (BLS 1994). Esta otra repre- senta un incremento del 24 %, o 89.100 casos, más sobre los
368.300 registrados en la encuesta anual realizada por la BLS en
1991. La incidencia de nuevas enfermedades profesionales fue en 1992 de 60,0 por 10.000 trabajadores.
Los trastornos asociados a traumatismos repetidos, como el síndrome del túnel carpiano, la tendinitis de la muñeca y del codo o la pérdida auditiva, son las enfermedades profesionales que más predominan en las casos registrados. Otras categorías destacables corresponden a las enfermedades de la piel, las enfermedades pulmonares y los trastornos asociados a traumatismos físicos.
Aunque los trastornos asociados a traumatismos repetidos representan claramente la mayor proporción del aumento en el número de casos de enfermedades profesionales, se produjo también un incremento del 50 % en la incidencia registrada de otras enfermedades profesionales en los seis años transcurridos entre 1986 y 1992, período en el que la tasa de empleo en Estados Unidos aumentó sólo en un 8,7 %.
Este aumento del número y la tasa de enfermedades profesio- nales registradas por las empresas y notificadas a la BLS en los últimos años en Estados Unidos merece ser considerado. El rápido incremento se debe a un cambio en la incidencia de las enfermedades y asimismo a un cambio en su detección y notifi- cación. En comparación, durante ese mismo período, de 1986 a 1991, la tasa de lesiones profesionales por 100 trabajadores a tiempo completo registrada por la BLS aumentó de 7,7 en 1986 a 7,9 en 1991, lo que supone un simple aumento del 2,6 %. El número de fallecimientos registrados en el lugar de trabajo tampoco aumentó mucho durante la primera mitad del decenio de 1990.

martes, 11 de junio de 2013

Encuestas oficiales (I)

En algunos países, las empresas están obligadas a declarar las lesiones y enfermedades profesionales que tienen lugar en sus instalaciones. Al igual que cualquier otra información sobre el lugar de trabajo, como la relativa al número de trabajadores, los salarios o las horas extraordinarias, los datos sobre lesiones y enfermedades son recopilados a veces sistemáticamente por orga- nismos públicos para fines vinculados a la vigilancia de la salud en el trabajo.
En Estados Unidos, la Oficina de Estadísticas Laborales (Bureau of Labor Statistics, BLS) del Departamento de Trabajo publica desde 1972 la Annual Survey of Occupational Injuries and Illnesses (Encuesta anual de lesiones y enfermedades profesio- nales), en cumplimiento de lo previsto por la Ley sobre la salud y seguridad en el trabajo (BLS 1993b). La encuesta facilita las cifras y tasas de enfermedades y lesiones de origen profesional declaradas por las empresas privadas (BLS 1986). De ella se excluyen las explotaciones agrícolas con menos de 11 trabaja- dores, los trabajadores autónomos y los trabajadores de la admi- nistración local, estatal y federal. La última encuesta se realizó en 1992 y refleja los datos del cuestionario administrado a una muestra aleatoria estratificada de unas 250.000 empresas del sector privado en Estados Unidos (BLS 1994).

Las empresas rellenan el cuestionario de la encuesta de la BLS basándose en el registro escrito de lesiones y enfermedades profesionales que tienen obligación de mantener de acuerdo con lo exigido por la Occupational Safety and Health Administra- tion (OSHA) (Registro 200 de la OSHA). Dicho registro ha de mantenerse a disposición de cualquier inspector de la OSHA, aunque no exista la obligación legal de remitirlo a ésta, salvo en el caso de las empresas incluidas en la muestra de la encuesta anual de la BLS (BLS 1986).

lunes, 10 de junio de 2013

Registros y otras fuentes de datos específicas sobre las enfermedades profesionales

Los registros internacionales de enfermedades profesionales cons- tituyen un importante avance en el campo de la salud en el trabajo. Su ventaja evidente es que permiten realizar grandes estudios para determinar el riesgo de enfermedades poco frecuentes. En el decenio de 1980 se crearon dos registros inter- nacionales de enfermedades profesionales.

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) creó en 1984 el Registro Internacional de Personas Expuestas a Fenoxiherbicidas y Contaminantes(IARC 1990). En 1990 había inscritos 18.972 trabajadores de
19 cohortes en diez países. Por definición, todos ellos trabajaban en industrias que utilizaban fenoxiherbicidas y/o clorofenoles, principalmente industrias de fabricación/formulación de estas sustancias o usuarias de las mismas. Aunque ya se ha estimado la exposición en estas cohortes (Kauppinen y cols. 1993), todavía no se han publicados los análisis de la incidencia y mortalidad por cáncer.
Bennet, de ICI Chemicals and Polymers Limited, está organizando en Inglaterra un registro internacional de casos de angio- sarcoma del hígado (ASH). La exposición profesional al cloruro de vinilo es la única causa conocida de esta enfermedad. Los casos son declarados por un grupo voluntario de científicos en empresas que fabrican cloruro de vinilo, organismos públicos y universidades. En 1990, se declararon a este registro 157 casos de ASH diagnosticados entre 1951 y 1990 en 11 países o regiones. Como puede observarse en la Tabla 32.1, la mayoría de los casos registrados corresponden a países en los que la fabri- cación de cloruro de polivinilo se inició antes de 1950. Asimismo, se han registrado seis agrupamientos de diez o más casos de ASH en instalaciones de Norteamérica y Europa (Bennett 1990).



domingo, 9 de junio de 2013

Obstáculos para la identificación de enfermedades profesionales (II)

Otra causa de la frecuente subestimación de las enfermedades profesionales es que nunca se ha evaluado la toxicidad potencial de la mayoría de las sustancias químicas existentes en el mercado. En un estudio del National Research Council de Estados Unidos realizado en el decenio de 1980, se constató la ausencia de información sobre la toxicidad de aproximadamente el 80 % de las 60.000 sustancias químicas de uso comercial.
Incluso en el caso de las sustancias sometidas a una regulación más estricta y sobre las que existe más información —medica-mentos y aditivos alimentarios— sólo está razonablemente completa la información sobre los posibles efectos adversos de un pequeño número de agentes (NRC 1984).
En ocasiones, los trabajadores tienen dificultades para obtener información exacta sobre las exposiciones tóxicas en que se ven envueltos. A pesar de las mejoras que se han introducido en algunos países, como en Estados Unidos en el decenio de 1980, muchos trabajadores no están informados sobre la naturaleza peligrosa de los materiales que manipular. Incluso cuando disponen de esa información, el nivel de exposición a distintos agentes en los diferentes puestos de trabajo que ocupa una persona a lo largo de toda su vida profesional puede ser difícil de determinar. Como resultado, incluso los proveedores de asis- tencia sanitaria más sensibilizados respecto a la necesidad de obtener información profesional de sus pacientes pueden verse incapaces de hacerlo.
Las empresas constituyen una excelente fuente de informa- ción sobre las exposiciones profesionales y la aparición de enfer- medades relacionadas con el trabajo. Sin embargo, muchas de ellas carecen de los conocimientos especializados necesarios para evaluar el nivel de exposición en el lugar de trabajo o para determinar si una enfermedad está relacionada con el trabajo. Por otra parte, los desincentivos económicos ligados al hallazgo del origen profesional de una enfermedad puede desalentarles de hacer un uso adecuado de esa información. El posible conflicto de intereses entre la salud financiera de la empresa y la salud física y mental de los trabajadores representa un impor- tante obstáculo para la mejora de la vigilancia de las enferme- dades profesionales.

sábado, 8 de junio de 2013

Obstáculos para la identificación de enfermedades profesionales (I)

Existen varios factores importantes que dificultan la capacidad de los sistemas de vigilancia y notificación de enfermedades profesio- nales para cumplir las funciones antes descritas. En primer lugar, es imprescindible identificar la causa o causas subyacentes de cualquier enfermedad para poderla registrar y notificar. Sin embargo, los modelos médicos tradicionales que hacen hincapié en la asistencia sintomática y curativa no siempre dan prioridad a la identificación y eliminación de la causa subyacente. Es más, muchos proveedores de asistencia sanitaria carecen de la formación adecuada para sospechar que el trabajo puede ser la causa de una enfermedad (Rosenstock 1981) y no obtienen sistemáticamente la historia de exposiciones profesionales de sus pacientes
(Institute of Medicine 1988). Este hecho no debe sorprendernos, puesto que en Estados Unidos, por ejemplo, los estudiantes de medicina reciben por lo general tan sólo seis horas de formación en medicina del trabajo durante sus cuatro años de estudios en la facultad (Burstein y Levy 1994).
Ciertos rasgos característicos de las enfermedades profesionales aumentan la dificultad de su identificación. Salvo algunas excepciones —sobre todo, angiosarcoma de hígado, mesotelioma maligno y neumoconiosis— la mayoría de las enfermedades potencialmente causadas por exposiciones profe- sionales tienen también causas no relacionadas con el trabajo. Esta inespecificidad hace que resulte difícil demostrar la contri- bución del trabajo a la aparición de la enfermedad. De hecho, la interacción de las exposiciones profesionales con otros factores de riesgo puede aumentar considerablemente el riesgo de una enfermedad, como ocurre con la exposición al amianto y el tabaquismo. En el caso de enfermedades profesionales crónicas, como el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas, suele existir un largo período de latencia entre el inicio de la exposi- ción profesional y la aparición de la patología clínica. Por ejemplo, el mesotelioma maligno suele tener un período de latencia de 35 o más años y se presenta a veces en trabajadores ya jubilados, lo que reduce aún más la posibilidad de que las sospechas del médico se dirijan a una posible etiología profesional.


viernes, 7 de junio de 2013

Matrices de empleo-exposición (III)

Incluso cuando las historias laborales están informatizadas, el establecimiento de vínculos retrospectivos entre los datos sobre la exposición y los trabajadores puede ser una tarea difícil. Con toda seguridad, las condiciones del lugar de trabajo habrán cambiado a medida que haya cambiado la tecnología, la demanda de productos y la legislación. En muchas industrias pueden producirse también cambios en las formulaciones de los productos y en las pautas estacionales de producción. Aunque es posible que se mantengan registros permanentes de algunos de estos cambios, es menos probable que se conserven registros sobre los cambios estacionales y otros cambios marginales en los procesos y la producción. Por otra parte, los trabajadores pueden haber recibido formación para realizar trabajos múlti- ples y rotar entre distintos puestos de trabajo en función de la demanda de productos. Todas estas circunstancias aumentan la complejidad de los perfiles de exposición de los trabajadores. No obstante, existen también lugares de trabajo que han permane- cido relativamente invariables durante muchos años. En el análisis final, cada lugar de trabajo debe evaluarse considerando sus circunstancias particulares.
En última instancia, tendrá que resumirse la historia de las exposiciones de cada trabajador a lo largo de toda su vida laboral. Se ha demostrado que la manera de resumir dichas historias tiene una influencia considerable en las medidas finales del riesgo de exposición-efecto (Suárez-Almazor y cols 1992), razón por la cual debe seleccionarse con gran precaución la medida más adecuada para resumir la exposición

jueves, 6 de junio de 2013

Matrices de empleo-exposición (II)

Las matrices de empleo-exposición se han utilizado también con éxito en estudios de una empresa o un sector industrial específico (Gamble y Spirtas 1976). Las empresas suelen conservar en sus archivos de personal las historias laborales de cada trabajador (una lista cronológica de los departamentos o puestos de trabajo de cada trabajador a lo largo de toda su vida profesional), que permiten conocer la historia laboral completa de los trabajadores desde que trabajaban en ese lugar. Estos datos pueden ampliarse mediante encuestas personales de los partici- pantes en el estudio. El siguiente paso consiste en realizar un inventario de todas las descripciones de puestos de trabajo y designaciones de departamentos o áreas de trabajo durante el período del estudio. Esta lista puede llegar fácilmente a contener cientos o miles de entradas en las grandes fábricas con procesos múltiples o en distintas empresas dentro de un mismo sector de la industria, cuando incluye todos los puestos de trabajo relacio- nados con la producción, el mantenimiento, la investigación, la ingeniería, los servicios de apoyo y la administración que han existido a lo largo del tiempo (con frecuencia durante varias décadas), y si se consideran los cambios en los procesos indus- triales. La consolidación de los datos puede facilitarse mediante la creación de un archivo informatizado de todas las historias laborales y utilizando rutinas de edición para unificar la termi- nología de la descripción de los puestos de trabajo. Los puestos de trabajo que ocasionan exposiciones relativamente homogé- neas pueden combinarse para simplificar el proceso de vincular las exposiciones a puestos de trabajo concretos. Sin embargo, la agrupación de puestos de trabajo y lugares de trabajo debe respaldarse, siempre que sea posible, con datos de mediciones recogidos utilizando una estrategia de muestreo adecuada.

miércoles, 5 de junio de 2013

Matrices de empleo-exposición (I)

Uno de los enfoques más prácticos y utilizados para la evaluación de la exposición consiste en estimar indirectamente las exposi- ciones basándose en la descripción de los puestos de trabajo. Las matrices de empleo-exposición pueden ser muy útiles cuando se dispone de historias laborales completas y existe una constancia razonable tanto en las tareas como en las exposiciones asociadas a los puestos de trabajo investigados. A mayor escala, se han esta- blecido grupos estándar de sectores industriales y puestos de trabajo partiendo de los datos del censo recogidos de forma ruti- naria o de los datos profesionales recogidos en los certificados de defunción. Lamentablemente, la información que se mantiene en estos grandes sistemas de registro suele limitarse a la profesión
“actual” o “habitual”. Además, estos grupos estándar no tienen en cuenta las condiciones presentes en lugares de trabajo especí- ficos, razón por la cual tienen casi siempre que considerarse estimadores aproximados de la exposición.
Por lo que respecta a los estudios de casos y controles que se realizan fuera del lugar de trabajo utilizando los registros exis- tentes, puede conseguirse una evaluación detallada de la exposición recurriendo a la opinión de expertos para convertir los datos de las historias laborales obtenidos mediante encuestas personales en evaluaciones semicuantitativas de las exposiciones probables a agentes concretos (Siemiatycki y cols. 1986). Para la evaluación de la exposición, puede solicitarse la ayuda de expertos como químicos e higienistas industriales, por sus cono- cimientos y su familiaridad con los distintos procesos indus- triales. Combinando los datos detallados del cuestionario con los conocimientos sobre los procesos industriales, este enfoque ha permitido caracterizar diferencias de exposición en los lugares de trabajo.

martes, 4 de junio de 2013

EVALUACION DE LA EXPOSICION (IV)

Estas consideraciones incluyen el nivel de actividad física en el trabajo y el estado de salud previo de los trabajadores. La aten- ción a la evaluación de la exposición a agentes que persisten en el medio ambiente o que tienden a acumularse en el organismo
(p. ej., ciertos metales, radionúclidos o compuestos orgánicos estables) debe recibir una atención especial. Las concentraciones de estos materiales en el organismo pueden aumentar de manera perniciosa incluso con concentraciones ambientales aparentemente bajas.
Aunque la situación puede ser bastante compleja, con frecuencia no lo es. Muchas de las valiosas contribuciones a la identificación de peligros profesionales han sido realizadas por estudios en los que simplemente se ha utilizado el sentido común para evaluar la exposición. Las fuentes de información que pueden ser útiles para identificar y categorizar las exposiciones son:
1. Encuestas a los trabajadores.
2. Registros del personal y de la producción (registros del trabajo, descripción de los puestos de trabajo, historias de las instalaciones y de los procesos e inventarios químicos).
3. Opinión de los expertos.
4. Registros de higiene industrial (muestras de área, personal y superficies, vigilancia para asegurar el cumplimiento de las normas, informes detallados de encuestas y peligros para la salud).
5. Encuestas con trabajadores veteranos o jubilados.
6. Datos del control biológico.
La descripción más detallada posible de las exposiciones indi- viduales ofrece una serie de ventajas. Es evidente que la probabi- lidad de éxito de un estudio aumentará en la medida en que las exposiciones de interés se describan correctamente. En segundo lugar, la credibilidad de los resultados aumenta cuando se controla mejor la posibilidad de confusión. Por ejemplo, los controles y los casos expuestos difieren en su situación de exposi- ción, pero pueden diferir también en otros factores, medidos o no, que expliquen la enfermedad de interés. Sin embargo, cuando puede establecerse un gradiente de exposición en la población del estudio, es menos probable que persista el mismo grado de confusión en los subgrupos expuestos, reforzando así los resultados globales del estudio.

lunes, 3 de junio de 2013

EVALUACION DE LA EXPOSICION (III)

Por el contrario, la dosis se refiere al depósito o absorción de un agente por unidad de tiempo. La dosis o ingesta diaria de un agente puede estimarse combinando los datos de las mediciones ambientales con hipótesis tipificadas sobre otros factores, como la frecuencia respiratoria o la penetración dérmica. Otra alternativa consiste en estimar la dosis basándose en los datos del control biológico. Lo ideal es medir la dosis en el órgano diana de interés.
Los factores más importantes en la evaluación de la exposición son:

1. Identificación de los agentes relevantes.
2. Determinación de su presencia y de sus concentraciones en los medios ambientales oportunos (p. ej., atmósfera, superfi- cies de contacto).
3. Evaluación de las vías probables de entrada (inhalación, absorción por la piel, ingestión), la evolución de la exposición con el tiempo (variación diaria) y la duración acumulada de la exposición expresada en semanas, meses o años.
4. Evaluación de la eficacia de los controles técnicos y perso- nales (p. ej., uso de prendas de protección y respiradores que pueden reducir las exposiciones) y, por último.
5. Características personales y otras consideraciones que pueden modular las concentraciones en el órgano diana.

domingo, 2 de junio de 2013

A escala local (II)

Cualquiera que sea la forma organizativa utilizada, las funciones esenciales deben ser las siguientes (Glass 1982):
• un centro para la formación de personal de primeros auxilios entre los trabajadores de las pequeñas empresas circundantes;
• un centro para el tratamiento de daños de poca importancia y otros problemas de salud relacionados con el trabajo;
• un centro para la prestación de un servicio de control biológico básico, incluida la realización de exploraciones selectivas del oído, la función pulmonar, la vista, la presión sanguínea, etc.,
así como de los primeros síntomas de los efectos tóxicos provocados por la exposición a riesgos laborales
• un centro para la realización de investigaciones medioambientales básicas que se integren con el control biológico
• un centro que ofrezca educación en salud y seguridad, dirigido
o al menos coordinado por consultores en materia de seguridad que conozcan los lugares de trabajo a los que se va a prestar servicio
• un centro en el que puedan planificarse y ofrecerse programas de rehabilitación y coordinar éstos con la reincorporación al trabajo.

sábado, 1 de junio de 2013

A escala local (I)

Hay varios modelos organizativos de los servicios de salud y seguridad en el trabajo que han resultado eficaces y que, con las modificaciones pertinentes, pueden adaptarse a la mayoría de las situaciones locales. Son los siguientes:
• Puede crearse un centro de salud en el trabajo en las localidades que posean una elevada densidad de pequeños lugares de trabajo, con el fin de ofrecer tratamiento en caso de accidente u otras urgencias y desempeñar funciones educativas y de intervención. Estos centros suelen financiarse con fondos públicos, pero también puede recurrirse al reparto de costes entre varias pequeñas empresas locales, normalmente en función del número de trabajadores.

El servicio de salud en el trabajo de una gran compañía puede prestar dicho servicio a las pequeñas empresas próximas a ésta.

• Un servicio de salud en el trabajo situado en un hospital, que ya cubra el tratamiento de accidentes y otras urgencias, puede completar esta prestación con un servicio de asistencia de salud
a domicilio que se concentre en la educación y la intervención.
• Un médico general puede prestar servicios de tratamiento en una clínica y recurrir a personal de enfermería del trabajo para que realice labores de educación e intervención en el lugar de trabajo.
• Puede crearse un servicio especializado de salud en el trabajo, integrado por un equipo interdisciplinario compuesto por médicos del trabajo, médicos generales, personal de enfermería del trabajo, fisioterapeutas y especialistas en radiografía, pato- logía, etc.
• Con independencia del modelo empleado, el servicio debe conectarse con el lugar de trabajo a través del “trabajador sanitario de enlace”, un profesional de la salud capacitado y multicualificado en los aspectos clínicos y de higiene de este medio. (Véase la Figura 20.3).