miércoles, 14 de febrero de 2007

Prevención del cáncer profesional

Swerdlow (1990) enunció una serie de opciones para prevenir la exposición a las causas profesionales de cáncer. La más interesante es la que consiste en evitar el uso de cancerígenos humanos reconocidos en el lugar de trabajo. Esta opción rara vez se ha considerado en los países industrializados, puesto que la mayor parte de los cancerígenos profesionales se han identificado por estudios epidemiológicos de poblaciones ya sometidas a exposición en el trabajo. Sin embargo, al menos en teoría, los países en vías de desarrollo podrían aprender de esta experiencia e impedir la introducción de los productos químicos y de los procesos de producción de peligrosidad demostrada.
La mejor opción siguiente es la eliminación de los cancerígenos una vez establecida o sospechada la carcinogenicidad. Como ejemplos pueden mencionarse el cierre de las plantas productoras de los cancerígenos vesicales 2-naftilamina y bencidina en el Reino Unido (Anon 1965), la finalización de la fabricación de gas en el Reino Unido mediante la carbonización de la hulla, el cierre de las fábricas de gas mostaza japonesas y británicas una vez finalizada la segunda Guerra Mundial (Swerdlow 1990) y la eliminación progresiva del uso del benceno
en la industria del calzado en Estambul (Aksoy 1985).
Sin embargo, en muchos casos la eliminación total de un cancerígeno (sin el cierre de la industria) no es posible (porque no se dispone de productos alternativos) o resulta política o económicamente inaceptable. Por tanto, habrá que reducir los niveles de exposición modificando los procesos de producción y mediante prácticas de higiene industrial. Por ejemplo, las exposiciones a cancerígenos reconocidos como el amianto, el níquel, el arsénico, el benceno, los pesticidas y las radiaciones ionizantes se han reducido progresivamente en los países industrializados durante los últimos años (Pearce y Matos 1994).
Un enfoque afín consiste en reducir o eliminar las actividades que implican las exposiciones más intensas. Por ejemplo, tras la aprobación en 1840 de una ley en Inglaterra y Gales que prohibía la entrada de deshollinadores en las chimeneas, disminuyó el número de casos de cáncer escrotal (Waldron 1983). La exposición puede también reducirse al mínimo mediante el uso de equipos de protección personal, como mascarillas y ropas protectoras, o imponiendo medidas de higiene industrial más estrictas.
Por lo general, una estrategia global eficaz para el control y la prevención de la exposición a cancerígenos profesionales exige la combinación de varios enfoques. Un ejemplo eficaz es el de un registro finlandés destinado a aumentar la conciencia respecto a los cancerígenos, evaluar la exposición en puestos de trabajo concretos y estimular las medidas de prevención (Kerva y Partanen 1981). Contiene información tanto sobre los lugares de trabajo como sobre los trabajadores expuestos, y se exige a todas las empresas que mantengan y actualicen sus archivos y que faciliten información al registro. Parece que el sistema ha conseguido, al menos parcialmente, reducir las exposiciones a cancerígenos en el lugar de trabajo (Ahlo, Kauppinen y Sundquist 1988).

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